A fines de enero Benjamín Hudson estaba en Japón alucinando con un especial torneo de BMX flatland para el cual recibió una invitación. El chileno, uno de los mejores del orbe en su disciplina, vivía el día a día impresionado en suelo nipón.

“Era como el evento más grande de la historia en presupuesto”, asegura, recordando aún con emoción la experiencia. Sin embargo, cuando todo hacía pensar que el 2020 sería una una temporada espectacular con tan notable arranque del circuito, el coronavirus apareció y paralizó por completo su especialidad.

Hudson aprovechó la suspensión para volver lo antes posible a Chile, conmovido porque la televisión japonesa mostraba desabastecimiento y un panorama gris, con mascarillas agotadas y grandes filas en los negocios. Así logró aterrizar justo semanas antes que se cerraran las fronteras en nuestro país. “Fue un alivio”, afirma.

En su Santiago natal, el ‘Benja’ no ha dejado de entrenar. La facilidad que le da su deporte de practicar en plano, sin ramplas aposteósicas ni grandes obstáculo, le ha permitido mejorar su técnica y se entusiasma de cara al futuro.

De hecho, ni siquiera una fuerte lesión que lo tuvo prácticamente dos meses sin subirse a una bicicleta lo amilanó. “Logré recuperar mis técnicas”, dice con confianza el deportista de Redbull.

Ahora, Benjamín Hudson piensa en la temporada que vendrá, mientras a la vez continúa con proyectos como una película y las clases de flatland para niños con las que pretende alcanzar un cambio social. Así pasa el día a día, el que interrumpió para conceder una entrevista a BioBioChile.

Sus inicios, su estadía en China y el quedarse sin ídolos porque “ahora todos son mis amigos”. Así fue el ‘mano a mano’ con una estrella de la variante más artística del BMX.

Cedida | Alfred Westermeyer | Red Bull

Hola Benjamìn ¿Cómo has vivido todo el tema del coronavirus? ¿Te tocó pasarlo en Chile?

La verdad a mí me tocó vivir el tema del Covid un poco antes de lo que llegó a Chile. En enero me invitaron a un campeonato en Japón y para esa fecha ya en China estaba empezando como a dejar estragos, y habían llegado un par de casos a Japón. Entonces allá yo vi todo lo que eran las filas en los supermercados, que ya se habían agotado las mascarillas y todo eso.

¿En qué momento se da la posibilidad de volver acá?

Para ese entonces, en enero, todavía no habían fronteras cerradas ni nada. Entonces alcancé a ver un poco lo que era allá y yo llegué a Chile a finales de enero. Llegué justo como a esa etapa un poco antes de la cuarentena y nada, me tocó quedarme acá. Menos mal me tocó aquí, a otros amigos les tocó en Canadá y tuvieron que quedarse allá.

¿Qué ocurrió con ese torneo?

El de Japón era un campeonato. De hecho era el más grande que se ha hecho de flatland, como de la historia yo diría. Era uno invitacional. Invitaron a distintos riders de todo el mundo y a un par de locales. Era un evento muy grande que tenía skate, ramplas, break dance, motofreestyle, una experiencia bacán. Unos presupuestos de campeonato que no se habían visto nunca. Así despedí la temporada de campeonato.

¿Alcanzaste a competir? ¿Qué resultado tuviste?

Dentro de todo, para el nivel que había, me fue bien. Quedé contento porque logré tirar los trucos que quería. El sistema funcionaba como con llaves de batallas y entonces está toda la primera ronda. La primera batalla la gané y ya en la segunda llave de batallas ahí perdí. No te dan lugar específico, pero quedé top-8.

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La bicicleta fue siempre parte de mi vida
- Benjamín Hudson

¿Qué seguía después de este evento que mencionas? ¿Cómo sería la temporada?

De hecho el siguiente campeonato que venía era en Japón de nuevo, en abril. Después venía Francia y se cerraba en China. Casi siempre esas son las fechas más sólidas que hay durante el año. También otros campeonatos van apareciendo, pero esta vez nada. Como explotó todo en marzo, ya sabíamos que Japón ya no era una opción. Al final tuvieron que cancelar el circuito por el año entero y ahí quedó todo.

¿Cómo lo haces para entrenar?

La verdad es que soy muy afortunado. Primero porque el deporte que practico solo se necesita un plano de cemento, baldosa, lo que sea, nada más. Y también tuve la suerte que hace hartos años en el patio de mi casa hicimos un radier. Entonces apenas partió la cuarentena pude entrenar.

Ha sido provechoso, entonces. Imagino

Sí, pero al principio tuve un problema, me caí y me reventé la rodilla. Estuve afuera como mes y medio pero volví con todo. Menos mal pude recuperar el nivel durante todos los meses que estuvimos en cuarentena.

