Si bien en ese entonces se encontraba 13º en el ranking ATP (Federer), el extenista nacional Nicolás Massú se dio el lujo de derrotar a uno de los mejores exponentes en la historia del tenis: hablamos del suizo Roger Federer.

¿El escenario? El ATP de Long Island en 2002. Como fue siempre su estilo, en cerca de dos horas el ‘nico’ derrotó al segundo preclasificado por parciales de 6-7 (5), 6-1, 6-3 y avanzó a cuartos de final, ahondando la crisis que por ese momento atravesaba Federer.

Al principio la victoria no se vio como gran cosa, pero el suizo venía dando luces de lo que sería su brillante carrera.

Antes de Long Island había ganado el Masters Series de Hamburgo y había llegado a la final de Key Biscyane.

Al otro lado de la red estaba Massú, quien ese año había alcanzado el mejor ranking de su carrera (57º).

El nacional había ganado a principios de 2002 el ATP de Buenos Aires, luego de derrotar en la final al local Agustín Calleri.

En Long Island, el ‘nico’ derrotó en su debut a Raemon Sluiter por 6-4, 7-6 (4), y en segunda ronda debía enfrentarse ante el suizo.

El primer set estuvo bastante apretado y debió definirse en el tie-break, que finalmente se terminó llevando el suizo.

Pero en la segunda manga llegaron todos los miedos del helvético y Massú aprovechó eso para plantarse con un sólido 6-1.

El tercer set fue la misma tónica y el nacional se quedó con el partido por un cómodo 6-3.

Tras el encuentro, un dolido Federer declararía haber “perdido la confianza”, señalando que “juego mal y no sé por qué”.

Este resultado demostró que Nicolás Massú también podía ser fuerte fuera de la arcilla. A la semana siguiente llegó a la tercera ronda de Flushing Meadows, donde fue eliminado por el brasileño Gustavo Kuerten.