El Real Madrid se sacudió las sombras que lo han penado esta temporada en la liga española y sacó a relucir su estirpe copera ante la Juventus en Turín con un magistral Cristiano Ronaldo. Fue otra jornada feliz para los merengues ante la “Vecchia Signora” y que los acerca a saldar una deuda histórica ante los italianos, una noche que evocó el espumeante recuerdo del último junio en la final de Champions. En Cardiff, CR7 adelantó a los blancos y Mario Mandzukic respondió con una chilena monumental. Así se fueron al descanso. Mientras “Zizou” daba un flemático y balsámico discurso, el vestuario Juventino ardía. Leonardo Bonucci tuvo un áspero encontrón con Andrea Barzagli. Paulo Dybala intentó apaciguar el pulso de sus compañeros y recibió una cachetada de Bonucci.

El Madrid arrasó con la escuadra italiana en el segundo tiempo. Casemiro, otra vez Ronaldo y Asensio rubricaron una goleada de estrépito. Zinedine Zidane, mirando el partido al borde de la raya de cal sin gestos ampulosos, demostraba una vez más que lo de él es ganar y ganar. El francés, que había llegado como interino para reemplazar a Rafa Benítez, llevó a su equipo a ser el primero en conseguir dos Champions consecutivas. “Si me llegan a decir que iba a ganar todo eso como entrenador nunca me lo habría creído. Es una satisfacción. Y ahora toca disfrutar y descansar”, declaró en su español afrancesado, con su habitual sonrisa tímida en la cara y sin levantar mucho la vista.

Zidane, como futbolista, había vivido la misma final en el ’98, aunque en el bando contrario. Junto a Alessandro del Piero lideraba a una Juventus que llegaba como favorita. Los de Turín disputaban su tercera final en tres años y se querían sacar el agrio sabor de boca que les dejó un sorprendente Borussia Dortmund el año anterior.

En frente tenían a un Real Madrid que anduvo a los tumbos en la Liga. Sin embargo, el equipo blanco hizo pesar sus quilates. Predrag Mijatovic cazó un remate de Roberto Carlos en área chica y destrabó el partido. No habría más goles en ese encuentro. El Madrid, tras una temporada que parecía condenada al descalabro, volvió a ganar la Copa de Europa 37 años después. Tan poca confianza se tenía la delegación española que le tuvieron que pedir las botellas de champaña a su rival para celebrar.

“Si hubiese sido un campeonato, probablemente habríamos ganado. Pero una final está llena de aspectos emotivos, de la casualidad… Aquel año el Real había ido muy mal en la Liga y nosotros acabábamos de ganar nuestro campeonato. Su gol fue además en fuera de juego, pero al final debes reconocer con amargura que ellos fueron quienes ganaron y felicitarlos”, relató Del Piero en una entrevista concedida tras su retiro a la Revista Líbero.

Así, el Madrid se cobraba revancha de lo sucedido dos temporadas atrás en cuartos de final. Los merengues, en plena fase de reconstrucción tras la partida de Jorge Valdano, saltaron al Santiago Bernabéu con el sable en ristre. Los “bianconeri” la sacaron barata. Un inmenso Angelo Peruzzi evitó una goleada que habría sentenciado la serie. El golero lo paró casi todo. Solo un joven Raúl pudo vencerlo. La vuelta -un partido de nervios trenzados y mucho guapeo- se resolvió con dos pelotas paradas aprovechadas por Del Piero y Padovano.

“En la vuelta cometimos dos errores puntuales que nos costaron la eliminación. En el primer gol nos abrimos en la barrera y Cañizares no pudo llegar a atajar la falta de Del Piero y en el segundo, de Padovano, nos pillan saliendo tras un córner”, explicó el zaguero madridista Alkorta, expulsado esa noche. La Juventus acabaría el año coronándose campeón de Europa ante el revolucionario Ajax de Louis van Gaal.

Si es partido único, siempre gana el Madrid, sin embargo, la estadística da un giro cuando se trata de llaves de ida y vuelta. La última victoria de los blancos se decidió en tanda de penales en 1987. Mucho antes de eso, en la época de Alfredo Di Stéfano, sacaron chispas en los cuartos de final de la temporada 1961-62. Ambos equipos ganaron por la mínima en sus reductos y hubo que jugar un tercer partido en París. En la ciudad de la luz se impuso el Real por 3-1. Las cuatro siguientes eliminatorias cayeron para el lado de la “Vecchia Signora”.

“En una eliminatoria de 180 minutos el que cuida más la parte táctica tiene ventaja y por eso creo que la Juve ha sabido imponerse siempre: en Italia somos maestros en eso. Además, en nuestro caso, éramos un equipo que estaba acostumbrado a sufrir y que sabía sufrir, no es casual que ganáramos muchos partidos en los minutos finales. Es señal de carácter y aguante. A partido único marcan más las diferencias las cualidades individuales y el Madrid tiene muchos jugadores de gran nivel”, expresó el ex defensor, Alessandro Birindelli.

Birindelli, además de la final del ’98, disputó dos eliminatorias contra el conjunto hispano. Una de ellas fue la semifinal del 2003. El Madrid, que había conquistado su novena Champions el año anterior y al que le habían puesto la chapa “cuadro galáctico”, ganó 2-1 en el Santiago Bernabéu. La mínima diferencia hizo que el Real viajara con una tensa calma a Turín. En el Estadio Olímpico descendería a un infierno en tono blanco y negro. La presión de los dirigidos por Marcello Lippi lo asfixió. Trezeguet, Del Piero y Pavel Nedved fueron los generales de la remontada. Antes de que el checo anotara el tercero, una jugada pudo alterar el curso del partido.

“El gol de Trezeguet en la ida nos mantuvo en la eliminatoria. De lo demás, de aportar experiencia y garra, se encargó el míster. Nos insistió en mantener las líneas muy juntas para no dejar pensar ni respirar a Figo y Zidane. Éramos muy inferiores a ellos por lo que teníamos que plantearnos un partido con un ritmo altísimo. En el único momento en el que bajamos, Ronaldo se plantó en el área y le hicimos penalti. Lo lanzó Figo, si llega a marcarlo… se habría acabado la eliminatoria. Menos mal que estaba Buffon”, expresó el centrocampista Alessio Tacchinardi. Un postrero gol de Zidane fue meramente ornamental. El talento individual del Madrid sucumbió ante la pasión italiana.

En 2005, un gol del uruguayo Zalayeta definió un nuevo lance en la prórroga. Tuvo que pasar una década para que volvieran a cruzarse. La última llave entre ambos fue la semifinal de 2015. El Madrid, con un gol de Cristiano Ronaldo, había allanado el camino hacia un final con el FC Barcelona, pero Álvaro Morata, delantero forjado en la cantera merengue, empalmó una pelota brava en el área y elevó a los suyos a la final de Berlín.