La estadounidense Tori Bowie, triple medallista olímpica en Río 2016, falleció a fines de abril a los 32 años. En el último tiempo se han revelado problemas mentales y una vida poco saludable de la atleta.

El mundo del atletismo sufrió un duro golpe a fines de abril. La estadounidense Tori Bowie, triple medallista olímpica en Río 2016, falleció a los 32 años.

El sitio TMZ accedió al informe forense de la medallista olímpica, el que reveló un terrible antecedente: falleció mientras iniciaba trabajo de parto sola en su casa.

Sin embargo, un tema no menor se ha revelado en los últimos días: los problemas de salud mental de la malograda deportista, específicamente un trastorno bipolar.

Su ex entrenador, Al Joyner, de 63 años, le dijo a AP que “no es que se le pasara por alto” el trastorno, sino que cree que “la gente no se lo tomó lo suficientemente en serio”.

Un vecino reveló que Bowie había mostrado un comportamiento errático en el pasado, lo que provocó cierta preocupación entre su comunidad. La vecina recordó un incidente en el que Bowie supuestamente lanzó huevos a la casa de enfrente.

Su vida era errática y poco saludable, pero siento mucho lo que le ocurrió”, dijo la vecina, y añadió. “Era muy joven. ¿Por qué no la ayudaron sus amigos?”.

Aunque Bowie tenía acceso a servicios de salud mental a través del Comité Olímpico y Paralímpico de EE. UU. y del Atletismo estadounidense., los funcionarios de ambas organizaciones dijeron que no los utilizó en los meses y semanas antes de su muerte el 23 de abril.

Los funcionarios creen que la salud mental de Bowie jugó un papel fundamental en cómo manejó lo que se convirtió en un embarazo cada vez más difícil, uno que lidió sin mucha ayuda de amigos, familiares o profesionales médicos.

Y no solo eso. Otros vecinos, que mantuvieron su condición de anonimato, relataron a AP que vieron a Bowie durmiendo en el piso en un centro recreativo local y en otra ocasión, durmiendo en un banco con comestibles cerca de sus pies en un parque cerca de su casa.

La representante de Bowie, Kimberly Holland, contó que la atleta no necesitaba ayuda e incluso que tenía acceso a la atención médica. “No tenía ninguna bandera roja”, le dijo a The Washington Post en junio, y agregó que Bowie insistía en no dar a luz a su bebé en un hospital.

Cuando salió la autopsia, esta indicó que no había participación de terceros ni uso de drogas. El trastorno bipolar de Bowie no apareció en muchos titulares, ni otro detalle: su peso: 43 kilos y medio, incluso con ocho meses de embarazo. En su apogeo, la velocista de 1.79 metros era una pared de músculos y pesaba 59.

Según los Centros para el Control de Enfermedades de EE. UU., las mujeres negras tienen tres veces más probabilidades de morir por problemas relacionados con el embarazo que las mujeres blancas. Bowie fue la tercera mujer en el equipo de relevos de la medalla de oro olímpica de EE. UU. 2016 que sufrió complicaciones en el parto. Las tres eran negras. Pero mientras Allyson Felix y Tianna Tashelle dieron a luz en un hospital, Bowie murió sola en casa.

La norteamericana logró la plata en los 100 metros, el bronce en los 200 y el oro en el relevo 4×100 en la cita brasileña.

También fue doble campeona mundial en Londres 2017 en 100 y 4×100, y bronce en los 100 en Pekín 2015, entre otros logros.