Para BioBioChile, el analista y scout chileno Felipe Araya (@felaraya1), que trabajó en el Santos de Brasil con Jorge Sampaoli y también estuvo como colaborador externo para las selecciones de Chile y Arabia Saudí, explica las claves técnicas y tácticas que determinaron al Bayern Munich como campeón de la Champions League.

Bayern Múnich, ataque posicional

Flick buscó controlar su transición defensiva quitándole 20 metros de altura a la recepción de Davies y acercándole a la línea defensiva, por lo que algunos de los mecanismos usados anteriormente por el Bayern (dualidad Davies-extremo zurdo) no tuvieron tanta vigencia en esta final.

Con Coman abierto, y lo que suponía su gambeta y amenaza, el plan en campo contrario pudo mantenerse.

En general, las cadenas de pase del Bayern, unas dirigidas por Thiago, eran llevadas de lado a lado, para conectar con Kimmich o Coman, para que a uno de éstos un socio cercano les rompiese en profundidad para darles mayor tiempo-espacio para el envío, y acabarlo con un centro al área, con Müller, Lewandoski, y el extremo del costado opuesto en zonas de remate (gol de Coman llega así), y Goretzka esperando el rechace.

PSG, defensa y presión

El plan de Tuchel era claro, flotando el pase entre centrales y dejando que los zagueros del Bayern dirigiesen los primeros pases ya desde el pico de su propia área.

Situó a la pareja de extremos en intermedias, buscando disuadir la línea de pase sobre el lateral, bascular ahí, e intentar robar el pase hacia adentro ya con los 3 atacantes en carril central y listos para el contragolpe a 3 pases.

Si el Bayern lograba encontrar al lateral como hombre libre, el salto a ése dependía de la jugada; Marquinhos en una ayuda fuera de zona, Kehrer achicando, o bien Ander, aunque éste estuviese más enfocado a la presión sobre Thiago; en general la pareja de interiores se centró en el eje central, y no tanto en recorridos hacia afuera.

La realidad es que cuando el Bayern empezó a conectar con Thiago en el 30′, y con el pasar de los minutos y el cansancio en las piernas, la presión que buenos frutos había dado (así consiguen el remate de Neymar en el 17′), fue perdiendo calidad y valor.

Thiago Alcántara, jugador clave del partido

Actuación casi legendaria la de Thiago Alcántara; por contexto y trascendencia individual para influir en el colectivo, propio y rival.

A sus 29 años y llegado al pico de su madurez futbolística e interpretativa, fue la pieza sobre la que el Bayern de Flick cimentó su sexta Copa de Europa en el día final.

Le entregó la manija y el control del juego a su equipo cuando, tras un inicio gris con pelota, estaba teniendo problemas para avanzar coral y limpio. Pases cortos, cambios de frente a dos toques ante presión, giros en salida para evitar siquiera que el acosador llegue a encimarle… una exhibición encontrando al hombre libre a cualquier altura y ante cualquier oposición.

Fue el que obligó al PSG a correr mirando a su propia portería, y el único argumento de los alemanes para girar el medio rival. El gol lo culmina; la génesis del mismo se encuentra en un pase vertical suyo conectando con Kimmich a espaldas de Paredes, a partir de ahí, el Bayern tiene las inercias a favor y el PSG defiende a contracorriente.

Al final, fue una buena definición de su partido; siempre obligó al rival a ir a contracorriente, a expensas de sus ojos y sus piernas.