El extenista alemán Boris Becker, quien cumple una condena de dos años y medio de prisión en Inglaterra, despertó la furia de otros reclusos por el trato privilegiado que recibe.

Boris Becker, extenista alemán y otrora 1° del mundo, suma problemas luego de ingresar a prisión por los delitos financieros que cometió durante su quiebra en 2017.

El ganador de seis torneos Grand Slam, vale recordar, fue condenado a dos años y medio de cárcel en Inglaterra por transferirse altos montos de dinero de forma ilícita para declararse en bancarrota.

El germano fue ingresado a la prisión de Wandsworth, reconocida por sus precarias condiciones y violencia, pero luego fue trasladado a Huntercombe, donde sus problemas han estado lejos de alivianarse.

Según ha revelado The Sun, la llegada de Becker a la cárcel ubicada en Nuffield ha despertado el malestar de otros reclusos debido a los privilegios con los que cuenta el extenista.

Lo anterior, principalmente después que al alemán le ofrecieran trabajar como profesor de ciencias del deporte, un trabajo considerado fácil y cómodo al que solo se accede luego de varios años de buena conducta en el confinamiento.

“Normalmente servirían años antes de conseguir un trabajo como asistente de clase, se considera un privilegio. Pero Becker recibió el trabajo a las pocas semanas de ser sentenciado… Hay mucho resentimiento”, indicó una fuente al medio inglés.

“Boris Becker no tiene en la cárcel exactamente la vida de lujo a la que está acostumbrado, pero lo tiene mejor que la mayoría de los reclusos”, agregó.

El citado medio detalló que varios reclusos se han quejado de la situación, mientras que familiares de otros presos han enviado cartas a los directivos pidiendo acabar con el trato diferente hacia el otrora 1° del mundo.

Becker deberá cumplir al menos la mitad de su condena en prisión antes de pedir la libertad condicional, algo que el alemán espera concretar en el menor tiempo posible.