Roger Federer no escondió su profunda emoción a la hora de despedirse del tenis profesional a sus 41 años. Abrazos, lágrimas y ovación fueron los condimentos que inundaron el O2 de Londres. El fin de una era

Un emocionadísimo Roger Federer se despidió del tenis profesional, a sus 41 años, luego de caer en un simbólico dobles por la Laver Cup formando binomio con el español Rafael Nadal, su gran rival y amigo.

Tras finalizar el match, que ganaron los estadounidenses Jack Sock y Frances Tiafoe el suizo dio rienda suelta al llanto y se despidió entre lágrimas del público y de sus, ahora, excolegas en el circuito.

“Ha sido un día maravilloso, estoy feliz, no estoy triste. Es genial estar aquí. He disfrutado atarme los cordones una vez más, todo ha sido la última vez. No he sentido el estrés al estar rodeado de mi familia y la gente que me quiere”, expresó el ganador de 20 Grand Slams.

“El partido ha sido genial, jugar con Rafa (Nadal) en el mismo equipo, tener a estas leyendas conmigo… Es impresionante, no me quería sentir solo. Poder decir adiós con un equipo con Rafa, Novak, Stefanos, Casper, Andy… Para mí, es una celebración, es lo que quiero sentir”, complementó quien sumó 310 semanas como número uno.

Entre lágrimas, ‘Fed-Ex’ indicó sobre la pista del O2 de Londres que “mi carrera se suponía que no tenía que haber sido así, jugaba para pasármelo bien con mis amigos y he acabado aquí, ha sido un viaje perfecto, lo volvería a hacer. Gracias a todo el mundo por apoyarme, significa mucho para mí. ¿Tenemos que hablar de mi familia? Todos están aquí, algo que es genial. Lo hemos pasado muy bien en los últimos años. Mi mujer siempre me ha apoyado, me podría haber parado hace mucho pero no lo hizo, es increíble, gracias a ella”.

“Sin mi madre no podría estar aquí, gracias también a mis padres. Hay mucha gente a la que agradecer. Es una noche fantástica, gracias a todo el mundo”, finalizó el vencedor de 103 torneos en su carrera.

Apuntar que Nadal se mostró muy emocionado ante el retiro de su amigo y gran rival.

Las postales de una jornada conmovedora

Andy Rain I EFE