Lorenzo y su madre | Primera Hora

El crudo crimen de Lorenzo González Cacho: el niño de 8 años cuya madre fue sospechosa del asesinato

20 febrero 2021 | 09:00

El 08 de marzo de 2010 era un día como cualquier otro en la vida del pequeño Lorenzo González Cacho. Esa jornada, el niño puertorriqueño de 8 años se dedicó a disfrutar de su infancia en su hogar, ubicado en el sector Dorado del Mar del municipio de Dorado, donde vivió durante años junto a sus padres y sus dos hermanas.

No obstante, jamás imaginó que a la madrugada siguiente perdería la vida de una manera trágica: siendo golpeado y herido de gravedad por un asesino que, hasta el día de hoy, sigue suelto. Al momento de su muerte, su madre y sus hermanas estaban en casa.

El caso ha ganado gran notoriedad por las discrepancias e irregularidades en relación a las pruebas y testimonios, los que en un principio pusieron a la madre del niño y tres hombres como sospechosos del caso. No obstante, con el tiempo la presunta participación de todos ellos fue desestimada por la justicia.

Estos son los detalles del horrible crimen que horrorizó a todo un país y que hasta el día de hoy, en que Lorenzo tendría 18 años, sigue siendo un verdadero misterio.


La vida de Lorenzo

Lorenzo Ahmed González Cacho nació el 29 de noviembre de 2001 en Puerto Rico, siendo el segundo de los tres hijos de la familia compuesta por Ana Cacho y Ahmed Alí González -tenía una hermana mayor, de 13 años, y una menor, de tan solo cinco-.

Desde una temprana edad, el niño mostró gran interés por los deportes, tanto así, que incluso formó parte de un equipo de fútbol. Al momento de su muerte, se encontraba cursando sus estudios escolares en la Dorado Academy en su ciudad natal.

Al momento de su muerte, los padres de Lorenzo estaban en proceso de divorcio.


El crimen

Pese al amargo momento familiar, el menor disfrutaba de su vida en su hogar de la calle Bruma DD-6 en la urbanización Dorado del Mar, donde a diario jugaba con sus hermanas y era acompañado por su madre.

No obstante, todo eso quedaría truncado el 09 de marzo de 2010. Cerca de las 05:30 horas de la madrugada, Ana Cacho llegó al Centro de Tratamiento y Diagnóstico en Dorado con Lorenzo cubierto de sangre. Pocos minutos después, el niño fue declarado muerto en la clínica.

Al ser interrogada por la policía, la madre afirmó que Lorenzo se había caído de la cama en su casa y que se había percatado de la situación luego que su hija menor, quien compartía cama con su hermano, la despertara y le dijera “Mami, Lorenzo me mojó con sangre”, según informó el medio Univisión.

Sin embargo, esta versión fue descartada por la autopsia, la cual reveló graves lesiones en su cara y cabeza, que incluyeron tres puñaladas en el rostro.

De acuerdo al procedimiento hecho por el patólogo Carlos Chávez, el niño fue asesinado y tenía una fractura en el cráneo efectuada con un objeto pesado que le pudo causar la muerte.

Además, el experto informó que la víctima tenía heridas en la nariz y en un pómulo que le ocasionaron una hemorragia interna, compatibles con una superficie plana (arma blanca). Sumado a ello, se estima que el menor estuvo al menos una hora agonizando, indicó el medio Primera Hora.


Los sospechosos

Desde la muerte del menor, el Departamento de Justicia de Puerto Rico ha identificado a cinco personas como sospechosas. Pese a esto, el organismo desestimó la acusaciones contra todos ellos.

La primera en ser acusada, el 19 de marzo de 2010, fue Ana Cacho. Durante el proceso la madre afirmó ser inocente, pero eso no evitó que pronto perdiera la custodia de sus hijas, quienes fueron sacadas del hogar casi un mes después del asesinato y luego perdieron contacto con su madre.

El segundo fue Jesús Jenaro Camacho, novio de Cacho al momento de la muerte de su hijo. Fue identificado como sospechoso el 26 de octubre de 2011, pero negó estar en la casa cuando ocurrió el incidente y siempre ha sostenido que es inocente.

Le siguió Arnaldo “Naldy” Colón, amigo de Cacho y de quien se rumoreó que estuvo en la casa la noche del asesinato. El cuarto fue William Marrero, agente federal que trabaja para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de EE.UU., y quien fue identificado como sospechoso en agosto de 2012 tras, aparentemente, haber estado presente en la casa de Cacho la noche del asesinato.

El 09 de marzo de 2015, en el quinto aniversario del crimen, el Departamento de Justicia de Puerto Rico anunció que estos cuatro sospechosos ya no eran identificados como tal por el Estado.


