Los Juegos Panamericanos de Lima dejaron grandes historias que contar. En el caso del Team Chile, se trató de una participación histórica. Fueron 50 medallas, rompiendo el registro de Buenos Aires 1951 y ubicándose en el octavo lugar del medallero general.

En medio de esta exitosa delegación, había una clavadista que hace un año y medio generaba grandes expectativas. Se trataba de Mayte Salinas, que con 19 años ostentaba el récord nacional de trampolín tres metros.

De padre chileno y madre peruana, esta promisoria deportista soñaba con representar al país, sin embargo, terminó formando parte de la delegación del anfitrión de los Panamericanos. ¿La razón? como suele ocurrir con varios deportistas, el poco apoyo de la Federación fue factor determinante para tomar su decisión.

En conversación con El Comercio, Salinas indicó que “en Chile, las federaciones que no son de fútbol solo se enfocan en sus problemas, no ayudan al deportista. El contexto que viví me desmotivó totalmente. Estaba triste, aburrida con la situación. A veces lloraba de impotencia porque siempre di lo mejor de mí, pero nunca hubo apoyo”.

“En el Perú me ofrecieron algo mejor, un proyecto. Por eso me vine, prioricé mi crecimiento”, agregó. Por lo mismo, disputó las competencias de clava en trampolín de uno y tres metros por el país incaico.

Factor clave en esta decisión fue el entrenador venezolano, Alfredo Borges, a quien admiraba: “Cuando se enteró que estaba acá, decidió venir también. Hizo los trámites de su nacionalización y la estamos puliendo, porque la formación que recibió allá no fue la adecuada, pero ha ido progresando”, indicó el técnico.

Pese a no clasificar a las finales, esta promisoria clavadista valoró la instancia, señalando que “estaba nerviosa por mi estreno luego de tanto tiempo, pero a la vez feliz porque mi familia llegó para apoyarme. Además, nunca había visto tanto público en un torneo de clavados”.