Hay historias que el paso del tiempo no logra sepultar. Ejemplos en vida de las grandes cosas que un ser humano puede alcanzar en base a sacrificio y perseverancia.

Para bien y para mal, la historia de Chile siempre ha estado ligada al mar. Algunas veces da y otras veces quita. Y en ocasiones nos regala la oportunidad de presenciar hazañas que nadie se imaginó que algún día se concretarían.

A fines de los setenta y principios de los ochenta, un hombre atípico se ganaba las loas y aplausos de todo el país. Mirada al frente con determinación y equipado solo con su traje de baño, una gorra y anteojos, se lanzaba a las frías aguas de las costas nacionales e internacionales con el único objetivo de dejar en alto el nombre de Chile.

Se trataba de Víctor ‘Tiburón’ Contreras, el principal pionero del nado en aguas abiertas en el país. Pese a que su contextura física era atípica a la de un nadador (medía 1,64 metros), en el agua se transformaba y escribió en páginas de oro una de las carreras deportivas más exitosas que ha presenciado el país.

Si nos ponemos a enumerar sus travesías, esta nota no se terminaría nunca de escribir. Y es que tal como relatan sus cercanos, apenas saliendo del agua tras lograr una marca, con el frío calándole los huesos, ya tenía en mente el próximo desafío.

Para hacerse una idea a quienes nunca escucharon de este gran deportista, el Tiburón instauró varios récords a nivel mundial y completó algunas de las travesías más extremas.

En 1979 cruzó el Estrecho de Magallanes sin traje de goma y un año después cubriría el Canal del Beagle y el Cabo de Hornos. Adquirió fama mundial cuando el 31 de agosto de 1981 instauró un record que se mantuvo por más de diez años, tras cruzar los 22 kilómetros del Estrecho de Gibraltar en tres horas y 27 minutos.

Su espíritu aventurero no lograría aplacarse y en 1982 completa el cruce del Canal de la Mancha, en una travesía que contempló 46 kilómetros y duró más de doce horas y por si fuera poco fue el primer ser humano que ha nadado en el Mar Antártico sin protección.

Víctor Tiburón Contreras
Víctor Tiburón Contreras

Tras su retiro, Víctor siguió ligado a su gran pasión. Esta vez, desde la orilla de la playa, donde se encargó de formar a las nuevas generaciones de nadadores en su querido Valparaíso.

Era una clásica postal verlo en la arena de la playa Torpederas o Las Salinas junto a ‘Los Delfines del Tiburón’, entrenando aunque lloviera y tronara, porque también la disciplina fue uno de sus rasgos característicos.

Con el paso del tiempo, los ecos de sus hazañas se fueron apagando. El pago de Chile le dicen algunos. Por largos años luchó por un reconocimiento en vida, aunque como suele pasar en el país, llegamos tarde.

El martes 26 de junio del 2018, Víctor dejó esta tierra en medio de sus seres queridos y tras un largo periodo donde las enfermedades mermaron su estado físico pero no su determinación.

Una insuficiencia cardíaca además de una severa diabetes que le costó la amputación de una parte de su pierna derecha no fueron suficientes para doblegar su espíritu. En vida nunca le llegó el reconocimiento público que tanto buscó pero su legado sigue vigente y se refleja en los cientos de nadadores que hoy en día buscan replicar sus hazañas.

En conversación con BioBioChile, su hijo, Víctor Contreras, junto a Julieta Núñez y Mario Allende, destacados nadadores que fueron formados por el Tiburón, repasaron sus hazañas y cómo vivió sus últimos años, nadando contra las aguas del olvido en el Hospital de Quilpué.

Víctor 'Tiburón' Contreras
Víctor ‘Tiburón’ Contreras

“El nunca pidió que le dieran plata, todo lo que hizo fue por vocación”

El destino de Víctor Contreras Fajardo parecía estar escrito de antemano. Desde pequeño siguió los pasos de su padre y le ha dedicado su vida a la natación.

Pese a la rigurosidad de los entrenamientos, Víctor recuerda con mucho cariño aquellos días donde pasaban más tiempo en el agua que en tierra firme:”Mi viejo era fiel a la natación. Había oportunidades que ahora no me explico, era invierno y nosotros nos metíamos al agua a las ocho de la mañana en Valparaíso”.

Sin embargo, esa determinación que lo caracterizó fue clave para lograr éxitos deportivos. El Tiburón no tenía aspecto de uno, de hecho siempre decía que tenía contextura de luchador.

“Él tenía mucho corazón, cuando comenzó a nadar no tenía estilo ni condiciones, siempre recalcaba que era a puro ‘ñeque’. Tras cruzar el Estrecho de Magallanes, el Canal de la Mancha y el récord en Gibraltar, recién ahí pudo recibir apoyo más directo del gobierno, antes eran privados y de su propio bolsillo, golpeando puerta a puerta para juntar la plata e ir a nadar por las distintas partes del mundo”, relata Víctor, quien actualmente entrena al club Tiburón Chile.

Si bien, su padre era un poco frío y estricto, Víctor guarda con cariño los momentos que vivieron juntos en el agua. Sin dudas, el que más lo marcó fue cuando con catorce años logró cruzar el Estrecho de Magallanes, en un día que las condiciones climáticas no los acompañaron.

