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La extraña sensación que te tiene harto y no puedes explicar: se llama languidez y te la explicamos

22 abril 2021 | 12:47

¿Te has sentido sin energía, agotado e incluso has dejado de sentir alegría? Esa sensación no es ni depresión ni ningún otro tipo de patología. Para los expertos el concepto es claro: se denomina ‘languidecer’.

Según los diccionarios, esta palabra significa perder la fuerza, el ánimo y la alegría. Sin embargo, al no sentir estas tres cosas, la vida se torna un poco más cuesta arriba, dificultando los quehaceres diarios.

La languidez es una sensación de estancamiento y vacío. Se siente como si estuvieras arrastrándote para pasar los días, mirando tu vida a través de un parabrisas empañado. Y quizá sea la emoción dominante de 2021, según explica Adam Grant, psicólogo y académico de la Universidad de Pensilvania.


“Mientras los científicos y los médicos trabajan para tratar y curar los síntomas físicos de la covid de larga duración, muchas personas tienen problemas con la longevidad emocional de la pandemia. Algunos recibimos los ataques del covid, sin estar preparados, mientras el intenso miedo y el dolor del año pasado se desvanecieron”, dice el experto a The New York Times.

El psicólogo explica que la mayoría de las personas al principio de la pandemia activaran aún más su sistema de detección de amenazas en el cerebro, haciendo que estuvieran en una alerta constante de lucha o sensación de huir.

Sin embargo, esto fue disminuyendo a medida que aprendíamos cómo nos ayudaba y protegían las mascarillas y los protocolos sanitarios, aliviando la sensación de temor. No obstante, al prolongarse la pandemia y el estado constante de angustia, las personas desarrollaron otra condición crónica: la languidez.


“En psicología, pensamos en la salud mental en un espectro que va desde la depresión hasta el florecimiento. El florecimiento es la cima del bienestar: se tiene un fuerte sentido del propósito, del dominio y de importarles a los demás. La depresión es el valle del malestar: te sientes abatido, agotado y sin valor“, señala Grant.

Además, agrega que “la languidez es el hijo ignorado de la salud mental. Es el vacío entre la depresión y el bienestar: la ausencia de bienestar. El languidecimiento empaña tu motivación, altera tu capacidad de concentración y triplica las probabilidades de que reduzcas el trabajo. Parece ser más común que la depresión, y en cierto modo puede ser un factor de riesgo mayor para sufrir una enfermedad mental”.

Corey Keyes, sociólogo que acuñó este término por primera vez, sugiere en su investigación que las personas con más probabilidades de padecer depresión grave y trastornos de ansiedad en la próxima década no son las que presentan esos síntomas en la actualidad. Son las personas que languidecen ahora mismo.


Una forma de combatirlo

Un concepto llamado ‘flujo’ puede ser un antídoto contra la languidez. El flujo es ese estado elusivo de estar absortos en un reto significativo o un vínculo momentáneo, en el que tu sentido del tiempo, del espacio y de ti mismo se desvanece.

“Durante los primeros días de la pandemia, el mejor indicador de bienestar no era el optimismo o la atención plena, sino el flujo. Las personas que se sumergieron más en sus proyectos lograron evitar languidecer y mantuvieron su felicidad prepandémica”, declara Adam Grant a The New York Times.

“La pandemia fue una gran pérdida. Para trascender la languidez, intenta empezar con pequeñas victorias, como el diminuto triunfo de averiguar quién es el asesino de la historia o la alegría de jugar una palabra de siete letras. Uno de los caminos más claros hacia la fluidez es una dificultad manejable: un reto que ponga a prueba tus habilidades y aumente tu determinación”, concluye el especialista.