La batalla de la Primera Guerra Mundial que se libró en las costas del Bío Bío

Armada alemana dejando Valparaíso | U.S. Naval Historical Center
Armada alemana dejando Valparaíso | U.S. Naval Historical Center
visitas

Hace pocos días el mundo recordó una vez más el inicio del conflicto que cambió el rumbo del siglo XX: la Primera Guerra Mundial, llamada en aquel entonces –cuando los optimistas aventuraban que sería este enfrentamiento el que acabaría con los roces en Europa- la Gran Guerra.

100 años ya han transcurrido desde que el disuelto Imperio Austro-Húngaro notificó a Serbia del inicio de las hostilidades, motivado por la crisis diplomática que ocasionó el asesinato del heredero al trono imperial, el archiduque Francisco Fernando, a manos del independentista bosnio Gavrilo Princip, en lo que trascendió a los libros como el Atentado de Sarajevo.

Lo demás es historia conocida. De 1914 a 1918 las potencia europeas libraron una guerra sangrienta como ninguna hasta entonces, que alcanzó ribetes de globalidad con la apertura del frente en el Océano Pacífico, la participación de las colonias y el ingreso de los Estados Unidos en apoyo a los aliados (Reino Unido, Francia, Rusia, entre otros).

Hasta ahí, con algunas apariciones de por medio, como la de EEUU, se repiten los nombres. Las mismas potencias que históricamente han disputado la primacía económica y militar se enfrentaban, aunque en un nuevo tipo de guerra, reeditando los conflictos de antaño.

Chile, al igual que buena parte del tercer mundo (concepto no utilizado por esos años), observaba sumergido en la neutralidad, la cual no obstante tuvo que poner a prueba cuando fue requerido como escenario de una recordada contienda marítima que confrontó a dos gigantes de los mares en las aguas del modesto puerto de Coronel: el Imperio Alemán y el Imperio Británico.

La Batalla de Coronel

Las costas del Bío Bío fueron el espacio seleccionado para el choque del 1 de noviembre de 1914. Ambos imperios se cruzaron a sabiendas de que el conflicto era de alta probabilidad y que las fuerzas de cada uno eran suficientes como para destrozar, o mejor dicho hundir, al adversario.

Los alemanes mantenían en el Pacífico la Escuadra del Lejano Oriente, que con cautela circundaba las costas asiáticas y americanas luego de ingresar Japón como beligerante en el bando aliado. Reino Unido en tanto, concentrado en su tarea de bloquear cualquier movimiento germano, volcó su mirada hacia este punto del mundo luego de realizar con éxito faenas de cerco en el Mar del Norte y el Mediterráneo.

Cavilando una estrategia, el mando británico estimó que si las naves del Imperio Alemán deseasen ingresar a aguas Atlánticas no lo harían navegando por el Océano Índico, debido a lo tedioso del tramo, sino que cruzarían por el Cabo de Hornos, en el sur de Chile. En base a dicha presunción, comenzaron las tareas de recopilación de antecedentes para llevar a cabo un osado cometido: interceptar los buques germanos antes de que se acercaran al azaroso paso marítimo.

1 de noviembre

Cradock y Von Spee | Revista Marina

Cradock y Von Spee | Revista Marina

Apresurado por la noticia de que la flota alemana estaba bien equipada y podía aproximarse a las Islas Falkland (Malvinas), el contraalmirante Christopher George ‘Kit’ Cradock emprendió la misión zarpando desde el fundamental puesto de ultramar. Al frente estaría el vicealmirante Maximilian Graf Von Spee, quien dirigía la escuadra imperial germana en el Lejano Oriente y se disponía a cambiar de océano rodeando el vértice austral, para lo cual debía pasar antes por Valparaíso.

En su trayecto, y ya informado de que el Imperio Británico intentaría obstaculizarlo, Von Spee dirigió sus naves hacia la altura del Golfo de Arauco, donde se posicionaba la escuadra de Cradock. Era el atardecer del 1 de noviembre de 1914 y se daba inicio a la Batalla de Coronel.

Tras varias horas de movimiento y fuego cruzado, quedó al descubierto la superioridad de los buques alemanes, los que direccionados con la habilidad de Von Spee y encabezados por los buques insignias Scharnhorst y Gneisenau, acabaron con los anticuados acorazados ingleses.

Las unidades alemanas alentadas por su impresionante victoria, emprendieron rumbo hacia Valparaíso a reparar las averías y luego a la base naval inglesa de las Falkland, pero los británicos, que estaban estupefactos por la derrota, ya habían tomado las medidas necesarias para remediar los hechos del 1 de noviembre”, narra una investigación especial de la Revista Marina de la Armada, que cierra el capítulo de Coronel y abre el de las Malvinas, segunda parte del choque.

