Un episodio que quedará en la historia de la Fórmula 1 protagonizaron los pilotos en la antesala del Gran Premio de Austria.

Durante un homenaje contra el racismo, pactado antes de la largada de la cita deportiva, la mayoría de los pilotos se arrodilló, replicando un gesto que se ha tomado diversas disciplinas deportivas y que había sido solicitado por el campeón, Lewis Hamilton.

Eso sí, hubo seis que decidieron no hacerlo. Leclerc, de 22 años y de Ferrari, fue uno de los disidentes que se quedaron de pie, con la cabeza baja. Según se supo ‘tras bambalina’, el monegasco y su grupo no se tomaron bien la forma en que Hamilton planteó las cosas.

“Es un combate por la igualdad, no se trata de política o promoción”, se defendió al terminar la competencia el seis veces campeón mundial, Hamilton.

Pero la atmósfera ya había cambiado cuando el británico, primer piloto negro de la categoría reina del automovilismo, pidió a la Fórmula 1 posicionarse tras la muerte de George Floyd a manos de un policía blanco, a finales de mayo en Minneapolis (Estados Unidos). “Nadie mueve ni el dedo pequeño en mi deporte, que, claro, está dominado por blancos”, escribió entonces en Instagram.

Esas palabras de Lewis molestaron. “Para ser completamente honesto, no me siento cómodo compartiendo mis pensamientos en las redes sociales. Estaba completamente equivocado”, cuestionó Leclerc.

Estilo polémico

Horas antes del comienzo de la carrera, Leclerc explicó por qué no se arrodillaría: “Creo que lo importante son los hechos y los comportamientos cotidianos más que los gestos formales que podrían ser percibidos como controvertidos en algunos países”.

A Leclerc se terminarían sumando Max Verstappen, Carlos Sainz, Kimi Räikkönen, Antonio Giovinazzi y Daniil Kvyat.

Más allá del derecho de apoyo la causa a la manera que cada piloto quisiera -lo que defendía la F1 y su regulador, la Federación Internacional del Automóvil (FIA)-, es el estilo del vigente campeón mundial lo que, como ocurre habitualmente, provocó la polémica.

La prensa británica había preguntado a su campeón el jueves por la mañana sobre su intención de clavar la rodilla. Respondió que no lo había pensado y que lo que deseaba era un gesto establecido con los otros 19 pilotos, haciendo un llamamiento a la industria de la F1 de cambiar a largo plazo.

Pero entre bambalinas, algunas fuentes señalaron que el británico fue menos tolerante en una reunión organizada por la asociación de pilotos, GPDA, el viernes por la noche.

“El mensaje que transmití fue romper el silencio y solo agradecí a los que habían levantado la voz y habían animado a otros a hacerlo”, dijo Hamilton sobre el encuentro.

‘Intentar ser un guía’

“Describí el escenario en el que el silencio se convierte en cómplice. Hay siempre silencio en algunos casos pero creo que forma parte del diálogo, del proceso de comprensión, por lo que voy a intentar ser un guía, una influencia”, añadió.

“Nunca he pedido o exigido que alguien se arrodille. Ni siquiera lo he hablado. Fueron la F1 y la GPDA los que lo hicieron”, añadió el domingo, respondiendo a un artículo del tabloide británico Daily Mail. “En privado, algunos pilotos estaban alterados por la insistencia de Hamilton en forzarlos a arrodillarse”, había señalado el diario.

El artículo en cuestión denunciaba además “la hipocresía” del piloto, “promotor de la ecología” pero que llegó a Austria en “un inútil vuelo privado” desde Mónaco.

“Hoy era un momento importante para mí y todos los que creen en el cambio. Por una sociedad más justa e igualitaria”, añadió el domingo, tras ser cuarto en la carrera.

Cuestionado fuera de la pista y penalizado en la parrilla de salida con tres puestos por un error en la clasificación, para terminar cuarto en la carrera, no arranca de la mejor manera la campaña en la que busca igualar el récord de Michael Schumacher de siete títulos mundiales.