El “descuido” en la instalación de paneles solares de Argentina en territorio de Chile dejó en claro que antecedentes de paz como el de 1984 con el canal del Beagle podrían pasar a simples anécdotas. Otra vez, políticos de uno y otro de la cordillera intercambiaron duros reclamos por sobrepasar una frontera.
Quizá la próxima les convenga revisar la historia del insólito acuerdo que sellaron dos países europeos por fronteras afectadas por un faro en un islote en el mar Báltico.
La isla de Märket y una frontera en zigzag por culpa de un faro
A pesar de sus apenas tres hectáreas deshabitadas, Märket está partido en dos países: la parte occidental le pertenece a Finlandia (municipio de Hammarland), mientras que la oriental le corresponde a dos condados de Suecia (Uppsala y Estocolmo). Es pura piedra lisa, mientras que la vida vegetal se limita a pastos y hierbas de bajo crecimiento en solo algunos lugares, visitados por focas.
El Tratado de Fredrikshamn de 1809, que puso final a la Guerra Finlandesa, había definido la frontera entre Suecia y el Gran Ducado de Finlandia en una línea recta por el medio de la isla, pero, durante gran parte de su historia, los navegantes evitaron encallar por los riesgos que representaba. De hecho, los reportes marcan 1873 como el año en que naufragaron ocho barcos cuando intentaban esquivarla.
Finlandia recién le encontró utilidad (y seguridad) a la isla tras la construcción de un faro en 1885, justo el que hace referencia a su nombre (Märket significa “la marca” en idioma sueco), pero las autoridades se equivocaron en el mapa: la ubicación, pese a lo privilegiada, estaba en la parte sueca de Märket.
A diferencia de lo que pasa en otras latitudes, a Suecia no le importó la ocupación de su territorio. Para tomar dimensión, el faro estuvo un siglo completo invadiendo lo ajeno, pero no hubo ni un atisbo cercano a la guerra entre los países involucrados.
Finalmente, en 1985, se dejó atrás la línea recta y se diseñó una frontera en forma de zigzag. Este peculiar trazado permitió que Finlandia mantuviera la estructura sin que Suecia perdiera superficie.

Pero la isla de Märket no solo es curiosa por su frontera modificada, también tiene la particularidad de encontrarse en dos husos horarios distintos.
Al caminar de la parte finlandesa a la sueca, es necesario retrasar el reloj una hora. Al regresar, se adelanta nuevamente. En un solo paso, un visitante puede viajar en el tiempo, experimentando en cuestión de segundos el cambio horario entre ambos países.
Tras la automatización del faro a principios de 1977, la isla de Märket dejó de tener una ocupación permanente, limitando las visitas a eventos ocasionales. Sin embargo, en los últimos años, el turismo creció en este peculiar enclave del mar Báltico, convirtiéndose en un destino exclusivo para los amantes de la historia, la fauna marina y la geografía.
Las excursiones turísticas parten desde Eckerö, una localidad finlandesa en las Islas Åland, con barcos que transportan grupos reducidos de personas. Unos 45 minutos demanda el trayecto que, debido a la ausencia de un puerto adecuado, está fuertemente condicionado por las condiciones meteorológicas y las eventuales marejadas.
Argentina y Chile: enfrentados por las fronteras, hoy y hace cinco décadas
Como contraste a Suecia y Finlandia, los dos países unidos (y separados) por la Cordillera de los Andes protagonizaron dos conflictos célebres por el trazado de la frontera: el caso del canal Beagle en los años 70 y 80 y la instalación errónea de paneles solares ubicados en suelo chileno, al norte de Tierra del Fuego, en 2024.
El extremo sur de América casi fue escenario de una guerra entre las dos dictaduras vigentes a fines de los 70, comandadas por Jorge Rafael Videla en Argentina y Augusto Pinochet en Chile.
El conflicto había comenzado años antes, en 1971, cuando ambos países acordaron recurrir a un arbitraje internacional para definir la traza de la boca oriental y la soberanía sobre las islas Picton, Nueva y Lennox, ubicadas al sur del canal Beagle, al este del meridiano del Cabo de Hornos.
Si bien en mayo de 1977 una corte arbitral determinó que los territorios pertenecían a Chile, la dictadura trasandina rechazó el fallo. En enero de 1978, Argentina lo declaró “insanablemente nulo” y optó por la vía militar tras fracasar en sus intentos de negociación.
Con tropas movilizadas y una fecha establecida para el inicio de la ofensiva, solamente una intervención diplomática de última hora evitó la tragedia.
El plan de los argentinos, conocido como “Operación Soberanía”, tenía como objetivo la ocupación de las islas Picton, Nueva y Lennox, ubicadas en el extremo austral del continente. Ese día, la Armada de Argentina avanzó con la intención de tomar por la fuerza estos territorios, mientras la escuadra chilena detectó el movimiento y salió a su encuentro.
La tensión en la frontera llegó a su punto máximo, con soldados de ambos países frente a frente en algunos sectores del sur. No obstante, las fuerzas argentinas se replegaron inesperadamente, deteniendo así un enfrentamiento que parecía inevitable e inminente.
Finalmente, la mediación del papa Juan Pablo II permitió evitar el conflicto y sentar las bases para la firma del Tratado de Paz y Amistad, recién sellado en 1984 y que resolvió definitivamente la disputa territorial. Se le otorgó a Chile la soberanía sobre las islas en disputa, mientras que Argentina recibió amplios derechos de navegación y una mayor parte del territorio marítimo.
El año pasado, en el marco de su 40° aniversario, parece que las cosas poco cambiaron. Hubo poco diálogo entre los actuales mandatarios Gabriel Boric y Javier Milei, quienes no pudieron dejar de lado sus diferencias ideológicas para poner de relieve, al menos en un acto protocolar, la unión de los pueblos.
Ambos presidentes arrastran cruces incómodos, críticas de gestión y hasta insultos por parte del libertario, pero el conflicto tomó una rispidez peligrosa en junio de 2024, cuando Argentina instaló unos paneles solares de la base militar “Puesto de Vigilancia y Control de Tránsito Marítimo Hito 1” en territorio chileno, al norte de la Isla grande de Tierra del Fuego.
El presidente Boric clamó: “O los sacan ellos o los sacamos nosotros”. Esta vez, el gobierno de Milei evitó la pelea mediática y dio la orden de enmendar el error, siguiendo el límite del alambrado perimetral existente.