Cuando en el 2014 Claudio Bravo fue traspasado de la Real Sociedad al Barcelona , el portero nacional renunció al 10% que le correspondía por una posible venta, según lo que estaba estipulado en su contrato.

El chileno se marchaba como un verdadero ídolo de la entidad vasca tras haber disputado 237 partidos , haber sido figura en el ascenso a primera división además de quedarse con el trofeo Zamora de aquella histórica campaña.

Sin embargo, en 2017, el actual portero del Machester City presentó una denuncia al juzgado de lo Social de la Magistratura de Trabajo de Barcelona para exigir el pago de los 1,3 millones de euros que le correspondía, ya que según su defensa ‘los derechos de los trabajadores son irrenunciables’.

La respuesta fue negativa y Bravo decidió agotar todas las instancias llevando el caso al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya y después al Tribunal Supremo, donde finalmente su reclamo fue desestimado.

“El Tribunal Supremo ni siquiera ha admitido a trámite el recurso de los abogados del portero chileno, por lo que el recorrido judicial termina en este punto para ambas partes”, señalaron desde Mundo Deportivo.

Siguiendo en dicha línea, lamentaron la imagen que dejó Bravo a los hinchas del club tras esta disputa: “La Real no tendrá que pagar 1,3 millones a Bravo, cuya imagen a ojos de buena parte de los aficionados txuri urdin sale muy tocada por la beligerante actitud que ha tenido respecto al club en el que militó, llegando a ser un ídolo, durante ocho temporadas”.