Al menos 237 personas, entre ellas 142 civiles, han muerto en dos días de enfrentamientos entre las fuerzas de la nueva administración de Siria y grupos leales al depuesto presidente Bachar al Asad en las provincias costeras del país, informó este viernes el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
La ONG indicó que la violencia concentrada principalmente en las provincias mediterráneas de Latakia y Tartús ha causado la muerte de 50 miembros de los ministerios de Defensa e Interior de las nuevas autoridades de Damasco, de 45 combatientes leales a Al Asad y de 142 civiles, entre ellos cinco niños y diez mujeres.
Entre estos fallecidos se encuentra un trabajador de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), según informó en su cuenta de X el jefe de la organización, Philippe Lazzarini.
Sin embargo, el Observatorio alertó de que otras personas alauitas fueron “ejecutadas”, principalmente en las localidades de Al Hafa, Al Mojtareya y Al Sher de la gobernación de Latakia, unos ajusticiamientos que fueron efectuados por “la Seguridad Interior” perteneciente a la nueva administración de Damasco.
Miedos a un nuevo conflicto sectario
Estos enfrentamientos, que estallaron tras los ataques de grupos pro Al Assad contra las fuerzas de seguridad, han despertado también temores a un nuevo conflicto sectario en un momento en el que las autoridades de Damasco están tratando de dar una imagen de unidad entre las diferentes etnias y confesiones que conviven en Siria.
La agencia oficial de noticias siria SANA ya informó ayer de que los grupos leales al antiguo régimen están “afiliados al criminal de guerra Suail al Hasan”, quien lideró una fuerza de élite de Al Assad denominada Al Nemr (El Tigre, en árabe) y es uno de los elementos más buscados por las nuevas autoridades de Damasco.
Asimismo, el medio denunció que seis hospitales en Latakia y en Tartús, también en la costa mediterránea, fueron objeto de “ataques directos y asaltos por parte de los remanentes del antiguo régimen”, mientras que grupos de activistas denunciaron que los grupos armados también apuntaron contra ambulancias y manifestantes pacíficos.
“Desde el primer día nos hemos enfrentado a una guerra oculta, anunciada para romper la voluntad del pueblo sirio y derrotarlo en materia de seguridad, política y gobernanza”, dijo el ministro de Exteriores sirio, Asaad al Shaibani, en su cuenta de X en reacción a los acontecimientos en el oeste de Siria.
Asimismo, indicó que desde la caída de Al Assad, la nueva administración liderada por el presidente interino, el islamista Ahmed al Sharaa, ha adoptado “medidas que refuerzan la seguridad, la estabilidad y la paz pública”.
En respuesta a la intensificación de los combates y en una muestra de unidad, miles de personas salieron a las calles de múltiples provincias y ciudades de toda siria en apoyo a las fuerzas de seguridad y contra los combatientes leales a Al Assad.
Asimismo, países como Arabia Saudí o Catar reaccionaron a estos acontecimientos y mostraron su apoyo a la unidad de Siria, así como a sus nuevas autoridades.
Situación delicada
Las autoridades han extendido hasta mañana, sábado, el toque de queda en las provincias costeras de Latakia y Tartús, donde se están llevando a cabo operaciones de peinado y rastreo de elementos del antiguo régimen, mientras que los combates siguen en algunas localidades en las que estos grupos se han hecho fuertes.
Según el Observatorio, las fuerzas de seguridad ya han recuperado el control de localidades clave como Banyias y casi la totalidad de Jableh, uno de los epicentros de la violencia, mientras que los combatientes pro régimen “siguen desplegados en varias ciudades y pueblos de las montañas costeras sirias”.
Las fuerzas sirias lanzaron hace tres días una campaña de seguridad en Latakia después de que elementos leales a Al Assad mataron a dos efectivos en una emboscada, según SANA, en un momento en el que las nuevas autoridades están efectuando amplios operativos contra miembros del antiguo régimen para presentarlos ante la Justicia.