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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

La velocista jamaicana Shelly-Ann Fraser-Pryce, a sus 38 años, se despide en el Mundial de Tokio tras 20 años de carrera destacada. Con una medalla de plata en el relevo 4x100 femenino, suma 8 medallas olímpicas y 17 mundiales. Su regreso tras ser madre en 2017 la convirtió en un símbolo de superación y logros deportivos, destacando sus triunfos en los Mundiales de Doha y Eugene.

La jamaicana Shelly-Ann Fraser-Pryce, a sus 38 años, dijo adiós en el Mundial de Tokio a casi dos décadas de carrera deportiva al más alto nivel del atletismo.

Casi 20 años coronados en la capital japonesa con una medalla de plata en el relevo del 4×100 femenino, junto con la satisfacción por el reconocimiento unánime del atletismo internacional.

Ocho medallas olímpicas (tres de ellas de oro) y 17 mundiales (10 oros, 6 platas y 7 bronces) dan brillo a una trayectoria deportiva inconmensurable de la velocista jamaicana, símbolo del poder competitivo.

Pero también ícono de las reivindicaciones sociales, como cuando decidió ser madre en 2017 y regresar después con lo que eso conlleva como mujer dispuesta a seguir siendo la misma coleccionista de títulos.

De hecho, tras ser madre sufrió las críticas de mucha gente que dudaban que pudiera volver a correr de forma competitiva. Eso, en vez de desanimarla, la dio fuerzas y tuvo que volver a demostrar que podía ser madre y también atleta.

Logró dos oros en los Mundiales de Doha (100 metros y 4×100) y en Eugene 2022 otro (100 metros), sin olvidar el también metal dorado del relevo 4×100 en los Juegos Olímpicos de Tokio, precisamente la ciudad en la que corrió su última carrera.

Con sus 1,52 metros de estatura y el pelo teñido de amarillo y verde, los colores de Jamaica, Fraser-Pryce es inconfundible y en Tokio ha agotado un tiempo de prorroga que no esta prevista.

La velocista jamaicana tenía planeado retirarse después de los Juegos Olímpicos de París, en agosto de 2024, pero un ataque de ansiedad cuando estaba entrando al estadio para correr la final de los 100 metros en la capital francesa cambió sus planes. No se podía ir de esa manera, por eso optó por estar en Tokio.