La boxeadora mexicana Alma Ibarra se volvió viral por su ruego a su técnico para detener la pelea ante la estadounidense Jessica McCaskill para "poder llegar viva a casa".

Un momento que ha impactado al mundo del deporte protagonizó el último fin de semana la boxeadora mexicana Alma Ibarra, al emitir un emotivo ruego a su entrenador para que detuviera la pelea contra la estadounidense Jessica McCaskill.

“No, no, no, yo quiero llegar viva a mi casa”, expresó visiblemente afectada la púgil a su representante en la esquina al término del tercer round, en un desahogo que fue captado por la transmisión de DAZN.

El rostro de la azteca lo decía todo. Superada por la presión y también por su rival, prefirió dar un paso al costado para evitar una nueva tragedia en este deporte, más teniendo en cuenta que el combate era a 12 rondas.

Y es que la cita deportiva se llevaba a cabo en Canadá, país donde hace un año perdió la vida la también mexicana Jeanette Zacarías, con solo 18 años, luego de sufrir una paliza sobre el cuadrilátero que no fue detenida a tiempo. La joven fue trasladada al hospital
donde aguantó cinco días antes de morir.

Entonces, poco le importó a Ibarra estar peleando por todos los títulos que ostentaba McCaskill. Seguramente el recuerdo de Zacarías se hizo presente en Ibarra, de 34, quien además es madre soltera, por lo que prefirió bajarse.

De hecho, en su momento, cuando se conoció la noticia de lo ocurrido con Zacarías, Alma expresó en redes que “nadie nos obliga a entrar en ese ring. Pero hay muchísimas cosas que deben cambiar… Somos personas con familia que nos espera en casa y no deberíamos ser vistos solo con ojos de dinero”.

Ya había sido secuestrada

La vida de Alma Ibarra en el deporte no ha sido nada sencillo. En febrero de 2020, cuando se preparaba para competir en el clasificatorio a los JJOO de Tokio fue víctima de un secuestro.

Según menciona El Universal, la púgil recibió distintas amenazas vía telefónica, relacionadas a su familia, justo en la previa del pesaje.

La alta precisión de la información en los mensajes obligaron a la deportista a salir del hotel donde se hospedaba, como se lo venían solicitando.

Fue ahí que se vio obligada a subir a un vehículo y posteriormente sus captores la trasladaron a un lugar que no reconoció, en búsqueda de una recompensa.

Ibarra permaneció encerrada y vigilada por varias horas hasta que la policía llegó a salvarla.