Soprano alemana Marlis Petersen sobresale como “Lulú” en última versión de ópera de Berg

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La versión de la ópera “Lulú” de Alban Berg, que llegó al Teatro Nescafé de las Artes vía satélite desde el Metropolitan de Nueva York, tuvo en la interpretación a la soprano alemana lírico-ligera de coloratura Marlis Petersen, ya de 48 años de edad, quien tras debutar en el personaje en el año 2002 se ha convertido en la gran “Lulú” de esta época, incluso, tras haber protagonizado una decena de versiones de la ópera.

“Lulú” es una ópera en un prólogo, dos actos y un epílogo compuesta por Alban Berg. El libreto, del propio compositor, está basado en las tragedias Erdgeist y Die Büchse der Pandora (“Espíritu de la Tierra” y “La caja de Pandora”), de Frank Wedekind.

Alban Maria Johannes Berg (1885-1935), fue un autor austríaco, alumno de Arnold Schoenberg, que perteneció a la Segunda Escuela de Viena. Aparte de “Lulú”, Berg compuso otra conocida ópera, “Wozzeck”, que el año 2000 se presentó en el Teatro Municipal de Santiago, en una versión del desaparecido régisseur y escenógrafo argentino Roberto Oswald. El músico incursionó en la atonalidad y luego en el dodecafonismo, componiendo obras vinculadas a la estética expresionista, pero su música tiene además una sonoridad que siempre evoca la tonalidad, evocando siempre al romanticismo y con una inclinación marcadamente dramática.

Hoy “Lulu” (1935) ya no es simplemente una ópera escandalosa o polémica sino uno de los títulos dramáticamente más intensos del repertorio que mejor refleja la complejidad de nuestra sociedad. Un viaje de amor salvaje , obsesión y muerte.

El director musical alemán Lothar Koenigs, actual titular de la Orquesta de la Ópera Nacional de Gales, ha sido el invitado principal a la conducción de la nueva producción del Met del aclamado artista y “regisseur” sudafricano William Kentridge (‘La Nariz’), que aplica su particular visión a la ópera de Berg, con libreto del compositor basado en el de Frank Wedekind. Esta es una nueva producción del Teatro Real en coproducción con el Royal Opera House, Covent Garden, de Londres.

Mucho más que en Wozzeck (1922), Berg utiliza aquí la composición operística atonal y dodecafónica con fines dramáticos y expresivos, convirtiendo la habitual articulación en números musicales de una ópera en un impresionante universo de divisiones formales a gran escala, que aportan gran cohesión musical al drama; entre ellos, la forma sonata del primer acto, el rondó del segundo o el tema con variaciones del tercero. El libreto fue realizado por el compositor a partir de dos tragedias de Frank Wedekind, “Erdgeist” (“Espíritu de la Tierra”) y “Die Büchse der Pandora” (“La caja de Pandora”), aunque la composición de la ópera quedó incompleta a su muerte; el tercer acto no sería completado hasta 1979 por Friedrich Cerha, tras el fallecimiento de la viuda del compositor, que había prohibido su finalización.

La trama de la ópera se centra en el ascenso y la caída de la joven Lulú, una fascinante y controvertida “femme fatale”, que desempeña los papeles de esposa infiel, amante caprichosa, objeto de deseo, artista de cabaret, asesina, fugitiva y prostituta. La estructura dramática es claramente simétrica ya que los tres esposos a los que destruye o asesina en su ascenso encuentran reflejo inverso en los tres clientes que tiene como prostituta en su declive; el asesinato del Dr. Schön, su verdadero amor, funciona como elemento bisagra de una historia que culmina con el brutal homicidio de la protagonista a manos de Jack el Destripador.

Diversos análisis que se han hecho a esta ópera: Partamos de la base, eso sí, de la genial interpretación de todos los actores cantantes, técnicos y directores y reconozcamos que “Lulú” tiene un múltiple interés y se le pueden realizar varias lecturas: una musical, desde luego; otra moral, que da para una reflexión ética, y un estudio comparativo con lo que socialmente revela de la época y lo que persiste en nuestros días, especialmente en estos aciagos años de violencia extrema; una lectura más intensa de los estudiosos y teóricos de la Psique, sean estos psicoanalistas, psicólogos o psiquiatras; también los filósofos encontrarán en ella elementos para la dialéctica del sujeto, representado por cada uno de los personajes.

