El desperdicio de alimentos es una realidad persistente a nivel mundial, representando un grave problema con consecuencias no solo nivel medioambiental, sino también para millones de personas alrededor del mundo.
Una de sus principales repercusiones está vinculada con la pérdida de recursos naturales como agua, tierra y energía que se utilizan en su producción, además de los gases de efecto invernadero que producen los desechos orgánicos durante su descomposición, los cuales favorecen el agravamiento del cambio climático.
Por otro lado, esta situación también afecta a millones de personas, incluidos niños y familias vulnerables que sufren hambre. Naciones Unidas advierte que cada día “los hogares desperdician más de 1000 millones de comidas, el equivalente a 1,3 comidas diarias por persona hambrienta en el mundo”.
Desperdicio de alimentos en Chile
En Chile, la realidad del desperdicio de alimentos es igual de preocupante que en otras latitudes. Cada año se desperdician cerca de 5.2 millones de toneladas de comida en el país, lo que equivale a más de 14.2 millones de kilos diarios, según un estudio del académico de la Universidad de Las Américas, Daniel Durán.
De acuerdo con la Encuesta Ciudadana sobre Desperdicio de Alimentos 2025, las frutas, verduras frescas y productos de panadería son los más desperdiciados en los hogares chilenos.
En esta línea, las principales causas del desperdicio de alimentos en nuestros hogares, según la medición, son olvidar los alimentos en el refrigerador (45%) y no planificar adecuadamente las compras o los menús (34%).
Andrea García, directora de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), explicó a BioBioChile que “esto no solo tiene un costo ambiental, sino también económico: según el informe Food Waste de Ipsos se estima que cada hogar desperdicia alimentos por un valor aproximado de $23.000 mensuales”.
En este sentido, García insistió que “reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos es clave para avanzar hacia sistemas alimentarios sostenibles, con mayor seguridad alimentaria para la población. La principal medida es evitar que los alimentos lleguen al vertedero”.
¿Cómo revertir esta realidad?
Actualmente, existe una fuerte concientización respecto a los efectos sociales, ambientales y económicos provocados por el desperdicio de alimentos. Por ello, diferentes entidades buscan aportar con soluciones que generen un impacto favorable.
Uno de ellos es el banco Scotiabank, quien busca ser parte activa del cambio en el marco de su compromiso con las comunidades, colaborando con personas y distintas organizaciones para promover un uso más consciente de los recursos. Así, en alianza con Fundación Basura, el Banco desarrolló en Chile una iniciativa ligada a esta problemática global, que consistió en 15 talleres de cocina sin desperdicios, realizados en 9 comunas de nuestro país.
En estos encuentros, 250 mujeres de comunidades locales fueron capacitadas para transformar ingredientes que comúnmente se desechan -como cáscaras, tallos y hojas- en recetas simples, nutritivas y económicas, promoviendo una alimentación circular y contribuyendo al cuidado de la salud planetaria.
Este trabajo quedó plasmado en el recetario digital gratuito “Sabores sin Desperdicio”, cuyo lanzamiento se realizó a fines de septiembre en las dependencias del banco.
“Esta iniciativa se alinea directamente con nuestra estrategia de sostenibilidad y busca fortalecer la resiliencia de las personas y sus comunidades, entregándoles herramientas concretas para aprender nuevas formas de vivir, promoviendo hábitos conscientes y sostenibles que les permitan enfrentar los desafíos de la vida cotidiana“, destacó Katia Berdichewsky, directora de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de Scotiabank Chile & Uruguay.
“A través de ScotiaINSPIRA, nuestro programa global de inversión comunitaria, impulsamos proyectos que promueven la equidad, el empoderamiento económico y el cuidado del medioambiente. Desde su lanzamiento en 2021, el programa ha beneficiado a 28 fundaciones e impactado positivamente a más de un millón de personas“, comentó la ejecutiva del banco.
Desde Fundación Basura, Camila Rivero, gestora de proyectos de la ONG, destacó que las comunidades son fundamentales para prevenir el desperdicio de alimentos en las ferias libres.
“Desde 2021 implementamos el modelo Ferias Libres Cero Desperdicio, que busca recuperar frutas y verduras de segunda selección donadas por feriantes y distribuirlas en organizaciones comunitarias que preparan alimentos para personas en situación de inseguridad alimentaria. Además, recolectamos residuos orgánicos para su valorización mediante compostaje o como alimento para animales”, explicó.
Por medio de esta iniciativa, la ONG ha realizado 35 intervenciones en 11 comunas de las regiones Metropolitana y de Valparaíso, que han permitido gestionar de manera responsable 30 toneladas de orgánicos en el país.
Avances para controlar el desperdicio de alimentos en Chile
Una de las principales políticas públicas en esta materia ha sido la conformación de la Comisión Nacional para la Prevención y Reducción de las Pérdidas y Desperdicios de Alimentos (CNPDA), reconocida oficialmente como Comisión Asesora Ministerial del MINAGRI desde 2020.
Según detalló la directora de Odepa, “este espacio reúne a instituciones públicas, privadas, académicas y de la sociedad civil, y busca coordinar acciones concretas para enfrentar el problema de manera integral”.
Adicionalmente, se está finalizando la Estrategia Nacional para Prevenir y Reducir las PDA al 2040 (ENPDA), trabajada en conjunto entre la Oficina de Economía Circular del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), Odepa y otros actores relevantes.
“Esta estrategia ha sido elaborada mediante un amplio proceso participativo y se espera someterla a consulta pública próximamente desde el Ministerio del Medio Ambiente”, mencionó Andrea García.
En el plano legal, destaca la Ley N°21.210, que establece incentivos tributarios para las empresas que donen alimentos aptos para el consumo, permitiéndoles acceder a beneficios como descuentos en el Impuesto a la Renta y la mantención del derecho al crédito fiscal del IVA.
A su vez, esta ley castiga la destrucción voluntaria de alimentos útiles para el consumo humano con un impuesto del 40%. “Esta normativa ha permitido fortalecer tanto iniciativas públicas como los EcoMercados Solidarios del FOSIS, así como bancos de alimentos privados como la Red de Alimentos y la Fundación Banco de Alimentos de Lo Valledor”, agregó.
Finalmente, la representante de Odepa comentó que, para dar solución a las pérdidas y al desperdicio de alimentos, se requieren acciones concretas tanto en los hogares – como planificar las compras, ajustar las porciones o reutilizar sobras- como en la producción, distribución y comercialización de los alimentos.