En paralelo al apoyo financiero de USD 20.000 millones, el gobierno de Donald Trump anunció que Estados Unidos comprará más carne vacuna a la Argentina, al cuadruplicar el cupo anual de exportaciones. De todos modos, la expectativa del sector exportador por este acuerdo comercial es moderada, ya que una funcionaria republicana aclaró que hay temor por el mismo motivo que ya frenó a Chile semanas atrás: la fiebre aftosa.
Se trata de una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta a animales con pezuñas, como vacas, cerdos, ovejas y cabras. En el caso de Chile, la normativa sólo permite importar productos de vacas que estén certificadas como libres de fiebre aftosa, pero una reciente resolución del gobierno de Javier Milei habilitó el movimiento dentro de Argentina de carne bovina con hueso y material genético de animales susceptibles, desde las zonas libres de fiebre aftosa con vacunación hacia zonas libres sin vacunación en la Patagonia, al sur del río Colorado, poniendo así en riesgo el estatus del que goza Chile desde 1981.
En EE.UU., la decisión de Trump de traer más carne de res desde Argentina intenta paliar el aumento de los precios en su país -estimado en un 15% y unos 15 dólares por kilo-, pero lo hace sacrificando su filosofía de fomentar la industria nacional y levantar barreras para la importación extranjera.
De “Argentina está luchando por su vida” a la alerta por fiebre aftosa
El domingo pasado, cuando abordaba el Air Force One, el mandatario norteamericano fue abordado por una periodista acerca de la disconformidad de los productores locales con la medida que favorece a Argentina, hoy su aliada geopolítica en América del Sur.
“¿Qué tiene para decirle a los agricultores estadounidenses que sienten que el acuerdo beneficia más a Argentina que a ellos, por ser un socio comercial importante?”, le consultó la reportera a Trump, quien lanzó una frase durísima sobre el panorama del país trasandino: “Argentina no tiene nada, está luchando por su vida. Si puedo ayudarlos a sobrevivir en un mundo libre… El presidente de Argentina está haciendo lo mejor que puede, pero (ellos) se están muriendo”.
Más allá del duro análisis que irritó a los argentinos y debilitó la imagen pública del gobierno de Milei, la Sociedad Rural Argentina (SRA) recibió con entusiasmo la noticia de la venta de carne de res a EE.UU. El problema llegó horas más tarde cuando la secretaria de Agricultura de Trump, Brooke Rollins, hizo mermar la expectativa al declarar en la cadena informativa CNBC que “no será mucho lo que compremos” debido a las alertas por fiebre aftosa.
Amplió en que EE.UU. consume alrededor de 12 millones de toneladas métricas de carne bovina al año, de las cuales 10 millones son de producción local. “Los otros dos millones se producen en el extranjero y hay diferentes partes de eso. Está McDonald’s y la carne molida versus los cortes musculares reales, que son para muchos estadounidenses la parte saludable de esto”, explicó.
“Argentina enfrenta un problema de fiebre aftosa y en el Departamento de Agricultura tenemos que garantizar que nuestra industria ganadera esté segura”, aclaró, al margen de resaltar que igualmente los equipos técnicos de Argentina y EE.UU. trabajan en protocolos sanitarios para asegurar la orden de Trump.
El presidente de la SRA, Nicolás Pino, reaccionó fuertemente a las declaraciones de Rollins, a quien calificó de “burra”.
“Mal informada seguramente la señora. Si uno quiere desconocer ese estatus sanitario que tenemos en la Argentina al sur del río Colorado, al norte, libre de aftosa, con vacunación, sin vacunación. Eso puede llegar a confundir un poco”, manifestó el empresario al ser entrevistado en radio Mitre.
“A la señora habría que decirle que hace más de 20 o 30 años que, por suerte, en Argentina no tenemos ningún problema con esa enfermedad que tanto daño le hace a la ganadería. La verdad es que si no existe eso es porque trabajamos bien, de manera consciente. Entonces, vamos a creer que fue un comentario, que fue un error”, expresó Pino.
La promesa de Trump cumplida: se eleva el cupo de carne argentina importada
De acuerdo al Ministerio de Economía de Argentina, la cuota sin aranceles de carne vacuna deshuesada, fresca, enfriada o congelada con destino a Estados Unidos consiste en un cupo tarifario anual de un total de 20.000 toneladas. Por fuera de la cuota, se abona un arancel de 26,4%.
El nuevo acuerdo comercial cuadruplica el piso y eleva hasta 80.000 toneladas, tal como reveló Bloomberg en base a fuentes de la Casa Blanca y el Departamento de Agricultura de EE.UU.
Respecto a beneficios para Argentina, las 60.000 toneladas de carne de res que se podrían concretar de manera adicional a partir del año que viene supondrían unos 300 millones de dólares para la industria. Pero aquí viene una importante aclaración: según el Consorcio de Exportadores de Carne, el mercado estadounidense compró 34.754 toneladas a Argentina, por casi USD 194 millones, es decir, aún muy lejos de cubrir la cuota que Milei aspira a alcanzar gracias a Trump.
Si bien en la región Brasil exporta unas 156.000 toneladas a EE.UU., los aranceles del 50% que estableció el líder republicano lo obligan a cambiar de mercado para importar la carne bovina.