“Cuando logro llegar al otro lado, dando mis últimos pasos, es el quien sale a recibirme con una toalla. Va, me abraza y se pone a llorar conmigo. Me quedó marcado porque mi papá no era de expresar sus sentimientos”, indicó.

Esa misma impresión tiene Mario Allende, quien junto a Víctor fue uno de sus primeros pupilos y estuvieron encargados de impulsar por varias décadas el nado de aguas abiertas en el país.

“Como formador y entrenador tenía esa personalidad que tienen algunos ídolos como el ‘Chino’ Ríos. Era de un carácter fuerte y no le tenía miedo a nada, además sacó a muchos niños deportistas”, señaló el actual entrenador del equipo Tiburón.

Por lo mismo, cuando murió su mentor estuvo a punto de dejar la natación, pero recordó que al Tiburón le hubiese gustado que ellos siguieran adelante, porque ese era su lema de vida.

Sobre el legado que dejó en el país, Allende no duda en recalcar que “ahora en Valparaíso está lleno de escuelas de natación, pero a principios de los noventa éramos los únicos y de a poco se fue sembrando esa semilla, fue una persona relevante en la motivación de las aguas abiertas aquí en Chile”.

Y además, avisa que: “Mientras estemos, su legado siempre permanecerá en nuestros corazones y para entregárselos a las nuevas generaciones, hay que sacar nuevos valores al agua abierta”.

Equipo Tiburón Contreras
Equipo Tiburón Contreras

“Mi papá siempre luchó para que lo reconocieran en vida”

El 23 de agosto de 2018 no fue una fecha cualquiera en la Cámara de Diputados. El diputado, Andrés Longton, se paró frente a un micrófono y le entregó un sentido homenaje póstumo a Víctor Tiburón Contreras.

Pese a que ya se había aprobado levantar un monumento en la playa Las Torpederas de Valparaíso como reconocimiento a su trayectoria, el Tiburón no alcanzó a vivir para presenciarlo y aún no se sabe de más avances.

En el palco estuvo presente su hijo, su señora Mafalda y varios amigos cercanos. Entre ellos estaba Julieta Nuñéz, una de las nadadoras que más hazañas ha logrado después de Víctor.

Esta audaz deportista que además es Presidenta del Sindicato de pescadores de la Caleta San Pedro de Concón estuvo junto al Tiburón en sus momentos más difíciles. Por lo mismo no oculta su decepción por la forma en que lo trataron.

“Me da rabia porque siempre le decían que sí y al final ni siquiera en su muerte lo apoyaron, Sebastián Piñera fue el que le dio la pensión de gracia, antes no le dieron nada cuando tuvieron que haberlo apoyado, murió en ese hospital de Quilpué, que hasta el celular se lo robaron”, relata Núñez.

Y es que no sólo destacaba en el ámbito deportivo, según Julieta ‘el nunca olvidó sus raíces y siempre apoyó a los niños de bajos recursos. Siempre estaba pidiendo apoyo para juntar planta y llevar a todos a participar de los nacionales’.

En dicha faceta, su rol como entrenador de futuras generaciones lo refleja a la perfección: “El no hacía clases por plata, lo hacía por vocación, nosotros nunca le pagamos una mensualidad, incluso, cuando tenía su contenedor en portales, había niños tan pobres que él se preocupaba que tomaran once antes de irse a la casa para que comieran algo”.

Ahora el ‘Tiburón’ yace en el mausoleo de los Panzers del 68. Su despedida estuvo cargada de emotividad, sin embargo, siempre estará esa ‘espina clavada’ por no haberle dado un reconocimiento en vida.

“Mi papá siempre luchó por eso, decía que no lo habían reconocido en vida en forma pública. Andrés Longton fue el único que se movilizó en el Congreso, le iban a hacer un homenaje en honor a él, lamentablemente no alcanzó a ese día”, indica Víctor.

Siguiendo en dicha línea recalcó que “era un tema que siempre salía a la palestra cuando le hacían entrevistas, que siempre comentaba ‘van a esperar que este bajo tres metros bajo la tierra’, era un tema que le habría gustado mucho, porque él era un deportista muy agradecido”.

Y ese agradecimiento se vio reflejado hasta sus últimos días. El deseo del ‘Tiburón’ siempre fue formar nuevos talentos y llevar la bandera del país a cada rincón del mundo.

“Él nos decía que cuando se muriera en su lapida tenía que decir ‘aquí yace un chileno que cumplió con su país’”, relata Mario Allende. Sin embargo, recalca que “pese a ser un gran deportista chileno, no se valoró mucho su esfuerzo y a última hora le dieron una pensión. Se merecía un reconocimiento público bien hecho antes de que falleciera, eso querían todos”.

Pese a lo anterior, Víctor destaca que su padre terminó haciendo clases para formar futuros nadadores. Ese es su mayor legado y en las playas de Valparaíso seguirá sonando la ya mítica arenga del ‘Siempre hacia adelante, equipo Tiburón’.

Víctor 'Tiburón' Contreras
Víctor ‘Tiburón’ Contreras