Arelis Uribe, "Las Heridas": "Estuve un año sacándome la pena en mi escritorio"

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“La literatura está llena de duelos”, dice Arelis Uribe. Y su novela “Las Heridas” (Emecé) lo reafirma.
En conversación con Ana Josefa Silva y Marco Antonio de la Parra en “Del Fin del Mundo”, de TV BioBio, la también autora de “Quiltros” confiesa que “estuve un año sacándome la pena en mi escritorio”.
Arelis habla de lo que fue la muerte de su padre y cómo empezó a darle unidad a unas 4 o 5 crónicas autobiográficas para darle forma a este libro.
Lo que resultó de ello es esta historia en torno a lo que fue ese duelo y también el proceso de desmitificar a su padre. Hay en este relato “un paralelo entre disfuncionalidad familiar y social”.
“Escribo de manera bastante obsesiva. Tengo una pasión bien salvaje por leer, tomar talleres literarios, escribir escribir como si fuera a morir mañana”, confiesa.
“Cuando tenía 18 años empecé a escribir en El Mercurio (en la Zona de Contacto). Fue como una rama tutora. Mi obsesión: ‘quiero vivir de escribir’ “.
Estudió en la Usach y se pasaba tardes enteras en la biblioteca de Santiago.
De sus inspiraciones nombra a Daniela Catrileo, Manuel Rojas, entre varios otros. Porque ella distingue a tres grandes grupos de lectura. “La no ficción me fascina: Svetlana Aleksiévich, Leila Guerreiro, García Márquez”. La ficción, otra gran vertiente, entre la que menciona a Alejandro Zambra, Bolaño. Y la poesía: Gabriela Mistral, Raúl Zurita, Pedro Lemebel, “y cuando se hace canción, Violeta Parra”.

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“La literatura está llena de duelos”, dice Arelis Uribe. Y su novela “Las Heridas” (Emecé) lo reafirma.
En conversación con Ana Josefa Silva y Marco Antonio de la Parra en “Del Fin del Mundo”, de TV BioBio, la también autora de “Quiltros” confiesa que “estuve un año sacándome la pena en mi escritorio”.
Arelis habla de lo que fue la muerte de su padre y cómo empezó a darle unidad a unas 4 o 5 crónicas autobiográficas para darle forma a este libro.
Lo que resultó de ello es esta historia en torno a lo que fue ese duelo y también el proceso de desmitificar a su padre. Hay en este relato “un paralelo entre disfuncionalidad familiar y social”.
“Escribo de manera bastante obsesiva. Tengo una pasión bien salvaje por leer, tomar talleres literarios, escribir escribir como si fuera a morir mañana”, confiesa.
“Cuando tenía 18 años empecé a escribir en El Mercurio (en la Zona de Contacto). Fue como una rama tutora. Mi obsesión: ‘quiero vivir de escribir’ “.
Estudió en la Usach y se pasaba tardes enteras en la biblioteca de Santiago.
De sus inspiraciones nombra a Daniela Catrileo, Manuel Rojas, entre varios otros. Porque ella distingue a tres grandes grupos de lectura. “La no ficción me fascina: Svetlana Aleksiévich, Leila Guerreiro, García Márquez”. La ficción, otra gran vertiente, entre la que menciona a Alejandro Zambra, Bolaño. Y la poesía: Gabriela Mistral, Raúl Zurita, Pedro Lemebel, “y cuando se hace canción, Violeta Parra”.