Entre el 18 y 24 de noviembre se estrenará el nuevo formato de la Copa Davis. Madrid será la sede de las finales del grupo mundial, que reunirá a 18 selecciones.

Chile clasificó tras vencer en el repechaje a Austria y quedó emparejado en el grupo C de la competición junto a Alemania y Argentina. Su debut será el martes 19 en la Cancha Central ante los trasandinos.

Liderados por Nicolás Massú, Cristian Garin, Nicolás Jarry y compañía tratarán de vencer en el ‘clásico’ sudamericano a un equipo que tiene como principales valores a Diego Schwartzman (16º) y Guido Pella (21º).

En dicho sentido, es inevitable acordarse de la polémica serie de los sillazos ocurrida en abril del 2000. En aquella ocasión, Nicolás Massú y Mariano Zabaleta disputaron un caliente encuentro en la cúpula del Parque Ohiggins que terminó en escándalo.

Todo ocurrió en el cuarto set, cuando el trasandino estaba cerca de la victoria. Un altercado con hinchas chilenos y una agresión a un pasapelotas detonó en la suspensión del encuentro. Sillas y todo tipo de proyectiles cayeron a la cancha, poniendo en riesgo la integridad de todos los tenistas.

Victor Rojas | Agence France-Presse
Victor Rojas | Agence France-Presse

Casi 20 años después, Zabaleta recordó lo que fue aquella jornada. En conversación con Infobae, reconoció que ‘fue una cagada de la vida que me tocó vivir”.

“Siempre digo que Massú tuvo una actitud que podría haberlo manejado de otra manera, yo tuve una actitud que podría haberlo manejado de otra manera. Sos más pendejo, estás con la euforia, la locura, el partido lo tenía prácticamente ganado, no tenía necesidad de hacer nada”, partió diciendo.

“Que de un partido te saquen a patadas, te rompan la cabeza, te caguen a piñas, se descontrole, nunca más lo vi en el tenis. ¡Una mala leche! A mí me afectó eso”, agregó.

Además reconoció que su relación con Massú cambió desde ese momento: “Massú que era amigo mío no me habló dos años y además ver a gente que yo quería haciéndome responsable porque nos fuimos, porque no jugamos. Era algo para lo que no estaba preparado”.

“Ya me había olvidado de la locura que vivimos, porque fue una locura, eh. Podrían haber matado a alguien eh, no es joda. A mí en un estadio de 15 mil personas cerrado me cayeron piedras así al lado, me pegaban en la cabeza y me podrían haber matado. Fue una locura total que por suerte no hubo ninguna muerte”, concluyó.