“Que bueno que existen los mundiales de fútbol”. De seguro esto debe pensar la gran mayoría de los seguidores de este bello deporte, quienes cada cuatro años suspenden sus vidas para rendirse ante el buen juego con la pelotita.

Y no es para menos si cada Copa del Mundo es un encuentro único de culturas, cánticos y colores, las que con o sin querer se transforman es historias genuinas e irrepetibles que sí o sí se deben contar.

Una de ellas es la que ocurrió en el partido que Suecia y Brasil disputaron en la final del Mundial de 1958, día en que los cariocas debieron esperar interminables segundos para saber si su último tanto era o no válido.

De acuerdo a los registros de la hazaña, ese día la ‘Verdeamerla’ -combinado que se quería olvidar del Maracanazo- no solo partió golpeando a los dueños de casa, sino que además mandó al descanso con el marcador 2-1 inclinado en su favor.

En la segunda etapa las cosas siguieron el mismo rumbo, y cuando el reloj marcó el minuto 50 de juego apareció Pelé para desatar la euforia de los pocos sudamericanos que se encontraban en el Rasunda Estadium.

Eso sí, esta historia no se centrará en dicha anotación, sino más bien en el tanto que O’ Rei marcó minuto más tarde, ya que los jugadores del Scratch debieron esperar largos segundos para saber si este era válido o no.

La inolvidable jugada ocurrió cuando al partido le restaban solo segundos para el pitazo final. Allí, justo allí, Edson Arantes do Nascimento​ logró lo imposible: conectó un extraño pero potente cabezazo en el arco sueco, sentenciando de esta manera la llave la final.

Inmediatamente después de esto se escuchó el pitazo del referí, pero no para marcar el gol, sino que, por el contrario, para ponerle punto final al partido, así como a la nueva edición de la Copa Mundial.

Aquello desató el festejo de los americanos, quienes en medio de los de abrazos, llantos y cánticos se percataron de que el tablero seguía igual, es decir, que no había marcado el reciente gol.

¿El gol no es válido?, pensaron los jugadores que pasaron de la euforia de la celebración, a la preocupación por dicha extraña situación.

La duda duró algunos segundos hasta que el árbitro, quien prácticamente ya se encontraba en los camarínes, alzó la voz para señalar que el gol sí era válido, aunque este se haya decretado con un tanto, tan solo un poquito, de retraso.

Revisa el compacto del partido a continuación: