A lo largo de su exitosa carrera, el exboxeador Mike Tyson enfrentó a grandes peleadores como Tony Tucker, Michael Spinks o Larry Holmes, pero ninguno tan grande como el medallista olímpico Tyrell Biggs.

El ganador de la presea dorada en Los Angeles 1984 fue el rival de ‘Iron Mike’ en su primera defensa del título unificado de los pesos pesados, el 16 de octubre de 1987, y su combate estuvo cargado de provocaciones.

Todo comenzó en las semanas previas a la cita olímpica estadounidense. Según reveló en su libro “Undisputed Truth” (La Verdad Indiscutible), Tyson viajó al lugar de entrenamientos del equipo norteamericano para desearle suerte a sus colegas, pero no encontró la respuesta esperada.

“Tyrell se echó a reír cuando me vio. Recuerdo que dijo ‘no sé nada sobre él, pero ciertamente no subirá a ese avión"”, relata Mike en el libro, aludiendo a que no fue seleccionado para el equipo estadounidense de boxeo.

Luego, semanas antes del combate que los enfrentaría por el título mundial pesado, el invicto Biggs volvió a burlarse de Tyson, esta vez mediante mensajes que le enviaba mediante la prensa.

“Nunca ha peleado con alguien como yo. No conozco a ese Tyson del que me hablan, de la forma en la que ustedes lo hacen. Conozco a Tyson desde hace mucho tiempo y me reservo el derecho de ir y derrotarlo”, amenazaba el peleador de casi dos metros de altura (1,96).

“Yo soy como su padre, está hecho para mí: el ‘hijo de Ty’ (Ty-son)”, continuó bravuconeando Biggs, recalcando en que no tendría problemas para acabar con su “pequeño” rival que medía 1,78.

“Él es fuerte, pero su fuerza no me hará daño. Cada luchador con el que peleo es más fuerte que yo, pero a medida que la lucha continúa, mientras uso mi movilidad y capacidad de boxeo, la fuerza ya no es un factor. ¿Qué hará él entonces?”, fue la última amenaza de Tyrell.

Boxing Hall of Fame
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“Lloraba mientras lo golpeaba”

Mike, por su parte, estuvo llamativamente silencioso antes del combate. Su actitud fanfarrona ya era reconocida en el mundo del boxeo y la prensa estaba ansiosa por ver cómo enfrentaría al ‘gigante de Pennsylvania’.

El inicio de la pelea en el Boardwall Hall de Atlantic City estuvo marcado por la poca efectividad de Tyson y los constantes movimientos de Biggs, quien pudo ejecutar su táctica a la perfección.

Sin embargo, la distancia establecida por Tyrell flaqueó en el final del segundo round, donde ‘Iron Mike’ le conectó un gancho derecho que le partió el labio. Un golpe que marcó un antes y un después.

Ya en el tercer asalto, Biggs no fue el mismo. Intentó responder a los golpes de Tyson, que cada vez causaban más daño, y cedió toda distancia en la cuarta manga para caer en el estilo de pelea del campeón.

Los jabs y ganchos de Mike fueron recurrentes en el quinto y sexto round hasta que, en el séptimo, la pelea tendría su episodio final. Un golpe de izquierda tumbaría a Tyrell, quien logró ponerse en pie cuando el conteo del árbitro iba en 9.

Sin embargo, el ‘gigante de Pennsylvania’ solo pudo estar otros cinco segundos en pie antes de caer nuevamente a la lona: otro gancho izquierdo de Tyson bastó para que el combate acabara en nocaut técnico.

“Se puso a llorar mientras lo golpeaba, quizás desde el tercer o cuarto round”, comentó orgulloso Tyson luego de la pelea, tras dejar en claro quién era el campeón.

Biggs se dio cuenta muy tarde que en el boxeo, y para ‘Iron Mike’, el tamaño no importaba.

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