Carlos Martins es un futbolista portugués, actualmente de 36 años, que vivió uno de los momentos más hermosos que el fútbol te puede dar.

Su historia se remonta a su época en el Granada de España, la temporada 2011 -2012. Allí, Carlos recibió una repentina y dura noticia: su hijo Gustavo de 3 años, un pequeño alegre y amante del fútbol, estaba sufriendo por una enfermedad llamada aplasia medular.

Esta hace desaparecer progresivamente las células madre de la médula ósea que a su vez son encargadas de la producción de todas las médulas sanguíneas y ello ocasiona un déficit de hematíes, leucocitos y plaquetas.

La situación de Gustavo era demasiado delicada, y su salud empeoraba cada día. De hecho, el diagnóstico era claro: el pequeño necesitaba de un trasplante de médula.

“Mi hijo necesita un trasplante de médula y estamos luchando por encontrar un donante”, dijo Martins, quien le pidió al equipo y a toda la hinchada del Granada que solidarizaran con Gustavo.

Antes de las palabras del portugués la dura situación se había mantenido en silencio, pero fue una publicación en redes sociales de su compañero Cristiano Ronaldo que hizo que en cuestión de minutos se hiciera conocida.

En ese instante las muestras de apoyo crecieron rápidamente y la magia del fútbol comenzó a hacer su trabajo.

Equipos de todo el mundo ofrecieron su ayuda y toda la ciudad de Granada se puso las pilas para ayudar a Gustavo. El equipo habilitó varias mesas y una ambulancia a las afueras del estadio para conseguir donaciones. La campaña se llamó ‘Hazte Donante’.

“Es un momento complicado, pero tengo una confianza total en Dios, en que esto se arreglará. Le pido a la gente que done sangre para mi hijo, pero sobre todo para todas las personas que están esperando una donación”, decía Carlos en conferencia de prensa.

Desde que se hizo conocida la enfermedad de su hijo, Martins no quiso perderse ningún partido con el equipo rojiblanco, pues se sentía útil y quería evadirse de esa terrible situación.

“Solo sé que a mi hijo le gusta verme en el césped, eso es lo que me da fuerzas para seguir jugando”, añadió.

“Vamos a salir con una motivación extra y queremos dedicarle el triunfo al hijo de Martins. Carlos es una bellísima persona y se merece lo mejor del mundo”, dijo en ese entonces el entrenador del Granada Fabri.

Un partido digno de una película

En un partido como local ante el Mallorca, el portugués saltó al campo de juego y quedó sin palabras al ver los gestos de apoyo de su afición y compañeros de equipo.

Mensajes, pancartas y hasta regalos para su pequeño fueron algunos de los gestos que el mundo del Granada le tenía preparado. Y parecía que la mente de Carlos estaba en otro lugar, fuera del cotejo.

Pero faltaba más. El fútbol le tenía preparado a Martins un momento que jamás olvidaría, algo mágico que solo se ve un par de veces en la vida.

En medio del partido, el mediocentro recibió el balón y sacó un tremendo remate que dejó sin opciones al meta rival. Un espectacular golazo que hizo que el estadio se fuera abajo.

Martins no creía lo que sucedía y corrió al banco de suplentes a festejar. Llorando, sacó una camiseta dedicada a su hijo, mientras la afición coreaba una y otra vez “Martins, Martins”.

Después de esa mágica noche la batalla continuó. Afortunadamente Gustavo consiguió un donante de médula ósea y su salud mejoró cada día más.

El 24 de mayo de 2012 el pequeño fue sometido a la intervención y Carlos quiso compartir con toda su afición una importante noticia.

“Gustavo fue dado de alta, y está ahora en nuestra casa. Después de varias semanas de hospitalización y de haber sido sometido a un trasplante de médula ósea Gustavo fue dado de alta. Gustavo está muy bien y, finalmente, puede volver a jugar con sus hermanos. Otro paso fue dado, otros todavía no. Una vez más agradecemos toda la energía positiva, toda la esperanza y toda la fuerza que nos dieron. Gracias también a esto fue que Gustavo ha encontrado una cura y está ahora en casa con la familia. Gracias por todo”, cerró.