Efemérides: El 9 de enero de 1799 en Inglaterra se impuso el primer impuesto a la renta

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El 9 de enero de 1799 en Inglaterra el Primer Ministro William Pitt impuso el primer impuesto a la renta. Una idea que surge para recolectar fondos para la guerra contra Napoleón.

Hoy día es una de las principales fuentes de recaudación en muchos países del mundo. En general se acepta su necesidad para el buen funcionamiento de los servicios públicos aunque eso no signifique que sea objeto de discusión.

Un artículo del National Geographic cuenta que este impuesto en su origen fue una respuesta a un momento de emergencia.

A comienzos de 1798 el Reino Unido era la única potencia que seguía en guerra con la Francia revolucionaria y para afrontar los gastos que suponía el primer ministro William Pitt buscó la manera de captar más ingresos y cambiar el curso de la guerra.

Consciente de los recelos que despertaba en la sociedad, el plan tenía que ser fundido lo más posiblemente y de forma justa y equitativa.

A pesar de todo la apelación al patriotismo y a los riesgos que conllevaría la bancarrota, llegó la aprobación de ese impuesto conocido como triple agraven el 12 de enero de 1798.

Pero el tributo no surgió el efecto esperado y solo recaudó dos de los cuatro millones de libras previstos que compensando con las contribuciones voluntaria para la guerra, ese fracaso llevó al primer Ministro a abandonar su idea inicial.

En medio del descontento popular, Pitt buscó alternativas fiscales más acorde con la capacidad económica de los contribuyentes y decidió grabar todos los ingresos sin importar su procedencia.

Como resultado entonces, ese 9 de enero de 1799 el Parlament Británico aprobó el primer impuesto a la renta de la época moderna. Consistía en una tasa progresiva que dejando exenta a las rentas inferiores a 69 libras, ascendía hasta alcanzar el 10% sobre las rentas de más de 200 libras.

Ese impuesto solo estuvo vigente hasta la firma del tratado de Amiens que puso fin a la guerra con Francia en 1802.

Años después siguieron las hostilidades y el sucesor de Pitt, Henry Addington requirió de nuevo ese impuesto.

Poco a poco el sistema impositivo inglés comenzó a estudiarse en todo Europa y se extendió entre las principales potencias del mundo a pesar de las críticas.

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El 9 de enero de 1799 en Inglaterra el Primer Ministro William Pitt impuso el primer impuesto a la renta. Una idea que surge para recolectar fondos para la guerra contra Napoleón.

Hoy día es una de las principales fuentes de recaudación en muchos países del mundo. En general se acepta su necesidad para el buen funcionamiento de los servicios públicos aunque eso no signifique que sea objeto de discusión.

Un artículo del National Geographic cuenta que este impuesto en su origen fue una respuesta a un momento de emergencia.

A comienzos de 1798 el Reino Unido era la única potencia que seguía en guerra con la Francia revolucionaria y para afrontar los gastos que suponía el primer ministro William Pitt buscó la manera de captar más ingresos y cambiar el curso de la guerra.

Consciente de los recelos que despertaba en la sociedad, el plan tenía que ser fundido lo más posiblemente y de forma justa y equitativa.

A pesar de todo la apelación al patriotismo y a los riesgos que conllevaría la bancarrota, llegó la aprobación de ese impuesto conocido como triple agraven el 12 de enero de 1798.

Pero el tributo no surgió el efecto esperado y solo recaudó dos de los cuatro millones de libras previstos que compensando con las contribuciones voluntaria para la guerra, ese fracaso llevó al primer Ministro a abandonar su idea inicial.

En medio del descontento popular, Pitt buscó alternativas fiscales más acorde con la capacidad económica de los contribuyentes y decidió grabar todos los ingresos sin importar su procedencia.

Como resultado entonces, ese 9 de enero de 1799 el Parlament Británico aprobó el primer impuesto a la renta de la época moderna. Consistía en una tasa progresiva que dejando exenta a las rentas inferiores a 69 libras, ascendía hasta alcanzar el 10% sobre las rentas de más de 200 libras.

Ese impuesto solo estuvo vigente hasta la firma del tratado de Amiens que puso fin a la guerra con Francia en 1802.

Años después siguieron las hostilidades y el sucesor de Pitt, Henry Addington requirió de nuevo ese impuesto.

Poco a poco el sistema impositivo inglés comenzó a estudiarse en todo Europa y se extendió entre las principales potencias del mundo a pesar de las críticas.