El surfista español Diego Bello fue acribillado en 2020 y, hoy, con una nueva investigación sobre el caso, se comprobó que la Policía falseó pruebas.

El caso de Diego Bello, surfista español asesinado en 2020 por tres policías en la isla filipina de Siargao, comienza al fin a esclarecerse y ha dado un vuelco total respecto a la primera versión de los oficiales.

Según se informó desde un principio, el atleta que vivía en la zona desde 2017 fue abatido luego de un “violento enfrentamiento” a tiros con los uniformados, el 7 de enero de 2020 en la puerta de su casa.

Un día después, la familia de Bello en La Coruña recibía la notificación por parte de las autoridades, pero la descripción del surfista distaba totalmente de lo que ellos y sus amigos conocían.

Según la Policía, el gallego era uno de los “grandes capos de droga” en Siargao y portaba una riñonera con un arma de fuego cuando tres efectivos intentaron tenderle una trampa y, así, desenmascarar sus negocios ilícitos.

La operación, liderada por el capitán Wise Vicente Panuelos, pretendía que otro uniformado, Ronel Pazo, se citara con Bello en su vivienda y le comprara algo de droga. El tercer efectivo implicado, Nido Boy Cortes, arrestaría al español al momento de la transacción.

Pero nada de eso ocurrió. Los policías señalaron que su treta fue descubierta y el surfista, con paso por las inferiores del Deportivo La Coruña, intentó huir efectuando disparos, por lo que se vieron “forzados a defenderse”. Hoy, los tres son acusados de asesinato, perjurios y falsificación de pruebas.

Nueva investigación

De acuerdo a El País, el caso de Diego Bello es uno de los 12.000 que, según Human Rights Watch, se han visto involucrados en supuestas operaciones antidrogas de la Policía de Filipinas.

Tras la puesta en marcha de una violenta guerra contra el narcotráfico, decretada por el presidente del país, Rodrigo Duterte, son 52 los homicidios con indicios de ejecuciones extrajudiciales.

Familia de Diego Bello pidió justicia en España.
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Bello era un reconocido empresario hotelero de Siargao y, las dudas iniciales respecto a su muerte, llevaron a su familia a exigir una investigación a la Fiscalía para comprobar lo informado por los uniformados.

Esa segunda versión echó por tierra la inicial. Palabras de testigos, la revisión de la escena del crimen y los registros policiales evidenciaban que, lo afirmado por los efectivos, distaba mucho de lo que ocurrió en realidad.

“Escenario inventado”

Para la Fiscalía de Filipinas, las pruebas recabadas con decidoras: el tiroteo entre Diego Bello y los policías jamás existió y se trató de un “escenario inventado”.

La evidencia más clara, es que en el lugar se encontraron casquillos de dos calibres (el arma policial y la supuestamente utilizada por el deportista español), pero a tan corta distancia que es inverosímil que el único herido haya sido el gallego.

También, el último disparo que recibió el atleta no corresponde con ninguna de las armas involucradas en el citado intercambio de balas y, de acuerdo a la segunda investigación, fue realizado por el capitán Wise Vicente Panuelos cuando el deportista ya estaba abatido en el suelo.

Por si fuera poco, el nombre de Bello no aparece en ningún registro de la Agencia de Control de Drogas pese a ser un “capo del narcotráfico”, según los oficiales hoy acusados.

Para la Comisión de Derechos Humanos de Filipinas, existe un vínculo que relaciona al deportista hispano con uno de sus asesinos: el capitán Panuelos.

El oficial proviene de la misma zona que Migz Villafuerte, gobernador de Camarines del Sur. El político se hospedó en uno de los negocios de Bello para protestar por el ruido y amenazó a uno de sus empleados: ¿No sabes quién soy? ¡Puedo dispararles y hacerles desaparecer arrojándolos al manglar!”.