“La bicicleta fue siempre parte de mi vida”

¿Cómo conociste el flatland? Esta variante del BMX que no es tan conocida

La verdad se dio de manera súper natural. La bicicleta fue siempre parte de mi vida. Cuando ya era adolescente el BMX encajaba perfecto porque era como un deporte más de la calle, mis amigos andaban en skate y yo solo quería la BMX para pasarla bien. Pero me di cuenta que acá al frente de mi casa lo único que tenia era el plano, entonces hacia equilibrio y era todo como un juego. Pero me quedó gustando, y después de como un año de practicar busqué en Youtube y me di cuenta que lo que estaba haciendo se llamaba BMX flatland, y ahí entendí que era un deporte.

¿En qué momento es que dices ‘Puedo dedicarme a esto’?

Creo que fueron un par de momentos en mi vida que me dieron como esa confianza. El primero cuando tenia 17 y ya tenía un par de auspiciadores, me compraron un pasaje a un latinoamericano en Colombia y con 17 quedé en el primer lugar. Eso me dio confianza y me dije, que sí, que tengo buen nivel.

Después con 18 se me presentó la posibilidad de ir trabajar a China, haciendo demostraciones, y nada, un poco con la confianza que tenía buen nivel y que podía ir a trabajar. Ahí me dije ‘voy a intentarlo, por qué no’. Se dio y todo fue escalando después. Son varias situaciones me permitieron llegar a donde estoy ahora, con buenos auspiciadores, buenos rankings también, varios momentos me dieron confianza.

Esa aventura en China, la primera, ¿Cómo fue eso?

Fue fuerte al principio, muy impactante. Iba sin saber nada. No sabía donde me iba a quedar, nada. Era solamente porque un amigo me dio un contacto de un parque de diversiones que contrataba extranjeros para exhibiciones. Eran tres al día, pero se pagaban bien.

¿Costó mucho la adaptación?

Fue bien fuerte el cambio cultural de la comida, por ejemplo. El idioma también me costó mucho al principio pero después de unos meses me acostumbré y me acuerdo perfecto.

Haces un balance positivo

Es que estoy muy agradecido de ese momento por conseguir algo que ningún chileno antes había logrado, o muy pocos, sobre todo con un deporte muy poco convencional, que en el fondo era vivir de eso.

¿Tenías alguna aspiración en específico para esta temporada?

El año pasado en noviembre, en la última fecha en China donde se hace el campeonato Mundial, en que la UCI ya reconoce el flatland como un deporte y hace este campeonato donde si uno gana, gana una medalla para el país. El año pasado clasifiqué primero, entonces tenía como mucha esperanza de llegar al podio, pero el neumático de mi bicicleta se reventó en las finales. Fue una lata porque no pude concretarlo.

Querías tu revancha…

Claro, tenía la esperanza de volver al mismo campeonato este año y llegar al podio. Pero ahí quedó todo. Practicando no más este año.

Conociendo el flatland: “No es deporte extremo, es como un baile en la bicicleta”

¿Por qué crees que se da que tu deporte no es tan conocido? En comparación el BMX más convencional

Eso es interesante, porque lo vengo pensando hace varios años. Creo que la razón de fondo es que la gente aun no entiende que el flatland no es deporte extremo, es como un baile en la bicicleta, es una rama mucho más artística del BMX. Bajo esa premisa, la gente tiende a mirarlo con otros ojos, porque se confunde con la bicicleta que usamos. Entonces nuestro deporte se presenta generalmente de manera que no es la correcta, debería ser más abordada como el break dance, como para ese público.

¿Puede afectar que quizás los trucos no se ven tan espectaculares? Por el tema de ramplas y todo eso

Yo creo que otra razón es porque es muy difícil, es súper técnico, tanto que toma años el aprender recién los trucos básicos para empezar a crear y disfrutar del deporte. Entonces, sobre todo con nuevas generaciones que quieren todo instantáneo, les ha costado. Yo creo que es el caso particular de América, porque en Asia y Europa hay niños de 8 años andando casi como un profesional del circuito, entonces la cultura también tiene mucho que ver. Los japoneses son el único país que está desarrollando nuevas generaciones con un nivel demasiado aumentado.

¿Cómo crees que el flatland podría adquirir mayor popularidad? ¿Has trabajado en ese ámbito?

La verdad que a lo largo de los años con un amigo, Carlos Espinosa, formamos una empresa donde hacemos clases, enseñamos este deporte, donde trajimos las bicicletas que no estaban y eso ayudó a algunos a empezar. Pero sabes qué, más que tratar de meter el deporte que practico y querer que muchos lo hagan, para mí empezó a evolucionar esa idea y se transformó en que lo que quiero inculcar son valores.