En lo individual, aparte de Marlis Petersen, debemos destacar también la elogiada y aplaudida participación de Susan Graham, de Daniel Brenna y de Johan Reuter. A “Lulú” se le considera en el comentario argumental, como una mujer objeto del deseo de cuantos se cruzan en su vida, una vida que transcurre en un itinerario tal, que se caracteriza por la imposibilidad de dominarla. Desde el comienzo de la ópera se la presenta como una serpiente-mujer y las sucesivas intervenciones de hombres y mujeres que pretenden ¨domarla¨, terminan en el fracaso cuando no en la muerte.

Conocedores del tema estiman que “la fatalidad toca también a “Lulú” en cada momento pues es sucesivamente artista, prostituta, esposa o delincuente, sobre un sino que constituye precisamente la esencia de la tragedia representado por el deseo imposible de ser una mujer que pueda disfrutar de la vida como una esposa acomodada. Rasgo característico es la división de su ¨espíritu¨, y rasgo que comparten los otros personajes; tienen dos caras, son ambivalentes”.

“Frente a tales personalidades contradictorias, mezquinas, perversas, inmorales y también buenas otras, se halla de un modo encubierto el carácter de una sola pieza de Jack el Destripador, que termina con la vida de “Lulú”. “Jack se afirma, dejó el misterio de su identidad y de su fin, pero se estima que se puede señalar, que era de una pieza: un asesino serial, seguramente un psicótico que tenía entre sus determinantes la cuestión de la muerte, la dimensiónde la problemática de la imagen materna.

Director: Lothar Koenigs

Intérpretes:

Marlis Petersen, soprano lírica de coloratura de nacionalidad alemana, como Lulú.
Susan Graham, mezzosoprano lírica estadounidense, la Condesa Geshwitz.;
Daniel Brenna, tenor estadounidense especialista en Wagner, en el rol de Alwa.
Johan Reuter, barítono danés, experto wagneriano, con la doble interpretación de Dr. Schon y Jack el Destripador..
Duración aproximada: 4 horas 30 minutos.

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La versión de la ópera “Lulú” de Alban Berg, que llegó al Teatro Nescafé de las Artes vía satélite desde el Metropolitan de Nueva York, tuvo en la interpretación a la soprano alemana lírico-ligera de coloratura Marlis Petersen, ya de 48 años de edad, quien tras debutar en el personaje en el año 2002 se ha convertido en la gran “Lulú” de esta época, incluso, tras haber protagonizado una decena de versiones de la ópera.

“Lulú” es una ópera en un prólogo, dos actos y un epílogo compuesta por Alban Berg. El libreto, del propio compositor, está basado en las tragedias Erdgeist y Die Büchse der Pandora (“Espíritu de la Tierra” y “La caja de Pandora”), de Frank Wedekind.

Alban Maria Johannes Berg (1885-1935), fue un autor austríaco, alumno de Arnold Schoenberg, que perteneció a la Segunda Escuela de Viena. Aparte de “Lulú”, Berg compuso otra conocida ópera, “Wozzeck”, que el año 2000 se presentó en el Teatro Municipal de Santiago, en una versión del desaparecido régisseur y escenógrafo argentino Roberto Oswald. El músico incursionó en la atonalidad y luego en el dodecafonismo, componiendo obras vinculadas a la estética expresionista, pero su música tiene además una sonoridad que siempre evoca la tonalidad, evocando siempre al romanticismo y con una inclinación marcadamente dramática.

Hoy “Lulu” (1935) ya no es simplemente una ópera escandalosa o polémica sino uno de los títulos dramáticamente más intensos del repertorio que mejor refleja la complejidad de nuestra sociedad. Un viaje de amor salvaje , obsesión y muerte.

El director musical alemán Lothar Koenigs, actual titular de la Orquesta de la Ópera Nacional de Gales, ha sido el invitado principal a la conducción de la nueva producción del Met del aclamado artista y “regisseur” sudafricano William Kentridge (‘La Nariz’), que aplica su particular visión a la ópera de Berg, con libreto del compositor basado en el de Frank Wedekind. Esta es una nueva producción del Teatro Real en coproducción con el Royal Opera House, Covent Garden, de Londres.

