Una vergüenza como pocas se han visto es la que se registra ese sábado en el marco del juego de Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors, el máximo clásico argentino.

El bus de los ‘xeneizes’ fue atacado cuando venía llegando al estadio Monumental de su rival. Piedras, palos y otros objetos contundentes fueron suficientes para que acabaran algunos jugadores heridos.

Pese a que lo más normal indicaba una rápida suspensión, la Conmebol reprogramó oficialmente en dos ocasiones el compromiso (18:00 y 19:15), con la idea de que el compromiso se saque adelante.

Pero ese no fue el único problema. Además algunos fanáticos se enfrentaron con la policía en su intento de ingresar sin entradas al reducto deportivo.

Los enfrentamientos se multiplicaron por cerca de una hora, reportaron diversos medios trasandinos.

Recordemos que el partido fue finalmente suspendido y se jugaría este domingo.