Cabalgata “más grande del mundo” convocada por el ‘Tino’ Asprilla en Tuluá deja un caballo muerto y dos jinetes heridos

El paso de Faustino Asprilla por el fútbol es destacado en Chile por dos razones: la brillantez exhibida con la selección colombiana en los 90’ y su aventura con la casaquilla de La U en el año 2003.

Sin embargo, las polémicas fuera de las canchas fueron pan de cada día en el oriundo de Tuluá, de 53 años, y una de ellas las protagonizó siendo parte del plantel azul.

El 26 de mayo de 2003 sorprendió a todos sus compañeros del elenco colegial al utilizar una pistola en mitad de un entrenamiento. El colombiano, que estaba lesionado y observaba a sus compañeros desde la banda, sacó su arma e hizo varios disparos al aire para, según sus palabras, motivarlos en su trabajo.

Y Asprilla nuevamente hizo noticia de manera negativa, específicamente como promotor de la cabalgata “más grande del mundo” en la ciudad donde nació.

El evento del ex delantero terminó de la peor forma posible: con un caballo muerto, 150 reportes de faltas a las normas establecidas y de aberrantes hechos de maltrato y crueldad contra los equinos.

El animal perdió la vida tras caer con su jinete de un puente de 5 metros.

“Acabo de llegar a casa después de ver cómo Tuluá estaba convertida en un infierno para los caballos. El Tino logró la cabalgata más cruel del mundo”, señaló a El Tiempo el concejal de Cali, Terry Hurtado, quien es defensor de los animales.

En tanto, el Movimiento Animalista del Valle condenó estos hechos y pidió medidas ejemplares por los maltratos a los equinos en una cabalgata que dejó además a dos jinetes lesionados.

“Al menos 22 gestores de convivencia y más de 50 veedores ciudadanos consolidaron un informe que será entregado por la diputada Catherine Morales a la Procuraduría General de la Nación”, mencionó.

Y eso no fue todo. Además “llama la atención el caso de un jinete masturbando a un caballo y se destaca, además, el incumplimiento de horarios de la cabalgata, puesta hasta la 1:00 a. m. y todavía se veían a muchos con jinetes montados, tomando y escuchando música”, sostuvieron los defensores.