El chino Yang Jian Bing tomó el reto. Tenía que bajar ocho kilos para poder combatir en la categoría mosca (hasta 56 kilos) en un combate de Artes Marciales Mixtas (MMA, por sus siglas en inglés) a disputarse en diciembre de 2015 en Filipinas. La ambición por competir, por hacerse un nombre y por labrarse una vida mejor eran más grandes que cualquier eventual perjuicio a su salud. Pasó varios días sin comer ni probar agua, y cumplió en el pesaje. Pero el joven de 21 años no alcanzó a subirse al ring. Murió de un infarto agudo al miocardio provocado por la extrema deshidratación en que se encontraba.
Su caso no es una excepción. Dos años antes, en 2013, el entrenador del brasileño Leandro Feijao Souza lo encontró tirado en el piso del sauna. Estaba muerto. El deportista intentaba, sudando hasta la extenuación y sin ingerir líquidos, perder 15 kilos en una semana. En marzo de este año, el ruso Khabib Nurmagomedov, protagonista de la cartelera de la UFC, organización que lidera las MMA, tuvo que ser llevado de urgencia al hospital por “asuntos en el manejo de su peso”. No se descarta que no regrese a pelear.
“Es probablemente lo más peligroso que hago en todo el año”, reveló el británico Dean Garnett a la BBC, consultado por su reducción de peso. El luchador contó que se envolvía en varias sábanas para aumentar su sudoración en el sauna y que chupaba cubos de hielo para generar saliva y poder escupirla. Todo eso ayuda a acelerar el proceso de deshidratación de su cuerpo.
Dichas técnicas están difundidas entre varios luchadores. Los entrenadores del brasileño Gleison Tibau explicaron cómo su pupilo lograba perder hasta 9 kilogramos en un día.
“Durante la semana de la pelea, Gleison mantiene sus entrenamientos aeróbicos para bajar de peso junto a su estricta dieta de cero comidas sólidas y su incremento de líquidos – los cuales se encuentran entre los 6 y 8 litros por día (agua destilada o agua con 0% de sodio)- por un período de dos días hasta que gradualmente se va reduciendo el agua. Esto causa que el cuerpo elimine más agua y que no retenga nada en los momentos antes del pesaje”, relató la preparadora Stefane Dias.
A días del evento todo se trata de eliminar, de botar. “Cualquier cosa que sale de mi cuerpo ahora – orina, materia fecal, sudor – todo eso es peso perdido”, comentaba Garnett, quien tenía que perder el 10% de su masa corporal en un día.
¿Qué cómo se siente? “No muy lejos de la muerte”, responde Dean Garnett.
Los “cortes de peso” más dramáticos en las Artes Marciales Mixtas
Ben Crighton, del Centro de Salud Pública de la Universidad John Moores de Liverpool, estudió a Garnett para indagar en las consecuencias derivadas de este régimen.
Mediante pruebas de sangre, el científico verificó niveles de enzima que pueden producir daños irreparables en el hígado y en los riñones. “Los peleadores de la MMA son los que están perdiendo más peso que en cualquier otro deporte de combate”, le contó el investigador a la BBC.
Dean Garnett finalmente cumplió con su objetivo. Después de pasar por la balanza, subió siete kilos antes de la refriega. El entrenador Everton Bittar explicó cómo los luchadores se recuperan: “Tan pronto como se sube a la báscula, él comienza a introducir nuevamente agua a su cuerpo”.
Después de una ligera recuperación, él ingiere comida ligera que es rápidamente absorbida, como plátanos, uvas, ensaladas de frutas, así como Gatorade (una bebida para deportistas). También le hacemos batidos con glutamina, dextrose, maltodextrin y vitaminas para obtener una compensación que ayude al atleta. También le añadimos píldoras de calcio, potasio y magnesio debido a la deshidratación, esto le evitará los calambres durante la pelea”.
Rehidratarse solo a base de agua es insano, dicen los médicos, pues puede llevar a la hiponatremia (niveles de sodio muy bajos), desencadenando la inflamación del cerebro y, finalmente, la muerte. La autopsia realizada a Yang Bing reveló que la principal causa de su fallecimiento fue consumir demasiado líquido luego de pasar por la balanza.
Otro de los grandes riesgos que acarrea una deshidratación extrema es la rabdomiólisis, es decir, la descomposición del tejido muscular. Los músculos se dañan y liberan sustancias dañinas que sobrepasan la capacidad de filtrado de los riñones, provocando arritmias y, eventualmente, un paro cardíaco.
Garnett, invicto hasta el momento, sabe que está poniendo en riesgo su salud. El británico apunta sus dardos a las reglas de las MMA. Al no haber tantas divisiones de peso en las Artes Marciales Mixtas, los luchadores no tienen opción, asegura. Tienen que bajar o subir sideralmente su peso si quieren asegurar un combate.
“Las cosas deberían cambiar para que la gente compita más cerca de su peso, así no tendrían que cortar tanto peso y se enfrentarían a gente de su tamaño. La gente no debería de pasar por eso, ha habido muchos accidentes que no son buenos para los atletas del deporte. No solo no es bueno para tu salud, tampoco es bueno para tu cerebro. Simplemente no es bueno”, declaró el islandés Gunnar Nelson, luego de ver la impactante transformación que sufrió su compañero de entrenamiento, el laureado Conor Mc Gregor, antes de subir al octágono.
El fornido campeón se subió a la balanza con una apariencia irreconocible. Delgado en extremo, con cada músculo marcado, los ojos casi salidos y un rostro semejante a una calavera. Es el precio a pagar. Todos lo saben. También la organización detrás de los eventos. “Detrás de cada puerta en un hotel donde hay peleadores como éste, encontrarás ciruelas secándose como yo, pasando por lo mismo”, confiesa Dean Garnett. Para tener una mejor vida, los luchadores se arriesgan a acortarla.