¿Por qué ese objetivo tan específico?

Porque creo que eso está faltando en la sociedad para hacer un impacto o cambio de verdad. Son valores, porque siento que hoy estar tanto en Internet o detrás de una pantalla, hace que los niños se desarrollen de otra manera. Entonces el flatland es una herramienta también para poder inculcar valores, como el respeto, autoconocimiento, valores que van relacionados al freestyle. Eso es lo que queremos mostrar.

Además es una especie de ayuda general a la sociedad

Sí, y la verdad es que el hecho que muchos niños hagan flatland no creo que me de la misma satisfacción de saber que estoy ayudando a generar un cambio real en la sociedad.

Si el flatland es tan difícil como mencionas ¿Cómo lo haces para pensar en nuevo truco, generar una rutina y ser original?

En el flat te diría que para ser un rider profesional esa es la clave, ser original. Desde ahí nace todo el deporte y así se gana el respeto de los otros rider. Es lo más difícil que tiene uno después que ya tiene la técnica. En mi caso en particular tomo inspiraciones de varios lugares, e incluso de otros deportes.

Recuerdas algún ejemplo en específico…

A mi bicicleta en un momento le hice un cambio de bajarle el asiento y dije no voy a tomar más el asiento, que es lo que generalmente la mayoría utiliza como clave para hacer sus trucos. Entonces yo decidí no hacerlo y eso hizo que toda mi forma de andar cambiara. Busqué otros caminos y fui encontrando mi estilo y sello personal.

¿Y de qué otros lugares te inspiras?

A veces observo movimientos de bailes, y me inspiro. De todos lados, es algo bien orgánico. No es que me siento a pensar qué truco nuevo puedo hacer, es algo del día a día que se va dando naturalmente.

¿Qué es lo que más te gusta del flatland?

En general aprecio mucho el estar en al calle todo el día con amigos, el compartir un espacio. También que en el flat con un plano ya tengo todo, en cambio en otros deportes se necesita infraestructura, la que va cambiando, entonces me imagino que uno nunca está satisfecho en el lugar donde está.

Imagino que el competir también te da gusto

Sí, y también me gusta saber que me estoy midiendo con otros riders, en igualdad de condiciones. Que no es que uno tuvo un mejor lugar para andar que yo y por eso va andar mejor.

Cedida | Alfred Westermeyer | Red Bull

“En el ciclismo ya no tengo ídolos, ya son todos amigos míos”

¿Probaste con algún otro deporte cuando eras más niño?

Sí, cuando era más chico me gustaba harto el básquetbol. Pero cuando era bien chico, iba en la básica. Después también iba al cerro con mis papás a andar en bici y ahí como que viene todo este apego a la bicicleta. Mis primeros recuerdos eran con mi papá andando en el cerro en bici. Son los dos deportes que practiqué antes de hacer flatland.

¿Hay algún deportista del flatland en el que admires o en el que te inspires? ¿Algún ídolo?

La verdad que es curioso, pero en un principio me inspiraba en todos estos riders que veía en videos. Para mí eran como mis ídolos, los seguía, veía todo el día sus videos. Pero después que empecé a viajar y los conocí se transformaron en mis amigos. Entonces es una relación un poco extraña (risas).

Además pudiste competir con ellos

Sí, después me tocó competir con ellos y les gané a algunos (risas), entonces fue mutando y la verdad que hoy en día tal vez estos referentes que tengo del flat se salen un poco del flat, y son referentes tal vez de otra índole, como de la moda, músicos, de ese tipo. En el ciclismo ya no tengo ídolos, son amigos míos.

Y de otro deporte ¿Algún ídolo? Quizás algún deportista chileno

Nacional la verdad que no hay mucho. Pero así como un deportista en general, hay un tipo que se llama Nigel Sylvester, que hace BMX en otra disciplina, en street. Creo que la manera que toma el deporte y lo muestra es muy interesante. Es un pionero en ese sentido. Él sería mi ídolo, pero como figura más que como deportista también.

¿Cuáles son aspiraciones para lo que queda de año? ¿Que te gustaría realizar?

Toda esta situación de estar encerrado igual me ha ayudado a desarrollar otras áreas que también me llamaban la atención, como la moda, por ejemplo, he estado metiéndome en el hacer ropa. Entonces estos meses que quedan voy a poder poner en práctica varias cosas que he aprendido de eso gracias a la cuarentena.

¿Y algún proyecto relacionado con lo deportivo?

También tengo un proyecto importante, que vengo trabajando del 2018, es una película que tengo junto a la productora G·LAB Media House que se llama ‘What the Flat!?’. A ese proyecto le he puesto todo el cariño, toda la atención, así que nada, contento porque por fin va a salir durante estos meses y es lo que me ha mantenido ocupado.