El 2005, el tenista argentino Mariano Puerta vivió su momento de gloria tras disputar la final de Roland Garros ante un joven Rafael Nadal, quien terminó ganando el primero de sus 12 títulos en polvo de ladrillo.

Sin embargo, meses después el trasandino dio positivo por una sustancia prohibida, arrojando su segundo dóping. Por aquella falta fue castigado con ocho años de suspensión, sanción que se redujo más adelante a solo dos.

Además, lo intimidaron para que devolviera los premios, los que ascendían a 887.000 dólares.

Ahora, tras 15 años de lo ocurrido, Puerta hizo una revelación que sorprendió a muchos: confesó que mintió en su declaración a los tribunales por su caso.

“La explicación que usamos como estrategia fue mentira. Pero no saqué ventaja deportiva. No quiero que me vean más como un tramposo”, dijo el extenista desde Miami en conversación con el periodista Sebastián Torok del diario La Nación.

Puerta señaló que aquella decisión fue “irresponsable” y además influenciada por sus representantes legales, entre ellos Eduardo Moliné O’Connor, vicepresidente de la Corte Suprema durante el menemismo, dirigente de la Asociación Argentina de Tenis​, miembro de la Federación Internacional de Tenis y del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), entre 1998 y 2006.

Recordemos que la explicación pública que dio el extenista fue que antes de la final tomó un vaso contaminado con sustancias prohibidas en el restorán de los jugadores.

¿Cómo ocurrió? Su pareja, la actriz Sol Estevanez, bebió agua con gotas de Effortil, medicamento para los dolores menstruales, que contenía etilefrina.

él fue al baño y al volver tomó agua del mismo vaso de su pareja.

Puerta no se quedó ahí y entregó la verdadera versión de los hechos.

“Antes de irme a un Challenger en Chile, le digo a Daro (Darío Lecman, su preparador físico, ex pesista olímpico): ‘Me olvidé de comprar o no encuentro el frasco de cafeína y ginseng’. Y él me dice que tenía un amigo que trabajaba en un laboratorio, que le podía decir que las hiciera, que se quedaba después de hora y nos salía menos plata. Le digo que sí y sigo normal. Antes del viaje a Chile agarro el frasco y empiezo el año. Era una pastilla que no siempre la usaba, dependía de cómo me sintiera. Si estaba bien y jugaba contra alguien que me daba un poco de tiempo, no la tomaba”, reveló.

“Siempre tuve confianza ciega en mi equipo. Jamás podría haber pensado que haría algo que me hiciera mal, porque cualquier cosa que fuera mala para mí, sería mala para él. No voy a pensar que se podría dar un tiro en el pie. Fui todo el año a controles antidóping. Llego a Roland Garros siendo con un ranking que no tenía desde hacía años. ¿Después de lo vivido voy a hacer algo adrede? ¡Imposible!”, agregó.

En la mira quedó Lecman, quien negó los hechos. “¿Que un amigo mío hizo pastillas en un laboratorio? No, no, no. Yo no tengo nada que ver. Yo no le di nada. Es mentira”, fue la defensa del exdeportista.