Se han preguntado alguna vez ¿Por qué cada vez que alguien muere las demás personas siempre dicen “que lástima, era tan buena persona?.

Bueno, yo me lo pregunté en más de una ocasión y siempre llegué a la misma conclusión: pura cortesía.

Y es que me era impensado creer que solo estuviésemos rodeados por personas buenas, o eso hasta el jueves. Ese día me enteré del sensible fallecimiento de Luis María Bonini y la noticia caló hondo en mi corazón.

Y debo reconocer que aunque yo nunca conocí al tipo en persona, la noticia me golpeó e hizo cuestionarme algunas cosas.

Por ejemplo, que el ‘viejo’ fue mucho más que esa arenga a Humberto Suazo en la previa del duelo de Chile y Uruguay en el estadio Centenario. Quizás parezca obvio, podrán decir algunos. Pero no lo es, les respondo.

Porque si le pregunto a alguien que no es muy conoce mucho del mundo de la ‘pelotita’ ¿Qué sabe de Bonini? De seguro lo primero que me dirá será: ¡¡Chupete y la… te quiero ver! ¡Te quiero ver, papá!!.

Esa frase lo llevó al estrellato, hay que reconocerlo. Pero Luis María Bonini fue mucho más que eso.

Fue carácter, vehemencia, convicción y pasión. Porque, seamos honestos, hasta el día de hoy nadie ha podido regalar alguna frase motivacional y superar al profe. Aunque han habido muchos intentos.

Fue descontrol, desborde, fiereza y valentía. Porque esa manera de aleonar a los jugadores no se había visto en un país reservado como el nuestro.

Fue labia, prosa, risa y llanto. Porque los gritos que se escuchaban por los parlantes en cada partido, eran un show aparte que nos hacían vibrar casi o tal vez más que el mismo partido.

Fue sinceridad, lealtad, incondicionalidad y nobleza. Porque aún cuando reconoció que él se hubiese quedado en la selección, prefirió seguir a su amigo de la vida y salirse del barco que meses después se hundió por culpa de los corruptos.

Bonini fue muchos más que el clásico ¡¡Chupete y la… te quiero ver!¡Te quiero ver, papá!!, muchachos.

Fue un tipo cercano que se la jugó por cada uno de los cracks de la Roja. Esos mismos que hoy brillan en el extranjero y que, aunque sea por sus redes sociales, demuestran que les dolió su partida.

Fue un tipo que pasará a la historia por implementar un sistema de juego y de entrenamiento que requería no solo plenitud de condiciones, sino que también demandaba que cada uno de los jugadores entregara todo de sí, olvidándose por completo del mañana.

Fue un tipo que, sin duda, tuvo más protagonismo que el mismísimo Marcelo Bielsa y eso quedará por siempre en la retina del fútbol chileno. La misma a la que el jueves se le metió un ‘bichito’ en el ojo y hoy lo despide y le agradece por todo lo que hizo por este país.

Recuerdo que en una entrevista dijo que Bielsa era más grande que él porque éste respetó sus principios, no aguantó y se marchó de Chile.

Hoy con toda seguridad le digo: ojo profe, no se equivoque, Bielsa fue un genio, pero usted un grande.