Karen Torrealba no solo corre maratones, también corre la vida a un ritmo imparable: la atleta es mamá de dos hijos (Renata y Bruno), jefa de hogar, entrenadora, runner y trabajadora. Esta mujer chilena, de 44 años, ha hecho del running su motor para levantarse cada día y demostrar que las mujeres pueden con todo. Especialmente, después de una separación.
Luego de atravesar un quiebre amoroso que la dejó a cargo de la familia, Karen decidió que era momento de reencontrarse consigo misma. Y su pasión, el running, fue la mejor forma de enfrentarlo: “Volví a las competencias y este 6 de septiembre, en la comuna Torres del Paine, voy a correr Patagonian International Marathon, donde tengo el récord de 21 kilómetros”, cuenta. Esta vez irá más lejos: se enfrentará a los 42 kilómetros en una de las carreras más hermosas del mundo, que tiene las inscripciones abiertas hasta el 31 de julio.
“A veces estamos agobiadas con el quehacer, pero podemos lograrlo. Quiero coronar todas estas actividades que hago a diario y mostrarles a las mujeres que se puede lograr con organización… Mi vida es como correr, todos los domingos hago un excel con mi planificación semanal, horario por horario. Por eso me puse este desafío y lo voy a hacer con mi hija de 14 años, que va a correr 10 kilómetros”, afirma con fuerza y orgullo.
Correr, para Karen, ha sido mucho más que un deporte: ha sido terapia, resiliencia y empoderamiento. “Partí corriendo por una depresión postparto… y a los seis meses ya estaba en un maratón. No es algo que yo he buscado, se ha ido dando de forma natural. Uno nunca deja de tener miedo, pero no te puedes quedar en una cama llorando. Puede ser una separación, la pérdida de una persona o un trabajo, pero la vida continúa. A veces yo no me quiero levantar y me quiero quedar llorando, y digo ‘no, cámbiate de ropa’. Salgo a correr y termino feliz y cantando. Eso es un día ganado”, relata.
Su mensaje es directo y va dirigido a todas las enfrentan momentos difíciles, cuando todo parece cuesta arriba. Y es que la historia de Karen representa a muchas mujeres que, en silencio, enfrentan jornadas dobles o triples. Ella se levanta a las cinco de la mañana, trabaja como profesora en un programa de salud para pacientes oncológicos y geriátricos, entrena con Santiago Runners y sigue acompañando a sus hijos en cada paso: “Todo muy cuadradito, en función de mis hijos y del trabajo. Ser mamá requiere más esfuerzo, pero estoy feliz de serlo”.
Más allá del orden, lo que guía su camino es la convicción de que el cuerpo y la mente pueden entrenarse para resistir y florecer: “En otro contexto hubiese tenido mucho miedo, pero como ya corría y había hecho maratones, dije ‘si puedo correr 42 kilómetros, claro que puedo con una casa o con dos hijos’. Así lo saqué adelante”. Esa fuerza silenciosa fue clave para superar los desafíos deportivos y las barreras más profundas y personales de la vida.
Patagonian International Marathon, en Torres del Paine, no es una carrera más para Karen. Es un símbolo de renacimiento: “Los paisajes son únicos y el silencio es increíble… Escuchar solamente la naturaleza, es algo que solo he vivido ahí. Es un lugar maravilloso y ojalá más personas lo puedan hacer. Después de correr allá, serás otra persona”. Ella, junto a cerca de mil corredores de 40 países y 70 comunas de Chile, vivirán esa experiencia.