Sarah Dietz | Pexels (CCO)

Descubren inesperado factor de riesgo del suicidio adolescente: "Es posible que podamos reducirlos"

23 octubre 2025 | 18:10

Una investigación reciente de la Universidad de Warwick en el Reino Unido descubrió que los adolescentes que no duermen lo suficiente o que tienen un sueño interrumpido durante la semana escolar tienen un mayor riesgo de suicidio.

Los expertos lograron demostrar que existe un vínculo entre dormir mal en la adolescencia temprana y los intentos de suicidio posteriores.

El estudio publicado en Sleep Advances -y que analizó datos de más de 8.500 jóvenes- determinó que los menores que tuvieron al menos un intento de suicidio a los 17 años tenían más probabilidades de haber dormido menos durante la semana escolar (lunes a viernes) o tener sueño interrumpido a eso de los 14.

“La adolescencia es un período de desarrollo crucial en el que tienden a surgir tanto problemas de sueño como riesgo de suicidio. Nuestros hallazgos muestran que los adolescentes que experimentan dificultades para mantener y obtener suficiente sueño tienen más probabilidades de informar un intento de suicidio varios años después”, indicó Michaela Pawley, del Departamento de Psicología de la Universidad de Warwick.

“Dormir mal no es solamente un síntoma de dificultades más amplias, sino un factor de riesgo significativo en sí mismo. Abordar los problemas de sueño podría formar una parte vital de las estrategias de prevención del suicidio”, añadió.

“Es posible que podamos reducir los intentos de suicidio”

Asimismo, los investigadores establecieron que el vínculo entre el mal dormir y los intentos de suicidio permanecía incluso después de tener en cuenta otros factores de riesgo habituales como el nivel socioeconómico, el historial de autolesiones y problemas de salud mental.

De hecho, dormir mal o poco, era un factor incluso más fuerte que sufrir síntomas depresivos y el riesgo psicosocial.

Eso sí, también descubrieron que los adolescentes con mayores habilidades para tomar decisiones racionales parecían estar más protegidos contra el impacto del mal dormir. No obstante, este efecto protector disminuía si los episodios de sueño interrumpido aumentaban.

“Necesitamos reconocer que la falta de sueño y la interrupción de este no son quejas triviales: pueden desgastar las defensas e impulsar acciones o comportamientos que tienen consecuencias de vida o muerte. Si podemos identificar y apoyar mejor a los adolescentes que luchan con el sueño, es posible que podamos reducir los intentos de suicidio”, indicó Nicole Tang, investigadora principal y directora del Laboratorio de Dolor y Sueño en la Universidad de Warwick.

Aunque aún se necesita estudiar más el tema, estos hallazgos ayudan a identificar a los adolescentes con mayor riesgo de sufrir ideación suicida y a elevar la importancia de cuidar el sueño en los jóvenes.