Una disputa entre dos mujeres que trascendió en la historia del deporte. Tonya Harding y Nancy Kerrigan, dos patinadoras artísticas sobre hielo estadounidenses, cultivaron una rivalidad tan grande que llegó a dividir a Estados Unidos en los Juegos de Lillehammer en 1994.

¿Cómo comienza la historia? Con una talentosa deportista llamada Tonya Harding, quien en En 1986 comenzaba a demostrar que estaba para grandes cosas, posicionándose en el sexto lugar en el Campeonato de Estados Unidos.

Posteriormente, se quedó con el Skate America en 1989 y, debido a sus logros, fue considerada una rival de temer en el Campeonato de Estados Unidos de 1990.

Sin embargo, una gripe hizo que realizara una performance deficiente, bajando del segundo lugar al séptimo de golpe.

Harding era ambiciosa y sabía que el año siguiente (1991) era decisivo para despegar. Y así lo hizo, pues realizó su primer triple axel (triple salto en el aire) en el Campeonato de Estados Unidos, lo que le hizo ganar el título.

Pero eso no fue todo, pues repitió la maniobra en el Campeonato del Mundo, lo que la convirtió en la primera norteamericana en realizar un triple axel en una competencia internacional.

Su rutina la hizo merecedora del segundo lugar. El campeonato se lo llevó Kristi Yamaguchi.

Sin embargo, la patinadora no pudo mantener su nivel y en 1992 quedó tercera en el Campeonato nacional, pues no logró repetir el triple axel que le había dado el título años anteriores.

Pero eso no fue todo, pues ese año finalizó cuarta en los Juegos Olímpicos de Invierno y sexta en el Campeonato Mundial. Al año siguiente ni siquiera llegó a clasificarse para este último.

Sus resultados no mejoraban y la tensión aumentaba. En ese momento apareció la joven Nancy Kerrigan, la princesa de Estados Unidos y un imán para los patrocinadores.

En 1991 se había quedado con el tercer lugar en el Campeonato nacional, clasificando al Campeonato mundial, donde se quedó con la medalla de bronce. Recordemos que ella era compañera de equipo de Tonya Harding y Kristi Yamaguchi.

El año siguiente mejoró su rendimiento y acabó segunda en el Campeonato nacional. Además, ganó una medalla de bronce (Yamaguchi ganó el oro) en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1992 y obtuvo la medalla de plata en el Campeonato Mundial de 1992.

Y para coronar su actuación, en 1993 se coronó campeona nacional de Estados Unidos, mientras que en la otra esquina Harding veía como su compañera y rival ascendía, mientras ella se hundía en su desesperación por mejorar.

El ataque

Llegó 1994 y comenzaba un nuevo Campeonato nacional que otorgaría plazas olímpicas para Lillehammer 94, y como era de esperar, Harding y Kerrigan eran las favoritas. Pero algo inesperado ocurrió.

El 6 de enero de ese año Kerrigan se encontraba practicando en Detroit para el Campeonato nacional, cuando al terminar la sesión, un hombre ingresó y golpeó, con un fierro, a la patinadora en el muslo, escasos centímetros por encima de la rodilla.

Su misión era fracturarle la pierna, pero no lo consiguió. Sin embargo, le provocó una lesión que le obligó a perderse el Campeonato de Estados Unidos, competición que ganó Harding.

Las imágenes de Nancy Kerrigan llorando en agonía, gritando “¿por qué?”, una y otra vez, sacudieron al deporte estadounidense en esos momentos.

Pero para sorpresa de muchos, aún no había terminado lo peor. Tiempo después se comprobó que el exmarido de Harding, Jeff Gillooly, y su guardaespaldas, Shawn Eckhardt, contrataron a Stant para lesionar a Kerrigan y asegurarse así de que no fuera a los Juegos Olímpicos de Invierno de 1994 en Lillehammer.

Se pensó que Nancy no participaría de estos juegos, pero el equipo estadounidense decidió concederle la otra plaza, que comenzó con una contrarreloj de seis semanas para recuperarse.

En la otra esquina, Harding vivió seis semanas de furia.

Juegos Olímpicos de Invierno 1994

Su exmarido y el agresor terminaron en prisión y todo Estados Unidos se hizo la siguiente pregunta: ¿Estaba la patinadora detrás del ataque? Ella negó cualquier implicación, pero fue señalada por los acusados.

Harding confesó que supo del ataque después de haberse producido, no antes.

La preparación y posterior participación en los Juegos Olímpicos de Invierno desataron un revuelo mediático difícil de controlar. Ambas conformaban el equipo estadounidense. El hielo nunca estuvo tan frío.

“Ella es la princesa y yo un montón de mierda”, afirmó Harding en el documental de ESPN.

Llegó el día de la competición, que fue seguida por 48,5 millones de espectadores en Estados Unidos, el tercer evento deportivo más visto de la historia del país, según ESPN.

Harding estuvo lejos de las medallas (terminó octava) y Kerrigan, en cambio, brilló, aunque se tuvo que conformar con la plata.

A la vuelta a Estados Unidos el calvario continuó para Harding, pues fue condenada a tres años de libertad vigilada, 500 horas de servicio comunitario y una multa de 160.000 dólares.

Además, se vio obligada a retirarse del Campeonato Mundial de 1994, a renunciar a la Asociación de Patinaje Artístico de los Estados e, incluso, le retiraron su título de campeona nacional de 1994 y fue vetada en cualquier evento administrado por la asociación.

Mientras que su exmarido confesó su culpabilidad y testificó contra Harding a cambio de una rebaja en su condena, nunca se pudo comprobar su responsabilidad. Sin embargo, el juicio social y deportivo fue lapidario.