“El Manco” Rivera

No obstante, posteriormente un quinto sospechoso fue declarado. Se trataba de Luis Gustavo Rivera Seijo, más conocido como “El Manco”, una persona en situación de calle al que le falta el antebrazo izquierdo -de ahí su sobrenombre-, el cual creció en el mismo barrio de Dorado y fue liberado por error de la cárcel la noche anterior al asesinato.

Se dice que Rivera Seijo confesó el crimen de Lorenzo en al menos cinco oportunidades, afirmando que entró al hogar, comió en la cocina y al pensar que fue sorprendido por el menor cuando pasó por su pieza, procedió a apuñalarlo.

Pese a lo anterior, las autoridades descartaron su participación en abril de 2016 por falta de pruebas que confirmen su admisión. Sumado a ello, anteriormente le diagnosticaron un trastorno mental que puso en tela de juicio sus comentarios.


Las controversias en torno al asesinato

El crimen de Lorenzo ha causado expectación en Puerto Rico, sobre todo, ya que se le han asociado una serie de irregularidades.

Entre éstas destaca la escena del crimen, la cual no fue asegurada debidamente y se limpió luego de que fuera vista por los investigadores, pero sin que los forenses pudieran analizarla en profundidad.

Otro dato que rondó el asesinato fue que el padre de Ana Cacho se habría reunido con el entonces gobernador de Dorado, Luis Fortuño, entregándole un misterioso sobre. Esto se interpretó como una “ofrenda” para liberar a su hija de los cargos.

Posteriormente, el exsecretario de Justicia, Antonio Sagardía, renuncio a su cargo y se convirtió en el abogado de Ana Cacho, algo que levantó muchas sospechas sobre el rol de la madre en la muerte del niño, y que fue muy mal visto por la opinión pública.

Otro de los puntos infames del caso es que no se pudo demostrar la presunta participación de “El Manco”, debido a que no existen suficientes pruebas de ADN ni huellas dactilares, entre otras, como consecuencia de la premura con la que fue investigada la escena del crimen.


La carta de su madre

Si bien a la fecha persiste un manto de dudas sobre la participación de Ana Cacho en el crimen de su único hijo, durante todos estos años ella se ha mantenido firme en declarar su inocencia.

Tanto así que el 09 de marzo de 2020, en el décimo aniversario del deceso del menor, la madre habría escrito una carta que compartió con ciertos medios, en la que recuerda con profunda pena a su retoño y fantasea con cómo hubiese sido su vida a los 18 años.

“Tu bondad, nobleza y paciencia eran extraordinarias. Amabas a tus padres, hermanas y abuelos intensamente, y no tenías miedo, ni vergüenza en demostrar tu amor, con besos y abrazos, aun en el carro, cuando oía tu voz desde el asiento posterior: ‘Mamá te amo’, ‘I love you from Here to Heaven’ -te amo de aquí al cielo-“, dice parte de la misiva compartida por el medio Noticel.

En la escuela eras un estudiante excepcional, responsable, y contabas con entusiasmo lo que te enseñaban tus maestros. Siempre tenías una sonrisa, tenías un chiste. Eran muchos tus amigos, desde los más inquietos hasta a los más tranquilos; y todos querían ser tus amigos”, agrega.


Además, destaca que “Sólo podemos soñar con quién hubieras sido hoy: un joven bueno y de provecho. Porque eras un niño extraordinario; el sueño de toda madre”.

A lo mejor… hoy hubieras logrado una beca en deporte… Eras un atleta, practicaste el tenis, baloncesto, el golf… pero te destacaste en el soccer -fútbol-, tú sabias exactamente dónde tenías que patear la bola, sabías dónde era tu arco y a quién proteger”, agrega.

La carta continúa con un potente mensaje: “Hijo mío, no tan sólo tu asesino, los que te fallaron… a ti, a tus hermanas y a nuestra familia… NO cumplieron con su labor, ni su misión… ellos saben quiénes son… tendrán que vivir, tratar de dormir cada noche… con las consecuencias de sus acciones, inacciones y omisiones”.

“Mi Prince Charming -príncipe encantado-: gracias por la estela de amor y el mar de bendiciones y recuerdos que por siempre vivirán en mí y en los que te amamos. Dios me dio el privilegio de ser tu madre y de tus hermanas… si horrible fue perderte… más difícil hubiera sido no tenerte. Te amo“, finaliza el escrito.

A casi 11 años del asesinato de Lorenzo González Cacho, aún se mantiene viva la gran interrogante sobre quién le dio muerte. Sólo el tiempo dirá si el menor obtiene la tan anhelada justicia, o si su caso se mantiene por siempre como otro más en la larga lista de crímenes sin resolver.