El fallecimiento de un corredor en la Maratón de Santiago 2019 llenó de críticas a la organización del evento. Dudas por la respuesta de la asistencia médica fueron el principal motivo de los cuestionamientos.

Para los encargados del evento también fue un duro golpe. “En 13 versiones, con más de 260 mil corredores, jamás habíamos tenido un fallecido. Vamos a mejorar nuestro protocolos porque no queremos que vuelva a ocurrir algo así”, comentó Francisco Riquelme, director general de la Maratón a LUN.

La competencia contó con 23 vehículos de asistencia médica: siete ambulancias (cinco básicas y dos medicalizadas), ocho bicicletas y ocho motos. Lamentablemente para Claudio Agurto, el fallecido en el evento, la ambulancia que llegó primero a atenderlo no contaba con desfibrilador.

“Las ambulancias básicas no cuentan con resucitadores cardíacos porque son las que se mueven más lento y cuesta que lleguen a los puntos. Por tanto, los desfibriladores van exclusivamente en las bicicletas y motos”, explicó Riquelme.

“Recibimos el llamado a las 11:39 horas, a las 11:45 llegó la ambulancia y a las 11:50 llegó la moto con desfibrilador. Se aplicaron todos los protocolos”, añadió el director de la maratón.

Consultado por qué falló en el caso de Agurto, Riquelme comentó que “él venía muy rezagado, casi en el cierre de la carrera, y los esfuerzos estaban concentrados en los puntos más álgidos”.

Finalmente, sobre la posibilidad de que para futuras ediciones de la Maratón de Santiago se exija una autorización médica, Riquelme enfatizó en que “seamos súper realistas, si nosotros pedimos el certificado, el 90% sería falso. Es una medida que no va a mitigar nada. Apelamos al autocuidado de las personas”.

“Una persona que corre 42 o 21 kilómetros tiene que realizar meses de entrenamiento, cuidar la alimentación y evidentemente realizarse un chequeo médico. Nosotros no podemos hacernos cargo de eso”, sentenció el mandamás de la competencia.