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¿Te cuesta dormir cuando hace calor? Conoce cómo conciliar el sueño en una noche de altas temperaturas

17 noviembre 2025 | 19:55

Dormir con calor puede volverse uno de los principales desafíos de las noches de verano para quienes llevan un ritmo saludable de sueño, y aún más para aquellos que deben lidiar con el insomnio.

Un ambiente caluroso puede alterar la fase de inicio del sueño, reducir el tiempo en sueño profundo y fragmentar los ciclos nocturnos.

No se trata solo de una incomodidad. Puede traer implicancias para la salud, el rendimiento y la recuperación.

¿Por qué te cuesta dormir cuando hace calor?

Para entrar en sueño, el cuerpo reduce su temperatura central y aumenta el flujo de calor hacia la piel para disiparlo.

Si el entorno permanece cálido, ese proceso no fluye, y el inicio del sueño se retrasa, la calidad se degrada y el descanso se vuelve menos reparador. Incluso se ha observado que subir de 25 °C a 30 °C puede reducir la eficiencia del sueño entre un 5% y un 10%.

Al respecto, Theresa Schnorbach, psicóloga y especialista en sueño de Emma Sleep, indica que “dormir bien en verano o en ambientes calurosos no depende solo del aire acondicionado, sino de entender cómo funciona el cuerpo al regular el calor, y cómo el entorno del descanso lo potencia o lo frena”.

Cómo conciliar el sueño cuando hace calor

Para ayudarte en la conciliación del sueño durante noches calurosas, la experta entrega cinco recomendaciones útiles que puedes poner en práctica:

1) Bajar la temperatura del ambiente antes de acostarse: ventilar temprano, cerrar ventanas cuando el sol esté en su punto más alto, usar ventilador o aire acondicionado para estabilizar la habitación.

2) Preferir textiles ligeros y transpirables: fundas, sábanas y pijamas de algodón, lino o bambú permiten mejor ventilación y liberación de calor.

3) Evitar comidas y bebidas muy calientes antes de dormir: el metabolismo genera calor interno que dificulta el enfriamiento corporal.

4) Tomar un baño templado o ligeramente fresco unos 60–90 minutos antes de acostarse: este cambio ayuda a iniciar el descenso de temperatura corporal que precede al sueño.

5) Considerar que el colchón y la ropa de cama sean adecuados: materiales que atrapan calor o no permiten disipación pueden agravar el efecto térmico —la estructura del descanso importa tanto como el ambiente.

Incorporar estos ajustes puede marcar la diferencia entre una mañana con energía o una jornada arrastrando cansancio. Adoptar estrategias térmicas inteligentes es parte del buen descanso —y del autocuidado consciente— que muchas veces se subestima.