Son varias semanas en el último tiempo en las que Universidad Católica aparece en la cima de la tabla de posiciones del campeonato local. No solo este año, ya que la hegemonía de la UC en el fútbol local lleva ya casi un lustro.

Desde el bicampeoanto de Mario Salas hasta el actual momento de los cruzados – que lideran la tabla de posiciones con 31 unidades – hay una constante que tiene que ver con los resultados, más allá del estilo de juego.

Si bien claramente en el aspecto internacional la deuda pendiente con los hinchas se mantiene tras la eliminación de la Copa Libertadores a manos de Gremio de Porto Alegre, pareciera que el club de la precordillera va en el buen camino.

Mario Salas llegó a Católica en 2015 y desde ahí que los cruzados solo saben de celebraciones en torneos chilenos. Al bicampeonato logrado por el “comandante” se le suma la correcta campaña con Beñat San José, que consagró al club como el mejor del 2018 en un torneo largo.

Ahora, con Gustavo Quinteros, la realidad no parece ser distinta. Esa regularidad y equilibrio en los directores técnicos que han pasado por la banca de San Carlos de Apoquindo se extrapola a sus jugadores.

Con 13 partidos jugados, la UC ya le saca 6 puntos de ventaja a su más cercano perseguidor (Colo Colo) en un torneo muy parejo donde cualquier cosa puede pasar desde el segundo al último lugar. Porque el nivel del líder de la tabla es claramente superior al del resto, o al menos más regular.

Mientras en ocasiones cambian algunas piezas, el objetivo, estilo de juego y resultado es el mismo en el torneo local. Con una base sólida de referentes, los canteranos aparecen en masa para hacer presencia en un primer equipo que no tiene problemas en modificar jugadores porque los roles están claros.

Con Luciano Aued próximo a renovar su contrato, un José Pedro Fuenzalida que se erige como el gran líder de los cruzados, unos maduros Buonanotte y Lanaro que han aceptado que a veces se aporta más desde la banca, pareciera que la UC camina tranquilo hacía un nuevo título.

Con respecto a la administración, hay un gerente técnico que los dirigentes han respaldado pese a los fuertes cuestionamientos que ha recibido por algunas decisiones que no han tenido resultado en el corto plazo. Supongo, porque piensan a largo plazo.

Ahora se le viene un gran desafío a los cruzados. Con el receso por la Copa América se les podría escapar el jugador más desequilibrarte que tienen en el último cuarto de cancha y si es que no logran retenerlo, tienen la difícil tarea de buscar un reemplazante ¿O trabajarán para sacarlo de la casa?

Porque Fuenzalida, Kuscevic, Saavedra, Munder, Rebolledo, Magnasco o Valencia son solo el actual rostro de una interminable cantera que entrega recursos no solo al primer equipo, sino que también a la selección nacional.

Mientras su archirrival se hunde en una de las peores crisis de los últimos años, los de la precordillera viven una tranquilidad y estabilidad que, más allá si logran levantar el trofeo de campeón, le da confianza a los fanáticos. Si es que creemos en los procesos, el éxito internacional debería ser cosa de tiempo…