A diferencia de tantas otras historias deportivas, Nicolás Ponce llegó al Jiu Jitsu, la disciplina que hoy lo tiene como uno de los grandes exponentes de nuestro país, por una razón en particular: el bullying.
El oriundo de Castro, de 25 años, fue víctima de las crueles bromas que sus compañeros de curso durante su adolescencia le hacían por su contextura física, debiendo encontrar la manera de hacerle frente a tal situación.
“Yo era un niño un poquito más ‘gordito’, más cuando estaba en la enseñanza media, así que un día decidí hacer algún arte marcial para poder defenderme de las bromas que me hacían mis compañeros y también para poder perder algo de peso”, partió recordando el isleño, en conversación con BioBioChile.
“En ese entonces conocí el karate, el que practiqué desde los 14 hasta los 17 años, que fue cuando debí abandonar la Isla para continuar con mis estudios superiores” agregó.
Fue así de simple cómo se comenzó a construir su relación con las artes marciales, las que luego de un tiempo comenzaron a atraparlo cada vez más, llegando a ser lo que es hoy en día: una gran promesa en el Jiu Jitsu chileno.
“En Temuco conocí el kickboxing, lo que hizo que quisiera aún más a los deportes de contacto. Luego de esto, pero ya en Concepción, practiqué algo de artes marciales mixtas, llegando incluso a disputar una pelea semi profesional, la que desafortunadamente perdí”, añadió.
Y sería precisamente esta derrota la que le mostró el que camino que definitivamente debía tomar, puesto que una vez se bajó del ring pudo analizar qué era lo que le estaba faltando. Llegó a la conclusión de que no solo debía mejorar su condición física, sino que además tenía que encontrar la manera de someter a sus rivales tanto en el suelo como contra las rejas.
“Ahí me di cuenta que debía practicar algo de Jiu Jitsu y fue amor a primera vista. Yo recuerdo que en mi primera clase me sentí como si siempre hubiese practicado este deporte. Como que si se hubiese hecho para mí o como si hubiese venido predeterminado en mi cuerpo”, señaló el castreño.
Agregando que “me bastaron solo tres meses de entrenamiento para competir, ganar campeonatos y comenzar a viajar por varias partes. Si bien se me hizo difícil congeniar mis estudios universitarios con los entrenamientos, pude lograr salir adelante y una vez que me titulé, comencé el camino para hacerme profesional”.
Su decisión como su esfuerzo le han permitido alcanzar éxito en la disciplina. Así lo dice su amplio currículum deportivo, donde suma importantes medallas y campeonatos logrados a nivel nacional e internacional.
“Tengo varios logros importantes, pero lo que siempre me gusta destacar es que en cinturón blanco gané todo lo que se me puso por delante. Situación similar viví cuando era cinturón azul, donde también pudo ganar varios torneos chilenos”, argumentó.
Pese a esto, Nicolás seguía sintiendo que algo más le faltaba por hacer. Y es que para él, todo el sudor derramado durante años debían ponerse a prueba ante los mejores exponentes de su disciplina, lo que lo llevó a salir del país para medirse y adquirir experiencia frente a los ‘pesos pesados’ de dicho deporte.
Fue así como decidió establecerse en Brasil, país que lo albergó y le entregó conocimientos y más experiencia, aprendizaje que por cierto ya está transmitiendo a las nuevas generaciones.
“Yo tengo un vicecampeonato y un tercer lugar en el Open de Curitiba, así como una medalla de oro y dos de bronce en los Open de Brazilian y Sao Pablo. Todo esto son Open internacionales, donde llega mucha gente a competir, ya que lo organiza la Federación de Jui Jitsu más grande del mundo, que es la IBJJF”, comentó.
El chilote también dio de qué hablar en Europa, donde subió la bandera chilena hasta lo más alto. “Puedo decir que fui campeón en Roma, Alemania, Inglaterra y en los nacionales de España. Me siento mega orgulloso” sostiene.
En la actualidad, Ponce viaja desde Brasil hacia su tierra natal, compatibiliza sus entrenamientos con su deseo de compartir sus conocimientos, los que no ha dudado en transmitir a los jóvenes isleños que se comienzan a enamorar de este deporte.
“Acabo de sacar un segundo lugar en el Campeonato de Equipos de Brasil, que es el torneo más antiguo de todo el país y uno de los más prestigiosos del mundo, además de un tercer lugar en el Brasilero sin kimono, que es el evento más difícil y competitivo de todo Brasil, dado que hay miles de exponentes”, añadió el deportista.
Ponce asegura que “sería lo ideal poder contar con el apoyo de algún auspiciador, ya que torneos hay todos los fines de semanas y en todas las partes del mundo, pero no alcanza siempre para costearse los pasajes, estadía y demases. Me gustaría que apareciera alguien me ayudara a costear esto, pero está difícil porque no hay mucho apoyo”.