Tonya Harding llevó su rivalidad con Nancy Kerrigan hasta el extremo de contratar a un sicario para que le partiese las pìernas

Tonya Harding protagonizó en el año 1994 uno de los mayores escándalos en la historia deportiva estadounidense y del mundo, específicamente en el patinaje artístico sobre hielo.

El arranque de la década de los 90 fue soñado para la oriunda de Portland, hoy con 52 años. En 1991 obtuvo su primer triple axel (salto con un pie acompañado de tres giros y medio para completar 1260 grados para caer con el otro pie) en el Campeonato de Estados Unidos y ganó el título con el primer 6.0 del evento otorgado a una única patinadora por mérito técnico.

Además, en ese año se transformó en la primera mujer en completar un triple axel en el programa corto, la primera en ejecutar con éxito dos triple axel en una sola competencia y la primera en completar una combinación de triple axel con el doble toe loop.

Ya en el Campeonato Mundial de 1991 volvió a completar el triple axel para convertirse en la primera mujer estadounidense en realizarlo en un evento internacional. Harding terminaría segunda detrás de su compatriota Kristi Yamaguchi.

En ese mismo certamen planetario acabó tercera la también estadounidense Nancy Kerrigan, quien tomaría un inesperado protagonismo en esta historia. Aquella fue la primera vez que un país se llevó el podio femenino completo en un Mundial.

Todo parecía ir de maravilla para la deportista de 1.61 metros. Sin embargo, Harding nunca fue capaz de realizar con éxito el triple axel en una competición después de 1991, y sus resultados competitivos comenzaron a declinar.

Pese al bajón en su rendimiento, se le permitió seguir siendo miembro del equipo de patinaje sobre hielo de los Estados Unidos y en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1994 en Lillehammer, Noruega, esperaba volver a la elite y colgarse el oro.

La triste y polémica manera de recuperar el protagonismo: una condenable agresión

La siguiente es una historia que fue objeto de un documental de ESPN de la serie 30×30 y el año 2017 fue llevada al cine en ‘Yo, Tonya’.

El 6 de enero de 1994 y en plena preparación para las clasificatorias al evento en suelo noruego, Tonya Harding, con ayuda de su exesposo, Jeff Gillooly, y su guardaespaldas, Shawn Eckhardt, intentó sacar de la competencia a su rival y compatriota, Nancy Kerrigan.

Kerrigan fue atacada después de una sesión de entrenamiento en el Campeonato de Patinaje Artístico de Estados Unidos en Detroit por un atacante, identificado posteriormente como Shane Stant. Gillooly y Eckhardt contrataron a Stant para romperle la pierna derecha a Kerrigan y evitar que compitiera en los Juegos Olímpicos de invierno de 1994.

Stant golpeó su pierna aproximadamente tres centímetros por encima de la rodilla con un bastón telescópico ASP. No logró romperle la pierna, pero le propinó una lesión que la obligó a retirarse del campeonato nacional, misma en la que se coronó Harding.

Imágenes, minutos después del ataque por sorpresa, muestran a una desconsolada Kerrigan tirada en el suelo, entre sollozos, diciendo “¡¿Por qué a mí?!…Me golpearon con un palo muy duro. Algo muy muy duro. Ayúdenme”. Un registro que dio la vuelta al mundo.

Solo cinco días después del polémico suceso, Harding fue consultada por la posibilidad que alguien de su entorno hubiera podido planear el ataque. La deportista trató de desviar toda responsabilidad.

“Definitivamente he pensado en ello. Nadie controla mi vida, salvo yo….Si hay algo ahí que no me gusta lo voy a cambiar. Solo deseo que la gente pudiera ver eso, ya sabes, estoy ahí afuera esforzándome tanto como los demás y es realmente triste. Es triste que haya gente de esa clase ahí afuera”, dijo.

En plena investigación de lo ocurrido en los pasillos de la pista de hielo del Cobo Arena, Harding y Kerrigan se veían las caras en la competencia olímpica en Lillehammer, en una competición que nadie se quería perder. Más de 48 millones de norteamericanos siguieron el evento por televisión.

En la pista noruega, la víctima del ataque se sacudió en parte de lo ocurrido con la presea de plata, mientras que su rival por excelencia -que nunca tuvo el favor del público- finalizó en un opaco octavo puesto.

Pese a ser pionera en su país en el triple Axel, Harding no era la favorita de las marcas, a diferencia de Kerrigan, quien era muy querida en el ambiente de este deporte. “Nancy era una princesa, y yo era un montón de mierda”, resumió Tonya en 2014.

Juicio, sentencia y un triste adiós al patinaje sobre hielo

El cerco comenzó a cerrarse en la investigación cuando Eckardt acusó a Jeff Gillooly de tejer un plan premeditado para cometer la agresión y contratar al matón Shane Stant. El exesposo de la deportista se declaró culpable y cambió su testimonio en contra de quien fue parte del acto, Tonya Harding.

Los juegos finalizaron el 27 de febrero de 1994 y en marzo del mismo año, la patinadora artística se declaró culpable por conspirar para obstaculizar el juicio de los agresores, con lo que pudo librarse de la cárcel.

Finalmente, Harding fue sentenciada a tres años de libertad condicional, cumplir un total de 500 horas de servicio comunitario y pagar una multa de 100.000 dólares.

En el plano deportivo, debió renunciar a su Campeonato Mundial de Patinaje Artístico sobre Hielo de 1994 y a la Asociación de Patinaje Artístico de los Estados Unidos (USFSA), además de no participar jamás en eventos administrados por la USFSA como patinadora o como entrenadora.

Tras ser vetada de por vida, la primera mujer estadounidense en realizar un axel triple y la segunda del orbe, tras la japonesa Midori Ito en 1988, debió dejar el deporte que le apasionaba.

Su segunda y breve oportunidad en el deporte

En el año 2022 se convirtió en boxeadora, buscando una segunda oportunidad en el deporte. Su carrera profesional solo duraría 14 meses con un registro de tres triunfos y la misma cantidad de derrotas.

Además de su fugaz paso por los cuadriláteros, Tonya escribió su biografía, participó en un grupo musical, terminó tercera en el reality Dancing with the Stars (2018), fue detenida bajo los efectos del alcohol y protagonizó un intento de suicidio.

Pasado ya largos 29 años del escándalo, Harding sigue manteniendo su inocencia pese a que en Estados Unidos casi nadie la cree.