Casi se arma la grande con su festejo. Se disputaba el duelo entre Levski y el Ludogorets por la jornada 29 de la Primera Liga de Bulgaria (duelo clave por la lucha al título) cuando Cosmin Moti, de 34 años, marcó de penal a los 84′ y decidió dedicarle la celebración a la hinchada del equipo rival. Mala idea.

A la afición local no le gustó la provocación y varios aficionados ingresaron al campo de juego para ir en busca del futbolista. Sin embargo el personal de seguridad reaccionó a tiempo y detuvo a los invasores. Pero la polémica no terminó ahí.

Los hinchas siguieron entrando a la cancha y la policía debió intervenir. Todo por la provocación de Moti, quien había sentenciado el 2-0 a favor del Ludogorets.

El jugador no entendía lo que pasaba. A medida que pasaban los minutos, el ambiente se ponía peor. Algunos aficionados comenzaron a causar desmanes ante la atenta mirada de los jugadores.

Tras el gesto, el árbitro amonestó a Moti con cartulina amarilla. Ya contaba con otra así que el jugador de 34 años se fue expulsado, escoltado por la fuerza policial.

Luego de su salida, uno de los hinchas se subió al túnel y comenzó a saltar, destruyendo parte del techo.

Al rato la situación fue controlada y el partido pudo reanudarse.