Para nadie es secreto que luego de cada Mundial de Fútbol, un sinfín de historias esperan por ser contadas.

Y es que cuando la ‘pelotita’ rueda los testimonios hacen los propio detrás de ella, dejando a la vista relatos de terror, alegría, algarabía o júbilo.

En este contexto, se vuelve imprescindible recordar lo que ocurrió en la semifinal de la Copa del Mundo de 1954, cita que fue testigo de uno de los episodios más insólitos del fútbol planetario.

Según data en los registros, por ese entonces Uruguay estaba empecinado en revalidar el título que había conseguido cuatro años antes, para lo cual tiró toda la carne a la parrilla.

Su pasar venía siendo exitoso. Una victoria por 4 tantos a 2 sobre Inglaterra había sembrado la esperanza en todo el plantel charrúa, pero si querían cumplir con su cometido e instalarse en la final, debían sobrepasar a un penúltimo escollo más.

Se trataba de la potente Selección de Hungría, la que además de tener entre sus filas a jugadores de la talla de Ferenc Puskas y Sándor Kocsis, era clara favorita para hacerse con el ansiado trofeo.

Y fue tal vez por esto mismo que apenas el árbitro decretó el silbato inicial, los europeos se hicieron respetar y tomaron ventaja en el marcador por 2 goles sobre 0. Eso sí, si algo caracteriza a los charrúas es su garra, y aquella tarde no fue la excepción.

Fue en el renacer uruguayo que el nombre de Juan Eduardo Hohberg comenzó a ganar protagonismo, ya que además de anotar el doblete (75′ y 86′) que emparejó el marcador, le devolvió la esperanza al conjunto que por este entonces era dirigido por Juan López.

Pese a esto, poco les duró la alegría a los sudamericanos, puesto que en plena celebración del último gol ocurrió lo peor. La euforia del tanto convertido hizo que el jugador se descompensara y sufriera un paro cardíaco en pleno campo de juego y ante la vista de miles de espectadores.

El blog Futbolistas con Historia da cuenta que fueron los propios compañeros del uruguayo los que llamaron al personal médico que se encontraba en el lugar, luego de que se percataran que Hohberg se estaba desvaneciendo en los brazos de algunos de ellos.

El encargado de reanimarlo fue el kinésiologo Carlos Abate, quien además de practicarle maniobras de reanimación le suministró coramina oral, medicamento que estimula las funciones vasomotoras y respiratorias, según consigna Infobae.

Afortunadamente, dicha estrategia fue las más adecuada ya que en cuestión de minutos el jugador prácticamente había ‘vuelto a la vida’. Es más, su recuperación fue tan sorpresiva que aún cuando los médicos le indicaron reposo, éste decidió reingresar a la cancha para jugar la prórroga del importante partido.

El esfuerzo fue gigante, pero de poco y nada sirvió. ¿La razón? Los húngaros aprovecharon dos desatenciones en la defensa sudamericana para decretar el 4 a 2 final y enviar a la ‘albiceleste’ a la disputa por la medalla de bronce.

En los duelos finales, en tanto, ni Uruguay ni Hungría pudieron sellar su participación en la Copa del Mundo con broche de oro. Los primeros cayeron 1-3 frente al conjunto de Austria, mientras que los segundos sucumbieron ante el enorme poder de Alemania Federal, que se impuso por 3-2.