Wikmedia Commons | Edición BBCL

Casi 2.000 sismos en menos de un mes: seguidilla de temblores en archipiélago pone en alerta a Japón

13 julio 2025 | 10:50

El Gobierno de Japón ha aprobado recientemente mejoras al plan para proteger a su población ante un eventual gran terremoto al sur del país, de manera de garantizar una respuesta lo más óptima posible. Estas acciones se producen en medio de una seguidilla de sismos sin precedentes que han azotado al archipiélago de las islas Tokara.

Ubicado entre Kyushu -la principal isla meridional de Japón- y la prefectura de Okinawa, decenas de habitantes de esta zona insular han sido evacuados hacia tierra firme, dado que en las últimas 3 semanas (desde el 21 de junio) han sufrido más 1.800 sismos.

De acuerdo con la Agencia Meteorológica de Japón, solo durante el lunes se registraron al menos 60 sismos, siendo la isla Akusekijima foco de varios temblores de magnitud 5, consigna DW.

En ese contexto, expertos señalaban que si bien anteriormente han ocurrido enjambres sísmicos en el archipiélago, hasta ahora no habían sido de tal magnitud, así como tampoco durante tanto tiempo.

En el caso de las personas que decidieron quedarse en las islas, las autoridades les pidieron estar preparados ante nuevos movimientos telúricos.

Asimismo, si bien se ha indicado que el fenómeno sísmico actual en las islas Tokara no es un precursor del gran terremoto que podría ocurrir en la fosa de Nankai en los próximos años, reconocen que el desastre que ocasionaría es inevitable y cada día que menos para que ocurra.

La falla de la fosa de Nankai

Es necesario señalar que Japón, con alrededor de 125 millones de habitantes, es uno de los países más sísmicos del mundo por esta ubicado en el llamado Cinturón del Fuego del Pacífico, mismo que también comprende a Chile.

En el caso de la nación nipona, abarca cuatro placas tectónicas a lo largo de dicha área. Esto hace que en el año experimente usualmente unos 1.500 temblores, y registrando a nivel mundil el 18% de los sismos de magnitud 6 o mayor, recoge el citado medio.

Pero lo que mantiene bajo preocupación al Gobierno japonés en la fosa de Nankai, debido a una falla de 900 kilómetros que se extiende por el lado de la costa sur desde el oeste (Kyushu) hasta el extremo este (Tokio).

Un informe publicado en marzo por las autoridades japonesas estima en un 80% la probablidad de que un terremoto de magnitud 9 ocurra en los siguientes 30 años.

La cifra de muertos podría ser de 332.000, con una destrucción de 2.5 millones de edificios. Esto, principalmente debido al tsunami provocado por el movimiento telúrico, que arrasaría con poblaciones costeras, según un estudio de 2014.

El último informe en esa materia redujo a 298.000 el número de víctima fatales, mientras que a 2.35 millones los edificios destruidos.

Por lo anterior, el Consejo Central de Gestión de Desastres del Gobierno nipón ha desarrollado nuevos planes, poniéndose por meta en la próxima década de reducir el número de muertos en un 80%.

Para el profesor del Centro de Investigación de Sismología, Vulcanología y Mitigación de Desastres de la Universidad de Nagoya, Takeshi Sagiya, aquello sería posible excepto en un escenario: inalcanzable si ocurre un terremoto de magnitud 9.

“La prioridad del gobierno es reducir la pérdida de vidas, pero si bien aprendimos mucho del terremoto de Tohoku de 2011, también nos dimos cuenta de que es imposible proteger a todos y a todo”, dijo a DW.

A raíz de lo sufrido en ese año, fueron construidos diques más altos y robustos, así como cientos de torres de refugio ante tsunamis.

Expertos advierten que hay zonas donde un tsunami generado por el probable gran terremoto podrían alcanzar hasta 34 metros. La ciudad de Kuroshio, situada en la prefectura de Kochi, es una de ellas.

Educación sísmica, clave para salvar vidas

Por otro lado, Sagiya apunta a la educación sísmica como un factor clave para salvar vidas.

“La infraestructura es importante, pero probablemente más importante sea educar a la población local sobre qué hacer en caso de un terremoto, cómo pueden evacuar rápidamente y qué rutas deben tomar”, destaca.

“La gente necesita comprender mejor los peligros, ya que se estima que el primer tsunami podría tocar tierra tan solo cinco minutos después de un terremoto”, sostiene.

El 11 de marzo de 2011, en Tohoku, cerca de 20.000 personas murieron. Casi la totalidad atribuida al tsunami, cuyos primeras olas llegaron en unos 30 minutos a la costa.

El experto de la Universidad de Nagoya también calificó como “impráctico” (no adecuado) tratar de instalar diques de 30 metros por toda la cosa sur de Japón, puesto que las ciudades costeras de Nagoya y Osaka inevitablemente resultarán azotadas por un tsunami.

Así, cuestionó: “Cuando haya una destrucción generalizada en las ciudades, ¿quién estará disponible para prestar ayuda a las comunidades costeras afectadas?”.

Para el profesor de política científica y tecnológica en la Universidad de Tokio, Kazuto Suzuki, quien ha liderado la investigación de 10 años sobre el desastre causado por el terremoto del 2011, esto también dejó como lección lo sucedido con la central nuclear de Fukushima.

“El fallo de los reactores de Fukushima Daiichi se debió a que los generadores diésel, que constituían la fuente de alimentación de emergencia, estaban ubicados en sótanos inundados”, precisó a DW.

Aquello también dejó a luz otra falencia: los camiones de bomberos que bombeaban agua a los tres reactores que sufrieron fusiones estaban estacionados en un mismo sitio. Esta zona resultó inundada por el tsunami, quedando los vehículos sin poder funcionar.

“En 2011 aprendimos lecciones y existen nuevas regulaciones sobre generadores de emergencia, camiones de bomberos y otras medidas de seguridad”, aseveró.

Sin embargo, reconoce que “existen muchas incógnitas en lo que respecta a un terremoto en la fosa de Nankai, y es importante realizar esfuerzos constantes para mejorar la seguridad, para seguir investigando e identificar las debilidades y luego resolverlas”.

En ese sentido, está el riesgo de que otras instalaciones nucleares de la costa sur de Japón sufran las consecuencias de un sismo de gran magnitud. Pero para Suzuki la más preocupante es la planta de Sendai, ubicada en la prefectura de Kagoshima.

“No está directamente frente a la fosa, pero creo que es la más vulnerable y existe la posibilidad de que falle”, sostiene.

La última vez que la falla de Nankai en Japón produjo un terremoto significativo fue en 1946. El terremoto de magnitud 8 destruyó 36.000 hogares y causó la muerte de más de 1.300 personas.

Aunque se espera otro gran terremoto en el futuro, las observaciones sugieren que la falla libera al menos parte de su energía acumulada de forma inocua en terremotos de deslizamiento lento, regulares y recurrentes. La ubicación también es importante, ya que demuestra que la parte de la falla más cercana a la superficie libera presión tectónica independientemente del resto.