Porque precisamente allí, en las costas del controvertido archipiélago, una nueva batalla entre ambas potencias tendría lugar, y la venganza del Imperio Británico contra Von Spee terminaría por marcar la campaña marítima de la Primera Guerra Mundial en el Hemisferio Sur, escribiendo así de paso un nuevo episodio dorado en la exitosa historia naval inglesa, que, aunque pocos, tiene puntos negros, y uno de ellos lleva por nombre Coronel.

    visitas

Hace pocos días el mundo recordó una vez más el inicio del conflicto que cambió el rumbo del siglo XX: la Primera Guerra Mundial, llamada en aquel entonces –cuando los optimistas aventuraban que sería este enfrentamiento el que acabaría con los roces en Europa- la Gran Guerra.

100 años ya han transcurrido desde que el disuelto Imperio Austro-Húngaro notificó a Serbia del inicio de las hostilidades, motivado por la crisis diplomática que ocasionó el asesinato del heredero al trono imperial, el archiduque Francisco Fernando, a manos del independentista bosnio Gavrilo Princip, en lo que trascendió a los libros como el Atentado de Sarajevo.

Lo demás es historia conocida. De 1914 a 1918 las potencia europeas libraron una guerra sangrienta como ninguna hasta entonces, que alcanzó ribetes de globalidad con la apertura del frente en el Océano Pacífico, la participación de las colonias y el ingreso de los Estados Unidos en apoyo a los aliados (Reino Unido, Francia, Rusia, entre otros).

Hasta ahí, con algunas apariciones de por medio, como la de EEUU, se repiten los nombres. Las mismas potencias que históricamente han disputado la primacía económica y militar se enfrentaban, aunque en un nuevo tipo de guerra, reeditando los conflictos de antaño.

Chile, al igual que buena parte del tercer mundo (concepto no utilizado por esos años), observaba sumergido en la neutralidad, la cual no obstante tuvo que poner a prueba cuando fue requerido como escenario de una recordada contienda marítima que confrontó a dos gigantes de los mares en las aguas del modesto puerto de Coronel: el Imperio Alemán y el Imperio Británico.

La Batalla de Coronel

Las costas del Bío Bío fueron el espacio seleccionado para el choque del 1 de noviembre de 1914. Ambos imperios se cruzaron a sabiendas de que el conflicto era de alta probabilidad y que las fuerzas de cada uno eran suficientes como para destrozar, o mejor dicho hundir, al adversario.

Los alemanes mantenían en el Pacífico la Escuadra del Lejano Oriente, que con cautela circundaba las costas asiáticas y americanas luego de ingresar Japón como beligerante en el bando aliado. Reino Unido en tanto, concentrado en su tarea de bloquear cualquier movimiento germano, volcó su mirada hacia este punto del mundo luego de realizar con éxito faenas de cerco en el Mar del Norte y el Mediterráneo.

Cavilando una estrategia, el mando británico estimó que si las naves del Imperio Alemán deseasen ingresar a aguas Atlánticas no lo harían navegando por el Océano Índico, debido a lo tedioso del tramo, sino que cruzarían por el Cabo de Hornos, en el sur de Chile. En base a dicha presunción, comenzaron las tareas de recopilación de antecedentes para llevar a cabo un osado cometido: interceptar los buques germanos antes de que se acercaran al azaroso paso marítimo.

1 de noviembre

Cradock y Von Spee | Revista Marina

Cradock y Von Spee | Revista Marina

Apresurado por la noticia de que la flota alemana estaba bien equipada y podía aproximarse a las Islas Falkland (Malvinas), el contraalmirante Christopher George ‘Kit’ Cradock emprendió la misión zarpando desde el fundamental puesto de ultramar. Al frente estaría el vicealmirante Maximilian Graf Von Spee, quien dirigía la escuadra imperial germana en el Lejano Oriente y se disponía a cambiar de océano rodeando el vértice austral, para lo cual debía pasar antes por Valparaíso.

En su trayecto, y ya informado de que el Imperio Británico intentaría obstaculizarlo, Von Spee dirigió sus naves hacia la altura del Golfo de Arauco, donde se posicionaba la escuadra de Cradock. Era el atardecer del 1 de noviembre de 1914 y se daba inicio a la Batalla de Coronel.

Tras varias horas de movimiento y fuego cruzado, quedó al descubierto la superioridad de los buques alemanes, los que direccionados con la habilidad de Von Spee y encabezados por los buques insignias Scharnhorst y Gneisenau, acabaron con los anticuados acorazados ingleses.

Las unidades alemanas alentadas por su impresionante victoria, emprendieron rumbo hacia Valparaíso a reparar las averías y luego a la base naval inglesa de las Falkland, pero los británicos, que estaban estupefactos por la derrota, ya habían tomado las medidas necesarias para remediar los hechos del 1 de noviembre”, narra una investigación especial de la Revista Marina de la Armada, que cierra el capítulo de Coronel y abre el de las Malvinas, segunda parte del choque.

Porque precisamente allí, en las costas del controvertido archipiélago, una nueva batalla entre ambas potencias tendría lugar, y la venganza del Imperio Británico contra Von Spee terminaría por marcar la campaña marítima de la Primera Guerra Mundial en el Hemisferio Sur, escribiendo así de paso un nuevo episodio dorado en la exitosa historia naval inglesa, que, aunque pocos, tiene puntos negros, y uno de ellos lleva por nombre Coronel.