A Jazz Turner, a sus 27 años, los médicos le dieron un duro diagnóstico: le quedaban de 2 a 10 años de vida. La joven inglesa padece el síndrome de Ehlers-Danlos (SED), una enfermedad que provoca que sus articulaciones sean laxas.
De esta manera, este trastorno hereditario puede provocar una ruptura de órganos internos que puede ser fatal. Una cuestión que no le ha impedido a Jazz desarrollar su mayor pasión: la vela.
Este deporte náutico transformó la manera de percibir su vida, pues Jazz, lejos de sentir que tiene una sentencia de muerte, sueña con continuar su travesía por el mar.
A continuación puedes leer su historia.
La pasión de Jazz Turner
Jazz Turner, ha tenido que lidiar con varias dificultades desde pequeña. Según cuenta en su blog que ocupa como una bitácora de su vida, creció en un hogar donde experimentó abusos hasta que, al cumplir 18 años, decidió alejarse de la violencia.
Mientras buscaba un nuevo lugar, la muchacha tuvo que dormir al aire libre, hasta que pudo ser recibida en un hogar de acogida.
Así pues, con el ánimo renovado, Turner inició un nuevo capítulo en su vida. Aunque pronto el diagnóstico del síndrome de Ehlers-Danlos se interpuso entre ella y su felicidad. “Aunque nací con mi condición, crecí prácticamente sin discapacidades, incluso me formé como bailarina de ballet profesional, solo con algunas peculiaridades que consideraba normales”, expresó.
“Mi cuerpo prácticamente colapsó, desencadenado por la llegada de la pubertad. Resultó que había sufrido múltiples dislocaciones y que llevaba años caminando con los tobillos rotos. Tenía fragmentos de hueso encajados en los tobillos, lo que hacía que se desplomaran y no pudieran soportar mi peso corporal”, afirmó Jazz en su blog, sobre ese período de su vida.
Ya con el diagnóstico claro, Jazz intentó llevar su rutina con normalidad, hasta que un día, mientras vacacionaba en el condado de Cornualles, participó de un viaje en barco. Esta travesía le dio un nuevo motivo para salir adelante.
“Obviamente, no quiero morir y quiero mucho más tiempo para perseguir mis aventuras”, agregó la joven.
El deporte que le dio un motivo para vivir
Tras la evolución del síndrome de Ehlers-Danlos, paulatinamente la salud de Jazz empezó a decaer, hasta que la obligó a usar una silla de ruedas.
A pesar de todo, la inglesa ha superado los momentos más difíciles de la enfermedad.
“A medida que mi condición fue progresando, de lo único que me aseguré fue de nunca dejar de navegar”, dijo al Herald Scotland.
A bordo del RS Venture Connect, la joven ha visto que pese a sus problemas físicos y de no saber nadar, este deporte le ha dado un propósito a su existencia. “Me da libertad, independencia y un motivo de vida. Quiero competir en vela alrededor del mundo. Es el sueño de mi vida y pretendo alcanzarlo, a la vez que inculco a otros que pueden hacer lo mismo”, reflexionó en su blog.
Su padre, Chris Turner, quien ha implementado un generador eólico en su embarcación, sostuvo a la BBC de Londres de que los médicos le dijeron que solo había un 50/50 de posibilidades de que su hija sobreviviera. “Una vez que has pasado por algunos de estos eventos, empiezas a darte cuenta de que, en realidad, no le queda mucho tiempo; simplemente déjala disfrutar del tiempo que tenga”, dijo. “Aunque debo admitir que esto es un poco exagerado”, admitió al medio británico.
El sueño continúa
Con el ánimo resuelto, Jazz Turner se transformó en una instructora cualificada y estudiante de ingeniería mecánica en la Universidad de Sussex.
Si bien su condición significa que no puede soportar peso sobre sus piernas y que es propensa a dislocaciones e infecciones en las articulaciones, la deportista indicó que mantiene varios desafíos, pese a la realidad de su diagnóstico.
Uno de ellos es realizar un viaje por el mundo, por el que empezó una campaña de recaudación. No obstante, la mujer ha demostrado que tiene la valentía para cumplir sus sueños.
“Más que nada, mi alma anhela el mar, que no haya nada más que yo, ella, el mar y el cielo. Ese lugar infinito donde casi todo parece posible, sin expectativas ni limitaciones. Solo infinitas posibilidades, donde si te atreves a soñarlo, puedes hacerlo”, reflexionó.
Anteriormente, en el mes de junio, estableció un récord como la primera mujer y la primera usuaria de silla de ruedas en completar una circunnavegación en solitario, por el Reino Unido e Irlanda.