La población carcelaria ha ido en aumento sostenido en los penales de la región de Los Lagos durante el último tiempo, lo que ha provocado cambios en la conducta de los privados de libertad que han llegado, particularmente hasta la cárcel Alto Bonito de Puerto Montt trasladados desde otros recintos del país.
Originalmente, esa cárcel tiene capacidad para 1.743 internos, existiendo en la actualidad sobre 1.900. La situación se repite en Ancud, Osorno y Castro, siendo este último recinto el quinto en un ranking nacional de los 10 más poblados.
Según indicó el dirigente nacional de la Asociación Nacional de Suboficiales de Gendarmería, Felipe Arriagada, el aumento de los privados de libertad no es equitativo con los funcionarios de la institución. En ese sentido, explica que módulos habitados por más de 80 personas a ocasiones quedan con una o dos personas a cargo.
“Deberían trabajar cuatro o cinco funcionarios, sería lo ideal, pero no se cumple porque muchas veces, por salidas al exterior, servicios de hospitales, se deben cubrir los módulos con uno o dos funcionarios”, dijo.
Agregando “ese funcionario tiene que cumplir variedad de funciones, los días que hay visita (…) entonces, se pierde el control del espacio que normalmente debería ser controlado, por la falta de personal”.
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Frente a ese escenario, hay otro problema adicional: Los pelotazos o lanzamientos que caen desde el exterior del recinto con drogas o celulares, incluso en simultáneo, generando distracciones que terminan por descuidar a la población penal.
Los turnos extensos, los bajos egresos de la escuela de formación y lo poco atractivo de la carrera, genera que los gendarmes estén con altos niveles de estrés o caigan incluso en cuadros de ansiedad o depresión, lo que en el caso de la Cárcel de Puerto Montt, asegura el dirigente, es cubierto por apenas dos funcionarios civiles que componen la dupla psicosocial.
“Tenemos un asistente social y un psicólogo. Es difícil, un profesional que tenga que tratar el caso de un colega que está un problema x, no alcanza, no le da para atender a toda la cantidad de gente que hay acá. Es difícil detectar un caso, hasta que ocurre una situación grave”, señaló.
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El dirigente descarta que, en esta zona del país, la sobrepoblación penal no ha provocado situaciones de corrupción. Por esto, piden mayores presupuestos destinados a la institución y mejoramiento del cerco perimetral, que en la actualidad no impide la llegada de desconocidos hasta la línea de fuego de los centinelas.
En la región de Los Lagos, ni la institución, ni el Ministerio de Justicia han estado disponibles para abordar las dificultades penitenciarias.