El último grito del parlamentarismo: Emiliano Figueroa Larraín (1925)

07 agosto 2025 | 21:00

El 24 de octubre de 1925 se desarrollaron las primeras elecciones presidenciales bajo la Carta Fundamental aprobada ese año. En la ocasión, el candidato obvio era Carlos Ibáñez del Campo, el uniformado que había liderado a la juventud militar y se había levantado como un caudillo relevante en los años siguientes. Sin embargo, pidió a los partidos políticos llegar a un candidato único para deponer su eventual postulación: el hombre elegido fue Emiliano Figueroa Larraín. No obstante, pronto surgió la candidatura alternativa de José Santos Salas, aunque a la larga se impuso Figueroa por más del 70% de los votos. El resultado de estos comicios, la elección de Figueroa y el ambiente que reinó en el proceso, fueron recibidos con satisfacción por los grupos organizados y por la ciudadanía. Así comenzó un gobierno llamado a hacer historia y a poner en marcha el nuevo régimen, pero su trayectoria sería en realidad más tortuosa y el propio Presidente de la República abandonaría el poder apenas un año y medio después de asumir la primera magistratura. En la práctica, el gobierno de Figueroa debía realizarse sobre las bases del sistema presidencial, pero en realidad se convirtió en el último grito del parlamentarismo, con gran relevancia de los partidos, muchos de los cuales solo esperaban dejar atrás la experiencia de la intervención militar, que había comenzado en septiembre de 1925. Esa disociación entre la personalidad de Figueroa y las necesidades del tiempo histórico, sin duda marcaron la evolución del gobierno, que terminó de forma prematura en 1927.