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Buena parte de la conversación este miércoles, ha estado girando entorno a la decisión del presidente Gabriel Boric, de proponer a Michelle Bachelet para liderar la Secretaría General de las Naciones Unidas.

Si bien ella podría conscitar algunos apoyos, por ser mujer y de un país latinoamericano, no es simple y supone gasto, además de un esfuerzo diplomático gigantesco.

Pero las dudas están en que lanzar el nombre así, en descampado, al vacío y sin una preparación previa, podría resultar más perjudicial que favorable para las pretensiones de Bachelet.

Si bien la ministra Camila Vallejo respondió que las políticas de Estado en materia internacional le corresponden al Presidente, pero el tema es que el mandatario en unos meses más se va a ir y llegará otro.

Los flancos de la candidatura de Bachelet

Puede ser el flanco mayor de la candidatura de Bachelet, que es no haber generado un consenso previo en Chile, conversando con las fuerzas políticas, de manera interna. Porque o si no el próximo Presidente tambien podría decir mi política de Estado y se cuadran atrás mío, es que ahora no, lo que sería un bochorno.

Para este tipo de candidaturas lo primero que se hace es un barrido para cuantificar los apoyos, primero en el continente y luego en otras partes del planeta. La idea es saber si hay un piso de apoyo establecido para de esta manera poder negociar con la oposición.

Bachelet tiene currículum internacional y ha generado redes de apoyo, además de lo positivo que es para países pequeños liderar organismos internaciones, a pesar de que la ONU está de capa caída en varias materias, como Derechos Humanos y conflictos en varios países.

La crítica al Presidente parece tener que ver con que se enfocó más en sacar un titular que un lanzamiento real de una campaña que incluye gestión política con los mandatarios más cercanos de la región para promover la iniciativa.

Sea como sea, mover el aparataje de la diplomacia chilena, es un trabajo de largo aliento y que requiere de un consenso básico que al parecer no está.

Finalmente, un elemento a destacar de toda esta situación, es la evidente deuda de gratitud que parece tener el Presidente Boric con Michelle Bachelet.