Hace tres semanas todo alegría en Napoli. El conjunto dirigido por Maurizio Sarri se dio el lujo de ganar a la Juventus en su estadio con gol en el último minuto y sin permitir que le llegaran al arco, pero todo cambió en los dos partidos siguientes.

Fuegos artificiales en la ciudad y alocadas celebraciones en los hinchas por una razón: los napolitanos habían quedado a un punto de la ‘Vecchia Signora’ cuando restaban cuatro fechas del final de la Serie A 2017-18.

El sueño de volver a gritar campeón estaba cerca (la última vez que dieron la vuelta olímpica fue en la temporada 1989-90). Fin de semana siguiente y la ‘Juve’ caía en el clásico ante Inter de Milán por 2-1. El guion de la película era perfecta para los sureños. Sin embargo, en los últimos minutos, los de Massimiliano Allegri lo dieron vuelta y se llevaron el match por 3-2.

Al día siguiente el Napoli, irreconocible, perdió ante Fiorentina con tres goles de Giovanni Simeone. El título se estaba alejando. El ánimo decayó y se notó este domingo con el empate 2-2 ante Torino.

Dos veces adelante en el encuentro y no lo aprovechó. Ni siquiera le sirvió el grosero error de Nicolás Burdisso quien se le escapó la pelota dentro del área en lo que fue el gol de Dries Mertens para la apertura de la cuenta (25′).

Daniele Baselli empató a los 55′ y Marek Hamsik puso nuevamente en ventaja a los de Sarri (71′), pero Lorenzo De Silvestri decretó cifras definitivas a siete minutos para el final.

La paridad del Napoli dejó prácticamente servido el séptimo título consecutivo de la Juventus en la Serie A, ya que a dos fechas del término del torneo quedó con una ventaja de seis puntos, a merced también de su triunfo de ayer por 3-1 sobre Bologna.

Una igualdad frente a la Roma en la próxima fecha le bastaría a Juventus para coronarse nuevamente como campeón del fútbol italiano.

Quién diría que dos de los enemigos de la Juventus, Fiorentina y Torino, les terminarían por dar una mano a los bianconeri.