“Corre, Forrest, Corre”. Esta frase, la que está compuesta por tres simples palabras, es una de las más recordadas dentro del cine mundial. Y es que es casi imposible escucharla y no transportarse hasta la década de los noventa, periodo en que se hizo popularmente conocida por la cinta ‘Forrest Gump’, protagonizada por Tom Hanks y que recibió una serie de premios, entre ellos los Óscar a Mejor película y Mejor actor en 1994.

Y fue tal vez esto mismo lo que más llamó la atención de Dean Karnazes, el atleta norteamericano que no solo cobró fama planetaria luego de correr 50 maratones en 50 días, sino que además, el que se llevó el apodo de ser el “verdadero Forrest Gump”.

Es oriundo de Inglewood, California, y comenzó a escribir su historia en esta disciplina de una manera bastante peculiar. Para la noche de su cumpleaños número 30, él y un par de amigos de su círculo más cercano se encontraban bebiendo algunas cervezas en un típico bar de su condado.

“Estaba en un bar, haciendo lo que hacemos en Estados Unidos en el día de tu cumpleaños, bebiendo con mis amigos”, partió reconociendo el deportista según consignó The Guardian, agregando que pese a tener un “muy buen trabajo en San Francisco como ejecutivo, además de todo lo que te puedes imaginar -un auto de la compañía, acciones, seguro de salud- me sentía miserable”.

Fue allí cuando, tras un breve reflexión, una se metió en su cabeza y no lo dejó seguir con la celebración, obligándolo incluso a retirarse del recinto para cumplir con ella. “A las 11 de la noche, borracho, corrí 48 kilómetros en el medio de la noche. Fue la única vez en la que en verdad me sentí con vida y cuando más me sentí vivo fue cuando sentía que me costaba”, sostuvo.

Pese a que no llevaba ropa adecuada, esa noche Karmazes corrió 48 kilómetros sin parar, dando vida así a una historia de amor que años más tarde tomaría un vuelco totalmente inesperado.

Extraída del sitio: The North Face
Extraída del sitio: The North Face

El 12 de octubre del año 2005, cuando gozaba de su mejor forma física, decidió salir a correr por el norte de California. Aguantó 80 horas y 44 minutos trotando, tiempo en el recorrió 21 kilómetros por hora, hasta que algo lo obligó a detenerse en seco.

¿Forrest Gump había encontrado su límite? se preguntaron muchos al saber la noticia. La verdad es que no, solo se detuvo para dormir, respondieron otros cuando supieron el motivo.

Y es que tras dos días de alto rendimiento, donde puso sobrepasar con éxito las fátigas, los calambres y el cansancio, el sueño comenzó a hacer lo suyo. Las alucinaciones comenzaron a ganarle la partida, y se vio en la obligación de detenerse cuando se percató que se estaba quedando dormido mientras corría.

Como era de esperar, esta situación no pasó desapercibida por los científicos de su país, quienes rápidamente lo mandaron a llamar para hacerle una serie de exámenes físicos y determinar así cuál era su composición anatómica.

Dichos estudios fueron certeros y revelaron que el norteamericano tenía más glóbulos rojos que el promedio de las personas, lo que no solo le permite controlar la producción de ácido láctico, sino que también, lo que de paso lo convierte en un verdadero “superhumano”.

“Tengo la habilidad de liberar rápidamente el ácido láctico de mi organismo. El ácido láctico es la sustancia que nos crea el dolor después de ir al gimnasio o de subir una escalera muy rápido. Por eso puedo correr sin fatigarme ni sentir calambres”, señaló.

Enfatizando en que “de todas formas, me ha pasado que llevo tres días corriendo y comienzo a ponerme algo psicótico por la falta de sueño. Pero me obligo a seguir”.

Extraída del sitio: The North Face
Extraída del sitio: The North Face

Y este aparentemente el secreto de la capacidad extraordinaria de Karnazes, quien a todo lo mencionado con anterioridad le suma las 50 maratones que corrió en 50 días, así como las 10 veces que ha disputado la “Badwater Ultramarathon””, carrera más difícil del mundo, y los 560 km que llevó a cabo en tan solo 81 horas.

La creencia popular dice que el talento que tiene el atleta se podría impulsar con un entrenamiento que lleve al límite el cuerpo humano. No obstante, en el caso de Dean se cree que su habilidad es producto de una privilegiada y envidiable herencia genética.

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