Mucho más que en Wozzeck (1922), Berg utiliza aquí la composición operística atonal y dodecafónica con fines dramáticos y expresivos, convirtiendo la habitual articulación en números musicales de una ópera en un impresionante universo de divisiones formales a gran escala, que aportan gran cohesión musical al drama; entre ellos, la forma sonata del primer acto, el rondó del segundo o el tema con variaciones del tercero. El libreto fue realizado por el compositor a partir de dos tragedias de Frank Wedekind, “Erdgeist” (“Espíritu de la Tierra”) y “Die Büchse der Pandora” (“La caja de Pandora”), aunque la composición de la ópera quedó incompleta a su muerte; el tercer acto no sería completado hasta 1979 por Friedrich Cerha, tras el fallecimiento de la viuda del compositor, que había prohibido su finalización.

La trama de la ópera se centra en el ascenso y la caída de la joven Lulú, una fascinante y controvertida “femme fatale”, que desempeña los papeles de esposa infiel, amante caprichosa, objeto de deseo, artista de cabaret, asesina, fugitiva y prostituta. La estructura dramática es claramente simétrica ya que los tres esposos a los que destruye o asesina en su ascenso encuentran reflejo inverso en los tres clientes que tiene como prostituta en su declive; el asesinato del Dr. Schön, su verdadero amor, funciona como elemento bisagra de una historia que culmina con el brutal homicidio de la protagonista a manos de Jack el Destripador.

Diversos análisis que se han hecho a esta ópera: Partamos de la base, eso sí, de la genial interpretación de todos los actores cantantes, técnicos y directores y reconozcamos que “Lulú” tiene un múltiple interés y se le pueden realizar varias lecturas: una musical, desde luego; otra moral, que da para una reflexión ética, y un estudio comparativo con lo que socialmente revela de la época y lo que persiste en nuestros días, especialmente en estos aciagos años de violencia extrema; una lectura más intensa de los estudiosos y teóricos de la Psique, sean estos psicoanalistas, psicólogos o psiquiatras; también los filósofos encontrarán en ella elementos para la dialéctica del sujeto, representado por cada uno de los personajes.

En lo individual, aparte de Marlis Petersen, debemos destacar también la elogiada y aplaudida participación de Susan Graham, de Daniel Brenna y de Johan Reuter. A “Lulú” se le considera en el comentario argumental, como una mujer objeto del deseo de cuantos se cruzan en su vida, una vida que transcurre en un itinerario tal, que se caracteriza por la imposibilidad de dominarla. Desde el comienzo de la ópera se la presenta como una serpiente-mujer y las sucesivas intervenciones de hombres y mujeres que pretenden ¨domarla¨, terminan en el fracaso cuando no en la muerte.

Conocedores del tema estiman que “la fatalidad toca también a “Lulú” en cada momento pues es sucesivamente artista, prostituta, esposa o delincuente, sobre un sino que constituye precisamente la esencia de la tragedia representado por el deseo imposible de ser una mujer que pueda disfrutar de la vida como una esposa acomodada. Rasgo característico es la división de su ¨espíritu¨, y rasgo que comparten los otros personajes; tienen dos caras, son ambivalentes”.

“Frente a tales personalidades contradictorias, mezquinas, perversas, inmorales y también buenas otras, se halla de un modo encubierto el carácter de una sola pieza de Jack el Destripador, que termina con la vida de “Lulú”. “Jack se afirma, dejó el misterio de su identidad y de su fin, pero se estima que se puede señalar, que era de una pieza: un asesino serial, seguramente un psicótico que tenía entre sus determinantes la cuestión de la muerte, la dimensiónde la problemática de la imagen materna.

Director: Lothar Koenigs

Intérpretes:

Marlis Petersen, soprano lírica de coloratura de nacionalidad alemana, como Lulú.
Susan Graham, mezzosoprano lírica estadounidense, la Condesa Geshwitz.;
Daniel Brenna, tenor estadounidense especialista en Wagner, en el rol de Alwa.
Johan Reuter, barítono danés, experto wagneriano, con la doble interpretación de Dr. Schon y Jack el Destripador..
Duración aproximada: 4 horas 30 minutos.